Recojo en esta entrada uno de los microrrelatos que hemos leído como acercamiento al panorama narrativo actual. David Roas plantea de forma ingeniosa en esta narración la relación entre realidad y ficción, un tema que se convierte en recurrente en las clases de literatura y que ha ocupado buena parte de los textos de los autores que menciona, Paul Auster y Enrique Vila-Matas, a los que encarecidamente recomendamos desde el blog.
DEMASIADA
LITERATURA
Cuarto día de vacaciones en Galicia y las cosas han
empezado a tomar un extraño cariz. Algunos dirán que es una simple
coincidencia, pero no deja de ser sorprendente que en los tres hoteles en los
que hemos dormido (Ribadeo, Lugo y Muxía) nos hayan dado la habitación 201.
Como queriendo quitarle importancia, Marta dice que parece una situación sacada
de una novela de Paul Auster. O de Vila-Matas, apunto yo. Demasiado azar.
Decidimos pasar la cuarta noche en Santiago. Tras
varias llamadas infructuosas, conseguimos una habitación en un hotel del
centro. Dedicamos el día a recorrer la Costa da Morte y llegamos a nuestro
destino a las diez de la noche. Sé que parecerá imposible, pero nos dan la 201.
Si en las ocasiones anteriores la coincidencia nos hizo reír, ahora la
casualidad resulta excesiva. E inquietante. Inventamos una tonta excusa y
pedimos otra habitación. Pero —no podía ser de otra forma— esa es la única que
les queda libre. Nos miramos en silencio. Ambos sabemos que no hay otra opción:
es tarde, estamos muy cansados y en estas fechas no va a ser tan fácil
encontrar otro hotel. Y dormir en el coche está descartado. Aceptamos la 201.
Subimos en silencio. Meto la llave en la cerradura y abro la puerta con un
escalofrío. Marta aprieta mi mano. Con un rápido movimiento enciendo la luz y
miro a ambos lados, esperando que suceda lo inevitable. Pero no ocurre nada.
Todo es absolutamente normal. Maldita realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario