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viernes, 12 de enero de 2024

FORMAR "HEREJES" Y NO POLLOS DE ENGORDE

La primera entrada de este año es una continuación y un complemento de la última del año pasado. Otra vez nos acompañan las palabras del profesor Nuccio Ordine. De la introducción a su delicioso Clásicos para la vida. Una pequeña biblioteca ideal reproduzco el capítulo 11, una acertadísima reflexión del papel que hoy debe acometer la educación. 

Para otra entrada futura dejo la selección de libros que hace para esa biblioteca ideal y sus atinadísimos comentarios sobre las grandes obras clásicas que elige. Como dice Ordine, "es preciso partir de los clásicos, de la escuela, de la universidad, de aquellos saberes injustamente considerados inútiles (la literatura, la filosofía, la música, el arte, la investigación científica de base) para formar a las nuevas generaciones de ciudadanos. Porque, como recordaba Giordano Bruno en un bellísimo pasaje del Candelero, todo depende del primer botón: abrocharlo en el ojal equivocado significará, irremediablemente, seguir cometiendo error tras error".

La escuela y también la universidad deberían sobre todo educar a las nuevas generaciones para la herejía, animándolas a tomar decisiones contrarias a la ortodoxia dominante. En vez de formar pollos de engorde criados en el más miserable conformismo, habría que formar jóvenes capaces de traducir su saber en un constante ejercicio crítico.

En el aula de un instituto o de un centro universitario, un estudiante todavía puede aprender que con el dinero se compra todo (incluyendo parlamentarios y juicios, poder y éxito) pero no el conocimiento: porque el saber es el fruto de una fatigosa conquista y de un esfuerzo individual que nadie puede realizar en nuestro lugar. El acto mismo de la enseñanza puede revelarse, en efecto, como una forma de resistencia a las leyes del mercado y del beneficio: si en una transacción comercial hay siempre una pérdida y una ganancia (si compro una pluma, gano la pluma y pierdo el dinero; el comerciante, por su parte, gana el dinero y pierde la pluma), en una «transacción» intelectual un docente puede enseñar la fórmula de la relatividad de Einstein sin perderla, dando vida a un proceso virtuoso en el cual se enriquece al mismo tiempo quien recibe y quien da (¡cuántas veces, en clase, la observación de un estudiante o un silencio elocuente han resultado preciosos para el profesor!). 

El conocimiento, como recuerda con un bellísimo ejemplo el gran dramaturgo y premio Nobel irlandés George Bernard Shaw, puede compartirse de manera que todos los protagonistas se hagan cada vez más ricos. Tratemos de imaginar a dos estudiantes de cualquier instituto europeo que salen de casa con una manzana cada uno y después, al llegar a clase, se intercambian las manzanas: cada uno volverá a casa con una sola manzana. Pero si los mismos estudiantes llegaran al instituto cada uno con una idea y se la intercambiaran, en este caso, al despedirse, los dos habrían adquirido una idea más

viernes, 29 de diciembre de 2023

LA UTILIDAD DE LO INÚTIL Y LA INUTILIDAD DE LO ÚTIL

Valgan estas reflexiones del profesor Nuccio Ordine, recogidas en su ensayo La utilidad de lo inútil, para despedir este año 2023 y dar la bienvenida al 2024. Estas palabras pertenecen a la introducción del libro, que el autor calificó como manifiesto, puesto que muestra en él la reivindicación de la cultura y el saber frente a aquellos que los desacreditan o los persiguen. La obra sirve también para dar sentido a nuestro tiempo desnortado y en crisis y para defender el trabajo de los que nos dedicamos a la educación, tantas veces menospreciado.

Feliz 2024 a todos los lectores del blog.

Solo el saber puede desafiar una vez más las leyes del mercado. Yo puedo poner en común con los otros mis conocimientos sin empobrecerme. Puedo enseñar a un alumno la teoría de la relatividad o leer junto a él una página de Montaigne dando vida al milagro de un proceso virtuoso en el que se enriquece, al mismo tiempo, quien da y quien recibe.

Ciertamente no es fácil entender, en un mundo como el nuestro dominado por el homo oeconomicus, la utilidad de lo inútil y, sobre todo, la inutilidad de lo útil (¿cuántos bienes de consumo innecesarios se nos venden como útiles e indispensables?). Es doloroso ver a los seres humanos, ignorantes de la cada vez mayor desertificación que ahoga el espíritu, entregados exclusivamente a acumular dinero y poder. Es doloroso ver triunfar en las televisiones y los medios nuevas representaciones del éxito, encarnadas en el empresario que consigue crear un imperio a fuerza de estafas o en el político impune que humilla al Parlamento haciendo votar leyes ad personam. Es doloroso ver a hombres y mujeres empeñados en una insensata carrera hacia la tierra prometida del beneficio, en la que todo aquello que los rodea —la naturaleza, los objetos, los demás seres humanos — no despierta ningún interés. La mirada fija en el objetivo a alcanzar no permite ya entender la alegría de los pequeños gestos cotidianos ni descubrir la belleza que palpita en nuestras vidas: en una puesta de sol, un cielo estrellado, la ternura de un beso, la eclosión de una flor, el vuelo de una mariposa, la sonrisa de un niño. Porque, a menudo, la grandeza se percibe mejor en las cosas más simples.

«Si no se comprende la utilidad de lo inútil, la inutilidad de lo útil, no se comprende el arte», ha observado con razón Eugène Ionesco. Y no por azar, muchos años antes, Kakuzo Okakura, al describir el ritual del té, había reconocido en el placer de un hombre cogiendo una flor para, regalarla a su amada el momento preciso en el que la especie humana se había elevado por encima de los animales: «Al percibir la sutil utilidad de lo inútil —refiere el escritor japonés en El libro del té—, [el hombre] entra en el reino del arte». De una sola vez, un lujo doble: la flor (el objeto) y el acto de cogerla (el gesto) representan ambos lo inútil, poniendo en cuestión lo necesario y el beneficio.

Los verdaderos poetas saben bien que la poesía sólo puede cultivarse lejos del cálculo y la prisa: «Ser artista —confiesa Rainer María Rilke en un pasaje de las Cartas a un joven poeta— quiere decir no calcular ni contar: madurar como el árbol, que no apremia a su savia, y se yergue confiado en las tormentas de primavera, sin miedo a que detrás pudiera no venir el verano». Los versos no se someten a la lógica de la precipitación y lo útil. Al contrario, a veces, como sugiere el Cyrano de Edmond Rostand en las frases finales de la pièce, lo inútil es necesario para hacer que cualquier cosa sea más bella:

¿Qué decís? ¿Que es inútil? Ya lo daba por hecho.

Pero nadie se bate para sacar provecho.

No, lo noble, lo hermoso es batirse por nada.

Tenemos necesidad de lo inútil como tenemos necesidad, para vivir, de las funciones vitales esenciales. «La poesía —nos recuerda una vez más Ionesco—, la necesidad de imaginar, de crear es tan fundamental como lo es respirar. Respirar es vivir y no evadir la vida». Esta respiración, como evidencia Pietro Barcellona, expresa «el excedente de la vida respecto de la vida misma», transformándose en «energía que circula de forma invisible y que va más allá de la vida, aun siendo inmanente a ella». En los pliegues de las actividades consideradas superfluas, en efecto, podemos percibir los estímulos para pensar un mundo mejor, para cultivar la utopía de poder disminuir, si no eliminar, las injusticias generalizadas y las dolorosas desigualdades que pesan (o deberían pesar) como una losa sobre nuestras conciencias. Sobre todo en los momentos de crisis económica, cuando las tentaciones del utilitarismo y del más siniestro egoísmo parecen ser la única estrella y la única ancla de salvación, es necesario entender que las actividades que no sirven para nada podrían ayudarnos a escapar de la prisión, a salvarnos de la asfixia, a transformar una vida plana, una no-vida, en una vida fluida y dinámica, una vida orientada por la curiositas respecto al espíritu y las cosas humanas.

Si el biofísico y filósofo Pierre Lecomte du Noüy nos ha invitado a reflexionar sobre el hecho de que «en la escala de los seres, sólo el hombre realiza actos inútiles», dos psicoterapeutas (Miguel Benasayag y Gérard Schmit) nos sugieren que «la utilidad de lo inútil es la utilidad de la vida, de la creación, del amor, del deseo», porque «lo inútil produce lo que nos resulta más útil; es lo que se crea sin atajos, sin ganar tiempo, al margen del espejismo forjado por la sociedad». Este es el motivo por el que Mario Vargas Llosa, con ocasión de la entrega del premio Nobel de 2010, manifestó acertadamente que un «mundo sin literatura sería un mundo sin deseos ni ideales ni desacatos, un mundo de autómatas privados de lo que hace que el ser humano sea de veras humano: la capacidad de salir de sí mismo y mudarse en otro, en otros, modelados con la arcilla de nuestros sueños».

Y quién sabe si a través de las palabras de Mrs. Erlynne —«En la vida moderna lo superfluo lo es todo»— Oscar Wilde (acordándose probablemente de un célebre verso de Voltaire: «le superflu, chose très necéssaire» [«lo superfluo, cosa muy necesaria»]) no quiso aludir precisamente a la superfluidad de su mismo oficio de escritor. A aquel «algo más» que —lejos de connotar, en sentido negativo, una «superfetación» o una cosa «superabundante»— expresa, por el contrario, lo que excede de lo necesario, lo que no es indispensable, lo que rebasa lo esencial. En suma, lo que coincide con la idea vital de un flujo que se renueva continuamente (fluere) y también —como había señalado ya algunos años antes en el prefacio de El retrato de Dorian Gray: «Todo arte es completamente inútil»— con la noción misma de inutilidad.

viernes, 1 de septiembre de 2023

EDUCAR EN VALORES DEMOCRÁTICOS: TAREA URGENTE

Tras el periodo electoral vivido en los últimos meses y en el comienzo de este nuevo escolar, hay unas cuantas preguntas que me están  rondando hace unas semanas: ¿qué pensarían nuestros alumnos y sus padres si en nuestros blogs o en nuestras redes sociales o en clase hiciéramos apología del franquismo, hiciéramos comentarios homófobos o negáramos la violencia de género?, o ¿qué dirían si en esos mismos medios lanzáramos comentarios en los que negáramos la bondad de las vacunas o desacreditáramos sin ningún aval científico a aquellos que hablan del cambio climático?, o ¿cómo reaccionarían a comentarios racistas y clasistas o que directamente cuestionan algunos derechos humanos o ponen en entredicho la idea de justicia social? Estas son las ideas que están llegando impunemente a nuestro alumnado fuera de la escuela y que están moldeando su manera de pensar, porque circulan sin cortapisa alguna en redes sociales y medios de comunicación.

La educación en valores se sustenta en unos principios que hasta ahora apoyaba una gran mayoría social y política. Pero, desde hace ya un tiempo, muchos de estos valores democráticos y principios basados en la razón y la ciencia están siendo cuestionados por partidos políticos que están alcanzando puestos de responsabilidad  política. Si a ello añadimos que su actividad política se basa muchas veces en la propagación de bulos, en las mentiras, en los insultos y en la censura, es decir, en prácticas nada educativas, todo se enrarece mucho más.

¿Cómo seguir educando en valores cuando se está dando puestos de responsabilidad política, con todo lo que ello significa, a personas que públicamente en redes sociales y medios de comunicación hacen apología del franquismo, muestran opiniones racistas, misóginas y xenófobas o niegan las evidencias científicas?

Esas ideas y esas prácticas deben ser combatidas desde la escuela ahora más que nunca. Muchos docentes lo tenemos claro, pero desde diferentes ámbitos se sigue mandando a los jóvenes de nuestro país mensajes muy peligrosos que, poco a poco, van calando. Por ejemplo, casi un 20% de los jóvenes niegan la violencia de género.

En definitiva, en este arranque de curso reflexionar sobre esta situación y actuar para que los discursos negacionistas y de odio no sigan extendiéndose  es  una tarea urgente, porque no debemos olvidar que uno de los principales fines de la educación es formar al alumnado para el ejercicio de sus derechos y obligaciones como ciudadanos y ciudadanas de una democracia.

Con este propósito siempre presente, deseo un feliz curso a todos los lectores del blog.


viernes, 31 de marzo de 2023

RECETAS DE CONVIVENCIA: UNA ACTIVIDAD DE ESCRITURA CREATIVA

Cartel de Guillermo y Andrés

Hoy muestro este ejercicio de escritura creativa que han elaborado mis alumnos de 2º de ESO. Después de haber estudiado, leído y escrito diferentes textos normativos e instructivos y después de conocer cómo algunos autores, como Julio Cortázar, fueron capaces de darles la vuelta a esos textos con ironía y creatividad, se han lanzado a esta propuesta: elaborar la receta de un buen plato de convivencia. Para ello han seguido la estructura típica de las recetas y han cambiado los ingredientes culinarios por los necesarios para que haya una buena convivencia en el aula y el instituto y han propuesto un peculiar proceso de elaboración. Realizaron el trabajo por parejas y, después del borrador escrito en clase, han pasado el texto a un Din A3, con el objetivo de que fuera un cartel que pudiera utilizarse en el instituto, para lo que lo han adornado con dibujos y una caligrafía especial. Creo que los resultados están a la altura y que es una experiencia de escritura creativa que integra varias habilidades comunicativas y la educación en valores.

Todos los trabajos pueden verse en este enlace

 https://issuu.com/complemento-agente/docs/recetasconvivencia

Cartel de Elsa y Lizara

 

Cartel de Camila y Rita

 

[Las correcciones ortográficas y de estilo no están recogidas en los carteles, sino en hoja aparte]

miércoles, 8 de marzo de 2023

«SOY MUJER» DE ALEJANDRA PIZARNIK

 

Ilustración de Helena Martínez (Centro Virtual Cervantes)

Comparto con los lectores del blog, en el Día Internacional de la Mujer, este breve poema en prosa de Alejandra Pizarnik, una de las voces más singulares de la literatura argentina del siglo pasado. En este texto Pizarnik reivindica el papel de tantas mujeres que a lo largo de la historia han luchado para conseguir los derechos que hoy tenemos y la sororidad como forma de repulsa de toda discriminación machista. 

Soy mujer

Soy mujer. Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea. Es el calor de las otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y corazón guerrero.

lunes, 30 de enero de 2023

GLORIA FUERTES, POETA PACIFISTA

 

Mi partido es la Paz.

Yo soy su líder.

No pido votos,

pido botas para los descalzos

-que todavía hay muchos-.

Mujer de verso en pecho

Entre los poetas españoles que escriben contra la guerra y defienden el pacifismo destaca por encima de todos Gloria Fuertes. En el Día Escolar de la No Violencia y la Paz recordaremos algunos de sus poemas.

Su experiencia vital despertó sus ideas antibelicistas: «Desde que nací, en los diarios siempre viene / un parte de guerra», se titula uno de sus poemas. Nacida en 1917, vivió la crueldad de la Guerra Civil que, además, le mató a dos novios (Manolo, un obrero anarquista, y Rivas, un médico y pintor de derechas). Irónicamente afirmaría: «la guerra me hizo pacifista y soltera». En unos versos de Mujer de verso en pecho así atestigua el horror de aquella guerra:

Fue el crimen a sangre fría,

duró tres años,

ese horror lo viví día a día,

en plena juventud

tuve hambre y frío

muriendo y conviviendo

con el cadáver de mi alegría.

 


Su empatía con los más desfavorecidos alimentó también esa postura antibelicista. Y sucesos como la explosión de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki la marcaron profundamente como a muchos escritores de su generación:

¡Asco!

Petrifica cunas.

Fundiendo cuerpos bramas

con tu voltaje devorador.

¡Maldita sí maldita bomba de nuevo tipo

y por siempre maldita tu raza y tu historia!

Los años que pasó en Estados Unidos, a principios de la década de los sesenta del siglo pasado, como profesora, le pusieron en contacto con los emergentes movimientos feminista, ecologista y pacifista, que tanto aportaron a su manera de ver el mundo y a conformar una nueva conciencia del mismo.  

Todos sus poemas en contra de la guerra están recogidos en el exquisito libro ilustrado La garra de la guerra, al que pertenecen las imágenes que acompañan esta entrada y cuyo título está sacado de uno de los versos de su irónico poema «Estamos bien»:

ESTAMOS BIEN

La mañana, se pierde en la maraña.

Por la tarde, los niños de la calle.

Por la noche, la radio del vecino.

La oficina me pone casi muerta.

El silencio, se esconde en la repisa.

Yo no puedo, leer una novela,

y la gata que pare en el pasillo

y mi hermano que no tiene trabajo

y la niña que llora por la esquina,

mi cuñada me pide una cebolla;

en la puerta, que llama el del recibo.

No hay quien pueda vivir cómodamente.

El tranvía no llega casi nunca

y no llega tampoco con el sueldo;

la merienda borrose de la casa;

el periódico nos dice la noticia:

se avecina la garra de la guerra,

y yo digo: ¡Pues sí, lo que faltaba!

En ocasiones su mensaje es directo, como una pintada o un grafiti en un muro. «Poema al No» es un buen ejemplo de ello.

POEMA AL NO

No a la tristeza.
No al dolor.
No a la pereza.
No a la usura.
No a la envidia.
No a la incultura.
No a la violencia.
No a la injusticia.
No a la guerra.
Sí a la paz.
Sí a la alegría.
Sí a la amistad.

O como en este poema de factura simple pero efectiva:

LOS JUGUETES SON PARA JUGAR A JUGAR (DE VERDAD)

No para Jugar a Matar (de mentira)

Las pistolas (ni de agua)

El revólver (ni de broma)

La escopeta (ni tocarla)

Los juguetes para todo

Y las armas para nada.

Otras veces aprovecha su magistral juego con las palabras para escribir versos sorprendentes como los de esta arenga, tan distinta a las militares:

ARENGA

¡A las almas!
¡¡Alto!!
He dicho a las almas
no a las armas.
Al enemigo hay que curarlo,
no eliminarlo.
Asesino asesinado no vale,
-sigue siendo enemigo-.

No sus cuerpos muertos,
nos interesan sus almas vivas.

¡A las almas!
No hay que vencerlos
ni convencerles,
hay que hacerlos amigos.
Y recordad que nosotros también para ellos
somos enemigos.

 Y, por último, en otros poemas habla directamente a los niños, depositarios de la única esperanza de que su mensaje pacifista pueda triunfar algún día. Tras la aparente sencillez e incluso ingenuidad de sus palabras, late sin duda la autenticidad y la verdad de sus convicciones.

POEMA DE LA PAZ

Solo tres letras, tres letras nada más,

solo tres letras que para siempre aprenderás.

Solo tres letras para escribir PAZ.

La P, la A, y la Z, solo tres letras.

Solo tres letras, tres letras nada más,

para cantar PAZ, para hacer PAZ.

La P de pueblo, la A de amar

y la zeta de zafiro o de zagal.

(De zafiro por un mundo azul,

de zagal por un niño como tú.)

No hace falta ser sabio,

ni tener bayonetas,

si tú te aprendes bien,

solo estas tres letras,

úsalas de mayor y habrá paz en la tierra.