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jueves, 24 de noviembre de 2016

ESTRUCTURA Y CONTENIDO DEL "POEMA DE MIO CID"



Primer folio del manuscrito 
del Poema de Mio Cid conservado 
en la Biblioteca Nacional de España
El Poema de Mio Cid se ha dividido modernamente en tres partes o cantares, que se corresponderían con cada una de las sesiones de recitado del juglar (unos 1200 versos): cantar del destierro, cantar de las bodas y cantar de la afrenta de Corpes.
La estructura interna está marcada por el doble proceso de pérdida y recuperación de la honra por parte del Cid. Primero pierde la honra política y militar con el destierro y la recupera, tras conquistar Valencia, al lograr el favor real y disponer el rey el casamiento de las hijas del Cid con los infantes de Carrión. Luego, el Cid pierde la honra familiar en la afrenta de Corpes en la que son escarnecidas las hijas del Cid por parte de sus maridos y la recupera con el triunfo de sus hombres en unas justas frente a los infantes de Carrión y con el anuncio de las nuevas bodas de las hijas con los herederos de las coronas de Navarra y Aragón.
La crítica ha interpretado tres niveles o planos diferentes en el contenido de la obra. En un plano político se advierte en el cantar de gesta una muestra del enfrentamiento entre Castilla y León. El Cid, caballero castellano, se enfrenta al rey, de origen leonés. El juglar lo repetirá hasta la saciedad: «¡qué buen vasallo, si oviesse buen señor!». Pero, además, los nobles de procedencia leonesa son los principales enemigos del Cid en la corte. El poema se encuadra así en la tradición castellana antileonesa y exalta al Cid y con él a Castilla.
En un plano social el poema expresa los ideales de equidad jurídica y movilidad social típicos del espíritu de frontera en el que probablemente nació y del gusto tanto del juglar que lo cantara como de sus oyentes. El cantar de gesta refleja en el Cid el modo de vida de los guerreros, de supervivencia a través de incursiones bélicas y de búsqueda de mejorar sus situación social y económica, una forma de vida muy diferente a la de la alta nobleza hacia la que se manifiesta con rencor en varias ocasiones.
En un plano individual, el héroe, Rodrigo Díaz, desterrado por el rey, se enfrenta con el gran problema de recuperar su honra perdida y ganarse el pan. El Cid, en este sentido, actúa como un héroe épico arquetípico, cuyas características han de ser reconocidamente superiores y cuyas acciones han de elevarse por encima de lo normal. La exaltación y mitificación del héroe que se va realizando en el cantar de gesta es también la exaltación y mitificación de Castilla y de los valores antinobiliarios de las gentes de la frontera, y por eso no extraña la ridiculización y degradación de la alta nobleza, representada en los cobardes infantes de Carrión y en los nobles intrigantes de la corte del rey Alfonso VI.

martes, 9 de diciembre de 2014

ALREDEDOR DEL «POEMA DE MIO CID»

Cómic sobre el Poema de Mio Cid de Javier M.
Muchas son las páginas y muchos los enlaces que encontramos en Internet a propósito del cantar de gesta más antiguo que conservamos en nuestra literatura, el Poema de Mio Cid. Destaco algunos que nos llegan en diferentes formatos (cómic, libro interactivo multimedia, vídeo,...) y que nos servirán para acercarnos y profundizar en distinos aspectos de la obra y del protagonista, en función de nuestros gustos e intereses. Hay enlaces para los amantes del cine, de la música, de la historia, del cómic,..., para todos.
  • VIII Centenario del Cantar de Mio Cid. Es un especial que realizó el diario El País con ocasión del octavo centenario de la obra en 2007, el año del Cid. Recoge un vídeo sobre el manuscrito y otro sobre el Camino del Cid y una adaptación dramatizada del cantar para radio, entre otras muchas aportaciones.
  • El Cid Campeador, historia y leyenda. Es una página web de la Junta de Castilla y León con muchas actividades on line e informaciones interesantes: sobre la obra, sobre los personajes, sobre la historia de la época,... También incluye un cómic y enlaces al manuscrito y a audiciones del poema.
  • La leyenda del Cid. Es un libro interactivo multimedia (LIM), realizado por el profesor Manuel Guerrero, con variedad de actividades: pasatiempos, audiciones, vídeos,... Muy recomendable.
  • Cómic del Cid del ilustrador Javier M.  Puede ser otra forma de acercarnos al cantar de gesta, recomendada para aquellos que disfrutan con las historietas. Sólo puede verse on line.
  • La versión en dibujos animados de El Cid: la leyenda, dirigida por José Pozo, logró el Goya a la mejor película de animación hace diez años y puede ser otra manera de conocer algo más al Cid.
     
  • Para aquellos a los que les gusta más la música pueden escuchar estos dos temas, muy diferentes entre sí, inspirados por la figura del Cid y sus hazañas: Legendario de Tierra Santa, un grupo de power metal, y el rap de Mio Cid.


  • Y, por último, para los amantes del cine, es muy recomendable El Cid, la versión cinematográfica del director Anthony Mann, realizada en 1961 e interpretada por Charlton Heston y Sofía Loren.

viernes, 5 de diciembre de 2014

EL «POEMA DE MIO CID», UN CANTAR DE GESTA DEL MESTER DE JUGLARÍA

Caballeros en una miniatura de la Biblia
 de San Isidoro de León, fechada en 1162
Debemos acercarnos al Poema de Mio Cid no como si fuera una «obra de lectura» o un «libro», sino como si estuviéramos ante una obra que se creó para ser cantada por profesionales del recitado público y para ser escuchada por un auditorio numeroso. Así lo recordó Martín de Riquer para que apreciáramos todo el valor del cantar de gesta y advirtiéramos el valor de expresiones tan frecuentes en la obra como «yo vos diré», «sepades» o «dirévos» y escucháramos las interpelaciones que se nos hacen («mala cuenta es, señores, haber mengua de pan»).
El juglar de gestas era quien, acompañado o no de instrumentos musicales (laúd, rabel,...), recitaba o cantaba de memoria ante un público de variada condición (el de la corte, el de una feria, el de un castillo, el de una peregrinación) y a veces muy diverso.
Un cantar de gesta como el Poema de Mio Cid no se ofrecía en una sola sesión. Un recital debía comprender unos mil doscientos o mil trescientos versos, los suficientes para no cansar al público y para no agotar al juglar. Los recitadores yugoslavos de principios del siglo XX recitaban de dieciséis a veinte versos por minuto y en un minuto se pueden recitar unos doce o quince versos del Poema de Mio Cid. Así que el Poema debió ser recitado en tres sesiones, que coincidirían con los tres cantares en que se divide la obra: el del destierro (1086 versos pero faltan unos cincuenta al principio), el de las bodas (1190 versos) y el de la afrenta de Corpes (1472 versos más dos lagunas de cincuenta versos aproximadamente). En total cada sesión duraría una hora y media aproximadamente.
El juglar recitaba el cantar de gesta de memoria, algo que no nos debe extrañar porque los profesionales del teatro son capaces de memorizar muchos más versos si representan varias obras clásicas. Es poco lo que se sabe de los intérpretes de la poesía épica y la falta de información se suple con los testimonios recogidos entre los pueblos (como los yugoslavos ya referidos anteriormente) que hasta hace no mucho contaban con este tipo de poesía narrativa. El juglar aprendía una serie de temas y de estructuras narrativas y debía saber exponerlas convenientemente, para lo que se formaría con un maestro de mayor edad que poco a poco le iría dejando recitar ante el público. Los juglares tenían gran capacidad de memoria (podían saber unos veinte o treinta poemas) y además disponían de gran libertad para improvisar, porque el público no conocía el texto aunque supiera los sucesos que se iban a contar. Contaban además con fórmulas fijas para suplir los posibles fallos de memoria. Dependiendo de la tirada o serie de versos, intercalaban fórmulas como «que en buena hora ciñó espada» (si la rima asonante era en á-a) o «el que en buena hora nasco» (si la rima es en á-o). El autor o la cadena de autores que compusieron la obra emplearon estas fórmulas propias de los juglares, que los propios juglares posteriores siguieron utilizando.
El juglar debía cuidar el recitado del cantar para pasar de la narración al díálogo, para enfatizar en los momentos más emocionantes, para aligerar el recitado,... Como cobraba al final de la sesión, tenía que esforzarse en complacer al público, que sería más generoso cuanto más se hubiera divertido o emocionado. Un añadido posterior al manuscrito del Poema de Mio Cid nos habla de que el poema en el siglo XIV, además de seguir siendo cantado, era también leído en voz alta y se solicitaba por ello un presente. Este añadido recogía estos versos:
E el romanz es leído,
datnos del vino;
si non tenedes dineros,
echad allá unos peños,
que bien nos lo darán sobr'ellos. 
[Y el romance se ha leído,
dadnos vino;
si no tenéis monedas,
echad ahí unas prendas,
que bien nos lo darán por ellas.]

Los cantares de gesta no sólo eran eran historia para el pueblo, que no pretendía distinguir entre lo cierto y lo legendario y que admitía sin problemas la mezcla de pasajes históricos con episodios inventados, como el del león. Los cantares de gesta eran ante todo una manifestción literaria y por ello el Poema de Mio Cid, además de contar una buena historia, «juega con nuestras emociones, estimula nuestra admiración, nuestros temores y nuestra risa; como toda buena poesía, nos conmueve con frecuencia con el poder de su palabra», como dijo Colin Smith.
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El recitado del Poema de Mio Cid, en castellano medieval, se puede escuchar en esta estupenda página de la Universidad de Texas.

[Para confeccionar esta entrada he seguido los prólogos de las ediciones del Poema de Mio Cid de Martín de Riquer y de Colin Smith, excepcionales estudiosos de la obra]