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jueves, 12 de noviembre de 2020

«LA CELESTINA», UNA PARODIA DE LA LITERATURA DEL AMOR CORTÉS

Igual que Miguel de Cervantes hará un siglo después con la figura literaria del caballero andante, Fernando de Rojas en La Celestina crea una parodia burlesca del amante cortés de la novela sentimental, género narrativo en boga a finales del siglo XV. Como muy bien apunta Dorothy S. Severin, «tanto Rojas como Cervantes destruyen el mundo de la ficción medieval al demostrar que es imposible vivir como un caballero andante, o como un amante cortesano, en un mundo realista». Calisto trata de seguir la vida de un amante cortés de novela sentimental en un mundo de criados, prostitutas, pícaros y alcahuetas, y al igual que don Quijote, Calisto fracasa en su tentativa y muere.

Portada de "La Celestina"
Los lectores de finales del siglo XV y principios del siglo XVI percibieron desde las primeras líneas de La Celestina que la obra parodiaba la literatura que seguía los códigos del amor cortés, esto es, la poesía trovadoresca y la novela sentimental. En un intento de diferenciarse del pueblo llano, la nobleza medieval había creado una forma idealizada de amar más refinada que el amor erótico de las gentes del pueblo, a la que se llamó amor cortés. Nació en Provenza en el siglo XII y desde entonces los poemas de los trovadores provenzales impregnaron su concepción del amor en numerosos textos literarios. En el amor cortés, el enamorado convertía a su amada en el eje de su vida: la idealizaba hasta divinizarla, cuidaba de su honra por encima de todo y se subordinaba a ella de la misma forma que el siervo a su señor feudal. Con todo ello el enamorado obtenía beneficios espirituales al perfeccionarse interiormente con el sufrimiento amoroso que suponía contemplar la belleza de la dama, al mismo tiempo que refrenaba su deseo erótico, debido a la honestidad con la que ella se comportaba.

A esos lectores de finales del siglo XV y principios del XVI de La Celestina no se les escapó que desde el principio de la obra Calisto habla con la lengua del amante cortés («Melibeo soy y a Melibea adoro, y en Melibea creo, y a Melibea amo») pero actúa como un típico loco de amor del que sus criados se ríen y que solo busca satisfacer su deseo sexual. Calisto se muestra impulsivo, imprudente, inconstante y torpe. Todo lo contrario del refinamiento y discreción que caracterizan a los protagonistas de la novela sentimental. Es un enamorado indigno de Melibea, porque no se preocupa por su honra y porque la trata sin consideración ninguna. La referencia al «galardón» o prenda de amor que premia la devoción del amante por parte de Melibea no es entendida por Calisto, que lo interpreta como entrega sexual. El amor cortés no lo ha perfeccionado interiormente y por ello  va a terminar en la obra de una forma poco honrosa o caballeresca.

Portada de "Cárcel de amor"
Calisto es una parodia de Leriano, el protagonista de la Cárcel de amor de Diego de San Pedro, novela sentimental publicada en 1492. Los dos protagonistas están enamorados, los dos se sirven de un mensajero, los dos no paran de hablar sobre las cualidades de la mujer y los dos mueren de amor. Pero lo hacen de forma contrapuesta. Mientras Leriano es presentado al principio de la obra como un enamorado que sufre un tormento interior, Calisto es visto como un loco amante un tanto perturbado. Mientras Leriano tiene como mensajero o intermediario de sus amores en el intercambio epistolar con Laureola al propio autor de la obra, Calisto va a recurrir a la alcahueta Celestina. Mientras Leriano discute seriamente con su amigo Tefeo acerca de la naturaleza de las mujeres, Calisto debate con su desleal criado Sempronio, quien lo vence en la discusión y acaba riéndose de él. Por último, mientras Leriano se suicida por el amor no correspondido de su amada, Calisto muere accidentalmente al caer desde la tapia del huerto de Melibea cuando intentaba ayudar a sus sirvientes, su único acto valeroso y en el que fracasa.

Tampoco Melibea sigue el código del amor cortés, porque no cuida de su honra personal ni se comporta como la doncella ingenua y sumisa que nada sabe de la pasión amorosa, como lo hace Laureola en Cárcel de amor. Su muerte tampoco tiene que ver con la de la novela sentimental, como la de Leriano, que se deja morir por el amor no correspondido de Laureola. La muerte de Melibea es más brutal, por ser más realista.

Los criados de Calisto, Sempronio y Pármeno, representan igualmente la parodia del amor cortés que contribuye a devaluar todavía más la de su señor. Sempronio tiene a Elicia y Pármeno consigue a Areúsa gracias a la cooperación de Celestina, lo que supone un claro paralelo burlesco de los amores de Calisto y Melibea. Es más, Elicia reñirá a Sempronio por estar prendado de la dama de su señor y, junto a Areúsa, despellejarán a Melibea a quien ven muy lejos de la belleza tópica del amor cortés.

En definitiva, esta parodia de la literatura del amor cortés supondrá el final de unas formas literarias que ya se dan por superadas y enriquecerá la lectura de La Celestina, que no solo debe leerse como una obra trágica.

[Para la redacción de esta entrada he seguido las introducciones de La Celestina realizadas por Dorothy S. Severin para la editorial Cátedra y por Antonio Rey Hazas para Vicens Vives]

miércoles, 4 de marzo de 2015

RETRATO DE CELESTINA

El nombre que ha pasado a designar una persona que sirve de mediadora, o tercera, entre dos enamorados está tomado de una famosa obra de la literatura española de finales del siglo XV: la Tragicomedia de Calisto y Melibea, de Fernando de Rojas. La obra, publicada por vez primera en en 1499, refleja perfectamente ese tiempo de crisis de valores y de transición entre la Edad Media y el Renacimiento del siglo XVI.
La Celestina de Picasso (1903)
La vieja Celestina, mujer de muchos oficios que encubren los de alcahueta y hechicera, es la encargada de poner en relación a los jóvenes Calisto y Melibea, protagonistas de la obra, y es también quien, a causa de su avaricia, desencadena la tragedia final. Celestina mueve a todos los personajes de la historia y su importancia en ella es tan notoria que pronto la obra perdió su título original y empezó a ser conocida como La Celestina, título con el que ha seguido editándose hasta nuestros días.
Las viejas alcahuetas eran personajes conocidos en la España del siglo XV y eran conocidas incluso antes como personajes literarios, pues ya el Arcipreste de Hita en el Libro de Buen Amor le concedió papel protagonista a una trotaconventos, vieja que se presentaba en cualquier casa sin despertar sospecha vendiendo baratijas y que tenía una portentosa capacidad de embaucar por medio de la palabra. De la misma manera la presentará Fernando de Rojas, llevando y trayendo mercancías menudas y mensajes de amor entre Calisto y Melibea.
Celestina es el personaje más elaborado de la obra. Es maga y hechicera, conoce conjuros y fórmulas mágicas que la configuran como un ser casi demoníaco. De esta manera invocará al diablo y nos hará conocedores de sus intenciones.


Conjúrote, triste Plutón, señor de la profundidad infernal, emperador de la corte dañada, capitán soberbio de los condenados ángeles, señor de los sulfúreos fuegos que los hirvientes volcanes manan, gobernador de los tormentos y atormentadores de las almas pecadoras, administrador de todas las cosas negras de los infiernos, con todas sus lagunas y sombras infernales y litigioso caos. Yo, Celestina, tu más conocida cliente, te conjuro por la virtud y fuerza de estas bermejas letras, por la sangre de aquella nocturna ave con que están escritas, por la gravedad de estos nombres y signos que en este papel se contienen, por el áspero veneno de las víboras de que este aceite fue hecho, con el cual unto este hilado, a que vengas sin tardanza a obedecer mi voluntad y en ello te envuelvas y con ello estés sin irte ni un momento, hasta que Melibea lo compre y con ello de tal manera quede enredada, que cuanto más lo mirare, tanto más su corazón se ablande a conceder mi petición, y se lo abras y lastimes del crudo y fuerte amor de Calisto; tanto que, despedida toda honestidad, se descubra a mí y me premie mis pasos y mensajes; y esto hecho, pide y demanda de mí a tu voluntad. Si no lo haces con rapidez me tendrás por capital enemiga; heriré con luz tus cárceles tristes y oscuras; acusaré cruelmente tus continuas mentiras; apremiaré con mis ásperas palabras tu horrible nombre. Y otra y otra vez te conjuro; y así confiando en mi mucho poder, parto para allá con mi hilado, donde creo te llevo ya envuelto.

Antigua prostituta, en ella se reúnen todos los vicios posibles: es bebedora, mentirosa, traidora, degenerada, avara, egoísta,... Es astuta y posee una enorme capacidad para manejar los pensamientos y los comportamientos de los demás personajes, especialmente por medio del uso malintencionado de la lengua. Segura de sus mañas, le dirá a Sempronio, uno de los criados de Calisto:


Digo que la mujer o ama mucho a aquel de quien es requerida o le tiene grande odio. Así que, si al querer, despiden, no pueden tener las riendas al desamor. Y con esto, que sé cierto, voy más consolada a casa de Melibea que si en la mano la tuviese. Porque sé que, aunque al presente la ruegue, al fin me ha de rogar. Aunque al principio me amenace, al cabo me ha de halagar. Aquí llevo un poco de hilado en esta mi faltriquera, con otros aparejos que conmigo siempre traigo, para tener causa de entrar, donde mucho no soy conocida, la primera vez; así como gorgueras, garvines, franjas, rodeos, tenazuelas, alcohol, albayalde y solimán, agujas y alfileres; que tal hay, que tal quiere, porque donde me tomare la voz, me halle apercibida para les echar cebo o requerir de la primera vista.

Al final Celestina conseguirá la cita entre los enamorados y Calisto le regalará una cadena de oro como premio a sus servicios. Más tarde, los criados de Calisto pedirán a la alcahueta su parte de la recompensa, pero ella se negará a dársela. A pesar de su inteligencia y experiencia, la avaricia provocará su muerte. En esta escena de la versión cinematográfica de la obra realizada por Gerardo Vera en 1996 asistimos a su final.

Tras el final de la alcahueta, irán muriendo uno tras otro todos los protagonistas de la tragicomedia.

martes, 17 de febrero de 2015

LA LITERATURA DEL SIGLO XV

Jardín del paraíso, hacia 1410. Autor anónimo
Durante las próximas clases vamos a acercarnos a la literatura del siglo XV. Este periodo supone la transición entre la Edad Media y el Renacimiento que traerá cambios importantes en la cultura y la sociedad. Las ideas medievales, vinculadas al cristianismo, chocan con las nuevas ideas de la burguesía que irá imponiendo una visión del mundo distinta. El mundo ya no es un lugar de sufrimiento (un valle de lágrimas), sino un paraíso digno de ser disfrutado y que debe ponerse al servicio del hombre. Durante este periodo se vivirá una crisis de valores: las ideas de antropocentrismo y vitalismo de los autores del siglo XV desplazarán al teocentrismo y la obsesión por la muerte de los hombres del medievo. Estas contradicciones entre una mentalidad ya caduca y otra pujante provocarán que muchos autores perciban el mundo como un caos cuya única ley es el azar, representado simbólicamente por la diosa Fortuna.
Rueda de la Fortuna. Valerio Máximo,  
Facta et dicta memorabilia 
(Francia, mediados del siglo XV)

La literatura del siglo XV refleja esta transición entre Edad Media y Renacimiento:
  • Se pierde la anonimia, frecuente en la literatura medieval: los autores se sienten orgullosos de sus obras y firman sus escritos.
  • La literatura se aleja poco a poco del didactismo religioso de la Edad Media.
  • Surge la figura del escritor cortesano: el noble se dedica tanto a las armas como a las letras.
Fruto de los nuevos tiempos, varias son las novedades literarias que nos deja este siglo (aunque algunas manifestaciones encontrábamos ya en el anterior): los romances de origen popular, la poesía culta o cortesana, los libros de caballerías, los libros de ficción sentimental, el teatro profano,... 
Por encima de todas, tres serán las obras que nos ocuparán especialmente: el Romancero, las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique y La Celestina de Fernando de Rojas.

Os dejo la presentación que he preparado para explicar en clase las principales manifestaciones literarias de la época.