La concesión en 1925 del Premio Nacional de Literatura a Marinero en tierra consagró a Rafael Alberti. Esta primera obra era un nostálgico recuerdo del mar de su infancia y de la bahía de Cádiz, en unos versos llenos de ritmo y gracia. La obra había surgido de la lectura de Gil Vicente y de los cancioneros del los siglos XV y XVI y supuso el comienzo de la tendencia neopopularista que se continuó en La amante (1926) y El alba del alhelí (1927). El poeta se sitúa en la tradición de los cancioneros pero no de modo mimético sino desde la posición de un poeta de vanguardia.
De Marinero en tierra. Caligrafía del autor |
Cal y canto (escrito entre 1926 y 1927, pero publicado en 1929) es una atrevida fusión de gongorismo y vanguardismo. Alternan estrofas clásicas de deliberado hermetismo y poemas futuristas. Los temas andaluces, los temas de la ciudad y los temas eróticos, más ciertos tonos sombríos, configuran una obra compleja.
De Sobre los ángeles |
Esos tonos sombríos estallan en Sobre los ángeles, escrita entre 1927 y 1928. La obra nace como consecuencia de una grave crisis personal y es fruto de la irrupción del surrealismo en nuestra literatura y en su estética. En la búsqueda del paraíso perdido que emprende el poeta surge un pavoroso drama interior en el que la lucha con las fuerzas del inconsciente se simbolizará en ángeles bélicos, vengativos o crueles. Es una obra atormentada pero también liberadora, en la que destacan el verso libre y las imágenes oníricas, desconcertantes y violentas.
La estética surrealista continúa en sus dos siguientes obras. Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos presenta a los grandes cómicos del cine mudo como centro de su interés. La obra no es solo un puro juego vanguardista ya que tras la figura cómica de estos actores se adivina una cara patética que adopta un tono nostálgico de paraísos perdidos (la niñez, la amistad, el amor,…). Sermones y moradas muestra la inquietud existencial del poeta en versos libres y en largos fragmentos de prosa densa y hermética.
La llegada de la Segunda República y su afiliación al Partido Comunista hacen que los poemas de Alberti se centren en los temas políticos y sociales. La poesía cívica y política de los años treinta se recoge en El poeta en la calle y en De un momento a otro. Los poemas escritos durante la Guerra Civil se agruparon en Madrid, capital de la gloria.
En el exilio continúa la poesía cívica y política (Entre el clavel y la espada, Coplas de Juan Panadero) al tiempo que escribe nuevos poemas marcados por la evocación de la niñez, la juventud y el paisaje. La nostalgia y añoranza del país perdido se convierte en tema central de obras como Retornos de lo vivo lejano y Baladas y canciones del Paraná.
De Baladas y canciones del Paraná. Caligrafía del autor. |
Además de estos temas plasmará su amor por el arte pictórico en A la pintura o Los ocho nombres de Picasso. En sus últimos años apreciamos distintos tonos: el Alberti sarcástico está presente en Roma, peligro para caminantes, el más intimista en Canciones del Alto Valle del Aniene y el poeta erótico en Canciones para Altair.
A pesar de las diferentes tendencias cultivadas por Alberti, se advierte en su obra un universo coherente, de signo vitalista, según Miguel García-Posada, articulado sobre el tema central del paraíso soñado, que se despliega en los motivos del mar (o de la infancia), del amor, siempre joven, o del destierro.
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Para oír a Rafael Alberti recitando sus poemas podéis abrir este enlace de la página web de su Fundación.
Para escuchar algunas de las versiones musicales de sus poemas podéis acudir a las que realizó Paco Ibáñez, un gran cantautor, amigo entrañable del poeta. Valga esta muestra: el recitado del poeta y la versión musical del famoso poema «Galope», emblema de la oposición al régimen franquista durante mucho tiempo, aparecido en Capital de la gloria.