La publicación en 1962 de
Tiempo de silencio de Luis Martín-Santos (aunque en la primera edición aparece el año 1961) supuso el comienzo de una nueva forma de novelar en España. Martín-Santos juzgaba así la narrativa española del momento: «En España, hay una escuela realista, un tanto pedestre y comprometida, que es la que da el tono. Tendrá que alcanzar un mayor contenido y complejidad, si quiere escapar a una repetición monótona y sin interés».
Esta primera edición de
Tiempo de silencio, que apareció censurada por su carga crítica, mostraba claramente la superación de los procedimientos narrativos tradicionales del realismo: el tratamiento irónico y distorsionado de personajes y ambientes, el narrador omnisciente, la estructura de la novela como una sucesión de secuencias, la introducción de abundantísimas digresiones, el empleo de monólogos interiores y el uso de un lenguaje barroco y complejo para tratar de forma paródica una realidad miserable y sórdida rompían abiertamente con los presupuestos temáticos y formales de la novela realista social.
La publicación de la novela supuso una gran conmoción, no exenta de incomprensión, entre los primeros lectores. La complejidad de la novela exigía del lector una actitud nada pasiva pues debía construir una interpretación dialéctica de todo lo que se le presentaba en la novela. Paulatinamente se fue convirtiendo en un hito en la historia de la literatura española contemporánea. Desde este momento los lectores supieron que los autores, hartos del empobrecimiento estilístico y del maniqueísmo y de la ineficacia política de la novela social, iban a experimentar con todos los elementos compositivos de la novela e iban a tratar de resolver de una manera personal y nueva el problema formal que siempre plantea la creación de toda novela. Los novelistas siguieron para ello el magisterio de los grandes creadores del siglo XX (Proust, Kafka, Joyce, Faulkner) y también el de las nuevas novelas del «boom» hispanoamericano (Vargas Llosa, Cortázar, Carpentier, Fuentes, García Márquez,...)
En los siguientes años cultivaron esta novela experimental novelistas de diferentes promociones: los que habían empezado en los años cuarenta (Cela, Delibes, Torrente-Ballester), la generación de los cincuenta (Goytisolo, Marsé) y los más jóvenes (Benet, Martín-Santos).
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Os dejo la
presentación que elaboré para explicar y ejemplificar este tema en clase.