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viernes, 24 de marzo de 2023

ENCUENTRO LITERARIO CON MARÍA BASTARÓS

Hoy los alumnos de 1º de Bachillerato del IES Medina Albaida de Zaragoza han mantenido un animado encuentro literario con María Bastarós, una de las autoras jóvenes que más está dando que hablar en el actual panorama literario. Esta actividad ha sido posible gracias a la campaña de animación a la lectura de la Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura del Ministerio de Cultura y Deporte

En primer lugar, tres alumnos han presentado a la escritora que, además, es historiadora del arte y gestora cultural. Después han reseñado brevemente sus obras: su primera novela, la galardonada Historia de España contada a las niñas, y sus dos obras enciclopédicas, Herstory: una historia ilustrada de las mujeres y Sexbook: una historia ilustrada de la sexualidad. Han comentado también su activa participación en los medios de comunicación, por ejemplo, en el diario El País o en el pódcast Derroteros de Carne Cruda. Por último, hicieron una breve introducción del volumen de relatos No era a esto a lo que veníamos, escrito durante la pandemia.

Cartel del encuentro realizado por Carmen Ramón
A continuación, María Bastarós ha tomado la palabra. En su exposición y en el coloquio que ha mantenido con los alumnos nos ha descubierto diferentes aspectos de su obra literaria. Su vocación de escritora despertó en la infancia y con sus narraciones siempre se propuso explicarse el mundo y repararlo. Su escritura nace a partir de imágenes y de intuiciones. Algunas de las preocupaciones que desatan sus creaciones son la violencia, la alienación, la soledad o los conflictos humanos, porque siempre trata de reflejar estados de ánimo. Los personajes que tienen un deseo siempre desencadenan una historia. Y esta siempre se liga a un territorio que la determina. Para alimentar la pulsión de escribir, nos da un remedio: leer, leer y leer. Entre sus referentes literarios se cuentan los narradores estadounidenses Raymond Carver o Lydia Davis y la novelista española Sara Mesa. Por último, después de casi dos horas de animado y fructífero coloquio, cinco alumnos de Literatura Universal le han realizado una entrevista en la que han seguido ahondando en algunas de las claves literarias de la escritora.

Esta actividad se ha completado con los textos que los alumnos escribieron a partir de la lectura de tres relatos de No era a esto a lo que veníamos, los titulados Hambre de qué, Las chicas no y Amor. Los alumnos escribieron comentarios críticos en los que comparaban los tipos de narradores elegidos, las protagonistas femeninas, la ambientación y los desenlaces. Entre todos ellos, muy acertados en general, destaco este de la alumna Daniela Borraz que plasma las impresiones de su lectura con mucho tino y criterio.

MARÍA BASTARÓS: NO ERA ESTO A LO QUE VENÍAMOS

Daniela Borraz

La lectura de los relatos de No era a esto a lo que veníamos de María Bastarós despierta múltiples sugerencias. En primer lugar, llama la atención el empleo de protagonistas femeninas y, además, sin nombre propio. Todas las protagonistas tienen en común el hecho de estar tratando de, o bien escapar de su vida y realidad, o bien encajar en una nueva. En el caso de Amor, las protagonistas tratan de escapar de la relación tóxica que tiene Sandy la langosta y que posteriormente tiene otra de las amigas, ya que esta es un peligro para todas ellas, como finalmente se observa. Por otro lado, en Las chicas no la protagonista es una niña que, a pesar de las negativas de su madre, trata de encajar en un grupo de chicos. Finalmente, el personaje principal de Hambre de qué, es una mujer que atrapada en su rutina consigue escapar de forma sobrenatural. Este escape ficticio es empleado por María Bastarós para hacernos ver que, en la vida real, realmente es muy difícil huir de estas situaciones. Me llama además la atención que la autora haya escogido que los personajes no tengan nombre propio, haciendo ver así que esta situación nos puede pasar a todas y no es única de una persona concreta.

En cuanto a los ambientes en los que suceden los relatos, vemos que estos no están elegidos al azar por la escritora. A diferencia de los otros dos relatos, Hambre de qué se sitúa en una oficina en pleno centro de la ciudad. En este relato la autora aprovecha la monotonía de la ciudad ("es un trabajo como cualquier otro, en un edificio como todos los demás") para intensificar la rutina de la vida de la protagonista. Los otros dos relatos se localizan en pueblos pequeños. En el caso de Las chicas no, yo interpreto que el ambiente hace referencia al estereotipo que se suele tener de que la gente de los pueblos tiene la mente más cerrada y, por lo tanto, los chicos, al no haber visto más situaciones que las que suceden en su pueblo, actúan influidos directamente por su entorno. Por otro lado, Amor utiliza distintos ambientes para mostrar el cambio de realidad que vive la protagonista. Aparte de situarse en un pueblo, la protagonista habla de un viaje que realizó con la cara a Florida, y que al regresar de ese viaje fue cuando las cosas se empezaron a torcer, mostrando así el paso de la felicidad, cuando estaban de viaje, a la cruda personalidad del novio cuando regresan al pueblo.

En los relatos de Amor y Hambre de qué aparece la figura del narrador en tercera persona. Es un narrador externo que cuenta los hechos de forma subjetiva y aportando valoraciones: "a poder ser no una de las giratorias", "inclinadas sobre esa fantasía que más parece un intestino que una cara". En cambio, en Las chicas no, podemos ver a un narrador interno en primera persona del plural, representado por los chicos del pueblo que cuentan la historia que vivieron con la protagonista. En mi opinión, la existencia de un narrador interno hace ver la historia como si la estuvieras viviendo en primera persona y, por otro lado, en los otros dos relatos siento que se narra una historia ajena a mi persona, de modo que alguien me la está contando sin formar parte yo de ella. 

Respecto a los finales, tengo opiniones muy variadas. En primer lugar, el final de Hambre de qué no me gustó ya que no me suelen atraer las historias que se salen de la realidad y, por tanto, el hecho de que la protagonista se metiera en la nevera y huyera al bosque, no es el final que yo hubiera escogido para la historia. Por otra parte, el final de Las chicas no fue el que más me interesó, pues me pareció muy sorprendente el giro que da la autora al final de la historia. Sin duda, lo que más me impactó fue cuando la chica accedió a que la violaran como castigo por sentirse culpable de la muerte de su madre. Me parece un final muy duro, pero que expresa muchas emociones difíciles de entender a la vez. Para finalizar, Amor fue un relato que me costó un poco entender. No tanto el final en sí, sino la relación entre los personajes que aparecen en la historia. Una vez entendí esto, me pareció un final realista y que muestra una situación que seguro alguna mujer ha tenido que vivir alguna vez en la historia.

viernes, 15 de mayo de 2020

EXPERIENCIA PERSONAL Y POESÍA EN MIGUEL HERNÁNDEZ

En los tres poemas que vamos a leer y comentar de Miguel Hernández, la experiencia biográfica concreta origina el texto poético de una manera absoluta. El poder creador del poeta hace que esa vivencia personal trascienda y se convierta en un sentimiento universal. 
 

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma tan temprano.

La Elegía, fechada el 10 de enero de 1936, se dedica a Ramón Sijé, seudónimo de José Ramón Marín Gutiérrez, que fue amigo entrañable de Miguel Hernández durante su infancia en Orihuela. Además, Sijé también fue su consejero y orientador literario, así como el impulsor de varias empresas poéticas, por ejemplo, la publicación de la revista El Gallo Crisis. Con el paso del tiempo se produjo entre Miguel Hernández y Ramón Sijé un distanciamiento ideológico y afectivo, pues Miguel Hernández, amigo de Pablo Neruda, había evolucionado hacia posturas ideológicas comunistas, opuestas al tradicionalismo cristiano de su amigo.
Sijé murió el 24 de diciembre de 1935. Miguel Hernández se sintió profundamente afectado por ello y unos días después escribió el poema, que apareció publicado primero en la Revista de Occidente. La muerte del amigo desencadenó este poema conmovedor. Así evocaba al amigo muerto en la prensa por aquellos días: «Venía a mi huerto cada tarde de marzo, abril, mayo, junio,…, andaba entre los romeros con prisa de pájaro, hablaba con atropello y su voz iluminaba más que los limones del limonero, a cuya sombra y azahar platicábamos».

De la Elegía a Ramón Sijé vamos a realizar un comentario de texto siguiendo las pautas que se recogen en esta guía de comentario. Si quieres leer otros modelos de comentario de textos literarios líricos que se ajustan a esta misma guía puedes leer en el blog los dedicados a la rima LII de Bécquer, a las coplas XVI y XVII de Jorge Manrique o al Romance del prisionero.

Josefina Manresa y Miguel Hernández , en Jaén, en abril de 1937


Tu corazón y el mío naufragarán quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.

La Canción del esposo soldado parece que fue compuesta por Miguel Hernández en Jaén, durante la primera quincena del mes de mayo, en plena Guerra Civil. En esas fechas, su esposa Josefina Manresa se encontraba embarazada de su primer hijo, tal y como ella le anunció en una carta que recibió el poeta el 7 de mayo de 1937. Cuatro días después el poeta le responde por carta que ya ha terminado la poesía «para ti y para nuestro hijo» que le había prometido. Es un poema que homenajea a su esposa y «canta las penas y alegrías de los "esposos-soldados" que tienen que conjugar en el frente de batalla su lucha personal entre el amor y la guerra», como explicó el profesor Francisco Esteve.


En la cuna del hambre
mi niño estaba.

Las Nanas de la cebolla nacieron después de leer el poeta en la prisión de Madrid, en la que estaba encarcelado al finalizar la Guerra Civil, una carta que le envió su mujer. En ella la esposa le decía que seguía amamantando a su hijo a pesar de que ella se alimentaba solo de pan y cebolla. En la respuesta le decía Miguel Hernández: «el olor de la cebolla que comes me llega hasta aquí, y mi niño se sentirá indignado de mamar y sacar zumo de cebolla en vez de leche. Para que lo consueles, te mando esas coplillas que le he hecho, ya que para mí no hay otro quehacer que escribiros a vosotros o desesperarme».

Nacidas de su experiencia personal, del dolor y del amor, en la Elegía a Ramón Sijé leemos la  más emotiva y conmovedora elegía al amigo muerto, en la Canción del esposo soldado leemos el más apasionado poema de amor a la esposa y al hijo que se espera, y en las Nanas de la cebolla leemos la más trágica canción de cuna de toda la lírica española.

lunes, 15 de mayo de 2017

MODELO DE COMENTARO DE UN TEXTO LÍRICO: LA RIMA LII DE BÉCQUER



El autor de este poema es Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836-Madrid, 1870). Es la rima LII de su libro Rimas, obra póstuma publicada por sus amigos en 1871, que rápidamente alcanzó un gran éxito. Aunque no pudo ver en vida editado el conjunto de su obra poética porque desapareció el manuscrito que había preparado para su publicación en 1868, sus poemas habían sido publicados en distintas revistas entre 1859 y 1868.
Este poema abre la cuarta serie de las Rimas, poemas de la angustia desesperanzada y del dolor, muy representativos del sentimiento íntimo de Bécquer, pero muy diferentes de las otras tres series de las que está compuesta la obra. Es una muestra muy notable del Romanticismo tardío, muy diferente al movimiento romántico de la primera mitad del siglo XIX, tanto en los temas como en el lenguaje empleado.
El texto pertenece al género lírico por la expresión del sentimiento y se aprecian en todos sus versos tanto la función expresiva (por la emoción con que el poeta transmite sus sentimientos) como la poética (por el especial cuidado de la forma).
El poema está compuesto por cuatro estrofas. El contenido de las tres primeras es similar y aparece expresado de forma paralelística. En cada una de ellas el poeta invoca a las «olas» (primera estrofa), al «huracán» (segunda) y a las «nubes de tempestad» (tercera), para que se lleven al poeta envuelto en espumas (primera estrofa) arrastrado en el torbellino (segunda) y «arrebatado entre la niebla» (tercera). En la cuarta estrofa, a modo de conclusión, reitera la petición que le salvará, acaso, de su soledad y de su dolor. La ruptura del paralelismo en esta estrofa y su tono más dolorido hacen que se aprecien dos partes claramente diferenciadas en el poema: los doce primeros versos por un lado y el emotivo cierre de la última estrofa por otro.
Los temas tratados en esta rima son la huida del mundo (el deseo de ser arrebatado del mundo para incorporarse a la naturaleza), los deseos de morir para que se cumpla tal deseo y juntamente con ello la pérdida de la conciencia, de la razón y de la memoria, que dicen cuál es la condición del poeta: soledad y dolor. Para ello, el poeta se dirige en primera persona a una segunda persona del plural, los elementos de la naturaleza, con un tono dolorido y desesperanzado.
Las cuatro estrofas, que no pertenecen al inventario de las estrofas clásicas, constan de tres versos endecasílabos (de arte mayor) y un verso final heptasílabo (de arte menor) que expresa más intensamente la súplica y el dolor. Aparte de varias sinalefas, cabe señalar que el cómputo métrico se ve alterado en los versos quinto (se suma una sílaba métrica por ser aguda la última palabra) y decimotercero (se resta una sílaba por ser esdrújula). La rima es asonante en todos los versos pares (ó-a). La brevedad, la asonancia, la combinación de distintos versos y el uso de formas estróficas distintas a las clásicas son rasgos característicos de las poesías de Bécquer. En el análisis del nivel fónico es destacable también el empleo de la aliteración de /r/ a lo largo del poema para conferirle violencia y fuerza.
La rima se sustenta en la invocación de una primera persona (pronombre personal «me», posesivo «mi», formas verbales) a una segunda persona («olas», «huracán», «nubes») que aparece personificada («vosotras»), aunque no es humana, con lo que las palabras no serán oídas y se reforzará el patetismo. Este efecto se completa con el uso del imperativo, el modo de las órdenes y de los mandatos, y las repeticiones del estribillo («llevadme con vosotras») y de la palabra «piedad».
En cuanto al léxico de esta rima LII destaca el contraste entre los elementos de la naturaleza activos («olas», «huracán», tempestad») y violentos («bramando», «arrebatáis», «rompe») y las referencias al propio poeta que está a merced de esas fuerzas («envuelto», «arrastrado», «arrebatado»). Sin embargo, ni esa energía ni esa fuerza le conceden lo que pide el indefenso poeta. Junto a la violencia está muy presente en todo el poema la idea de aniquilación, de muerte. Son varios los sustantivos y adjetivos calificativos que están connotados en este sentido (la «sábana de espumas» recuerda los sudarios, las «hojas marchitas», las «desprendidas orlas»,…).
La sintaxis del poema está marcada por las oraciones exclamativas y por la construcción paralelística. Las oraciones exclamativas, propias de la función expresiva del lenguaje, están presentes en los versos heptasílabos y en los que cierran el poema y subrayan los sentimientos de deseo, emoción y dolor presentes en la rima. El paralelismo de las tres primeras estrofas acentúa igualmente la intensidad de la petición y de la emoción del autor. En las tres se repite la misma estructura sintáctica en sus cuatro versos:
-primero y segundo: vocativo (sustantivo + adjetivo o complemento del nombre) + oración subordinada de adjetivo (relativo «que» + verbo en segunda persona);
-tercero: participio en función de complemento predicativo + complemento circunstancial;
-cuarto: imperativo + complemento circunstancial (repetido y exclamativo).
En la última estrofa rompe con este paralelismo, característica usual en Bécquer, y con un ritmo más rápido y precipitado en la explicación de las razones de su deseo se produce un desbordamiento de las emociones.
Tanto los aspectos temáticos como los formales son claramente románticos. Los temas (la soledad y el dolor del individuo frente al mundo, la conciencia de que el mundo no es como se desea, los anhelos de abandono, olvido y muerte), la tonalidad sentimental y el subjetivismo son rasgos definitorios del Romanticismo intimista. La métrica, la humanización de la naturaleza y un lenguaje sumamente expresivo son igualmente característicos de este movimiento literario.
La rima LII expresa en muy pocas palabras y de manera muy acertada los sentimientos más radicales de Bécquer: huida del mundo, dolor y deseo de muerte. El lenguaje empleado es muy sugerente al hacer partícipe de los sentimientos del poeta a los elementos de la naturaleza. En definitiva, es una muestra notable de la literatura romántica y de su autor.