Y terminamos, en el Día del Libro, esta antología de reseñas críticas de novelas españolas publicadas entre 1945 y 1975, con las puntualizaciones realizadas en la
primera entrada de la serie.
Cualquiera de las doce novelas seleccionadas hará que disfrutemos del placer de la lectura y seguro que abrirá nuevas puertas a otros autores, otras obras, otras formas de entender la vida y la literatura, otras maneras de estar en el mundo.
Si te dicen que caí (1973) de Juan Marsé
Este texto
fragmentado y experimental trata de revivir la construcción de unos peculiares
valores sociales en la Barcelona inmediatamente posterior a la Guerra Civil,
hacia 1942. El título evoca esos años del primer franquismo al constituir un
eco del himno de Falange. Marsé trata de enfocar la cuestión social de forma
objetiva y mediante la experimentación estructural: el argumento de la obra
está despedazado y ha de ser reconstruido por el lector. O sea, que el
argumento constituye un componente decisivo del estilo de la obra. Si te dicen que caí es una novela clave en el proceso de renovación y
reinvención del realismo que la novela española llevó a cabo a mediados de la
década de 70. Dentro del libro hay diferentes narradores y líneas argumentales
que desencadenan un proceso muy cervantino de ficción dentro de la ficción.
Marsé va aclarando progresivamente las distintas realidades que entreteje en el
relato. El lector se encuentra fundamentalmente con los relatos juveniles de
Java y Sarnita, que narran aventuras, a las que se llama aventis en la novela. El otro grueso de los relatos corre
a cargo de varios guerrilleros del maquis. Los más importantes son Marcos,
narrador en primera persona, y Palau. También aparece en Si te dicen que caí el mundo de las perversiones y las fantasías
sexuales tan del gusto de Marsé. El cruce complejo de voces y de historias se
convierte en un significado fundamental de esta obra que pretende presentar la
implantación social de la ideología franquista bajo el signo de la confusión. [María Ángeles Naval]
Mortal y rosa (1975) de Francisco Umbral
La
exploración literaria de Francisco Umbral arrancó a la muerte de su único hijo,
con uno de los libros más amargos e intensos de las letras españolas. Ni se
acoge a las formas de la novela ni del diario íntimo, ni es un poema en prosa o
una prosa poética sino un libro mestizo, escrito sobre la base del diario de un
escritor cuyo hijo muere en julio de 1974. Su eje central es el acecho de esa
pérdida, la enfermedad mortal de un hijo que se va viendo perder. Y es Mortal y rosa porque el verso de Pedro Salinas que abre el
libro lo enuncia así: «corporeidad mortal y rosa donde el amor inventa su
infinito». Las excepcionales dotes literarias de Umbral atraen a estas páginas,
en «sucesivas iluminaciones concéntricas», como él mismo escribe, la meditación
de la muerte y el dolor, la angustia de la carencia, el lirismo exasperado de
un presente dañado y amenazado por esa muerte que lentamente avanza en la
figura del niño mientras el padre ensaya la continuación de su vida, de sus
libros, de sus artículos. Es también, por tanto, una suerte de breviario del
mundo obsesivo del escritor, donde todo actúa por repetición y variación
lírica, y una frase resume un barrio entero, un adjetivo clava a una clase
política o un par de imágenes visuales desencajan violentamente la realidad de
sus quicios. Nunca la prosa se desmaya en expresiones previsibles y nunca
incurre en el patetismo sentimental sino en la lucidez estupefacta del dolor,
su lirismo imposible y la cotidiana rutina de la escritura. [Jordi Gracia García]
La verdad sobre el caso Savolta (1975) de Eduardo Mendoza
Publicada el mismo año de la muerte de Franco, se
suele decir que esta novela rompió con un período de experimentalismo en la
narrativa española y reinstauró el puro placer de imaginar y contar. Lo que es
muy cierto si se atiende a su sentido del humor, a las abundantes parodias de
otras formas de relato e incluso a una deliberada estética visual muy
cinematográfica, todo lo cual se adecua a la presentación fragmentaria, casi a
modo de un rompecabezas, de una historia policíaca. Pero lo cierto es que esa historia
reconstruyó, a su vez, un momento nada glorioso de la historia de la burguesía
industrial de Barcelona en los años que van de 1900 a 1923: la eliminación
física de sindicalistas, los negocios sucios al calor de la guerra europea, la
manipulación de la política por los intereses económicos. El protagonista y
narrador principal del relato es un joven y modesto empleado, tan incauto como
falto de fibra moral: Javier Miranda. Pero el personaje más fascinante es un
aventurero francés, Lepprince, decidido a triunfar en aquel mundo corrupto y
que utiliza a su antojo a Miranda, por más que este nunca abdica de la
admiración que le profesa, hasta su muerte. A medias entre la ironía y el
sentimentalismo, entre la denuncia histórica y la evocación fantástica, La verdad sobre el caso Savolta fue el primer éxito literario de la transición
que empezaba. [José-Carlos Mainer]