En esta entrada y en las tres siguientes voy a presentar doce novelas españolas escritas durante la dictadura franquista, aunque no todas pudieran ser publicadas en su primera edición en España. En todos los casos son títulos referentes en el estudio de la novela, que hemos hecho en las últimas semanas, por su excelente calidad literaria.
Cada una de esas doce novelas va a ir acompañada de una breve reseña crítica que he entresacado de 1001 libros que hay que leer antes de morir de los profesores y críticos literarios Peter Baxell y José-Carlos Mainer. Son textos, de diferentes profesores y críticos que cito al final, que presentan estas novelas como una invitación a su lectura e inciden en sus aspectos temáticos y formales más novedosos. Ojalá sirvan estas entradas para completar mejor el estudio de la novela española de ese tiempo y para seguir invitando a la lectura de unas obras que han resistido muy bien el paso del tiempo y se han convertido en verdaderos clásicos de nuestra literatura.
Advierto que en algunas de estas reseñas se destripa el final de la novela, aunque eso tampoco debería ser motivo para dejarlas sin leer, pues es bien sabido de todos que las buenas novelas, como las buenas películas, nos cautivan por muchas razones y la del desenlace no es la principal en ninguna ocasión.
Advierto que en algunas de estas reseñas se destripa el final de la novela, aunque eso tampoco debería ser motivo para dejarlas sin leer, pues es bien sabido de todos que las buenas novelas, como las buenas películas, nos cautivan por muchas razones y la del desenlace no es la principal en ninguna ocasión.
Nada (1945) de Carmen Laforet

La colmena (1951) de Camilo José Cela
La novela influyó en los escritores de la llamada
generación del medio siglo, que realizaron la labor de crítica y denuncia
social que Cela no intentó. Él no describe la sordidez vital de los moradores
de la colmena apuntando causas o culpables; tiende a verlo todo de un modo
fatalista y la piedad que manifiesta es compatible con la burla o la crueldad.
Cela se limita a relatar, con superior dominio del idioma, los hechos de una
realidad degradada y logró un testimonio demoledor que, pese a su prohibición por
la censura, fue ávidamente leído por muchos. [María-Dolores
Albiac]
El Jarama (1956) de Rafael Sánchez Ferlosio.
