lunes, 30 de enero de 2023

GLORIA FUERTES, POETA PACIFISTA

 

Mi partido es la Paz.

Yo soy su líder.

No pido votos,

pido botas para los descalzos

-que todavía hay muchos-.

Mujer de verso en pecho

Entre los poetas españoles que escriben contra la guerra y defienden el pacifismo destaca por encima de todos Gloria Fuertes. En el Día Escolar de la No Violencia y la Paz recordaremos algunos de sus poemas.

Su experiencia vital despertó sus ideas antibelicistas: «Desde que nací, en los diarios siempre viene / un parte de guerra», se titula uno de sus poemas. Nacida en 1917, vivió la crueldad de la Guerra Civil que, además, le mató a dos novios (Manolo, un obrero anarquista, y Rivas, un médico y pintor de derechas). Irónicamente afirmaría: «la guerra me hizo pacifista y soltera». En unos versos de Mujer de verso en pecho así atestigua el horror de aquella guerra:

Fue el crimen a sangre fría,

duró tres años,

ese horror lo viví día a día,

en plena juventud

tuve hambre y frío

muriendo y conviviendo

con el cadáver de mi alegría.

 


Su empatía con los más desfavorecidos alimentó también esa postura antibelicista. Y sucesos como la explosión de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki la marcaron profundamente como a muchos escritores de su generación:

¡Asco!

Petrifica cunas.

Fundiendo cuerpos bramas

con tu voltaje devorador.

¡Maldita sí maldita bomba de nuevo tipo

y por siempre maldita tu raza y tu historia!

Los años que pasó en Estados Unidos, a principios de la década de los sesenta del siglo pasado, como profesora, le pusieron en contacto con los emergentes movimientos feminista, ecologista y pacifista, que tanto aportaron a su manera de ver el mundo y a conformar una nueva conciencia del mismo.  

Todos sus poemas en contra de la guerra están recogidos en el exquisito libro ilustrado La garra de la guerra, al que pertenecen las imágenes que acompañan esta entrada y cuyo título está sacado de uno de los versos de su irónico poema «Estamos bien»:

ESTAMOS BIEN

La mañana, se pierde en la maraña.

Por la tarde, los niños de la calle.

Por la noche, la radio del vecino.

La oficina me pone casi muerta.

El silencio, se esconde en la repisa.

Yo no puedo, leer una novela,

y la gata que pare en el pasillo

y mi hermano que no tiene trabajo

y la niña que llora por la esquina,

mi cuñada me pide una cebolla;

en la puerta, que llama el del recibo.

No hay quien pueda vivir cómodamente.

El tranvía no llega casi nunca

y no llega tampoco con el sueldo;

la merienda borrose de la casa;

el periódico nos dice la noticia:

se avecina la garra de la guerra,

y yo digo: ¡Pues sí, lo que faltaba!

En ocasiones su mensaje es directo, como una pintada o un grafiti en un muro. «Poema al No» es un buen ejemplo de ello.

POEMA AL NO

No a la tristeza.
No al dolor.
No a la pereza.
No a la usura.
No a la envidia.
No a la incultura.
No a la violencia.
No a la injusticia.
No a la guerra.
Sí a la paz.
Sí a la alegría.
Sí a la amistad.

O como en este poema de factura simple pero efectiva:

LOS JUGUETES SON PARA JUGAR A JUGAR (DE VERDAD)

No para Jugar a Matar (de mentira)

Las pistolas (ni de agua)

El revólver (ni de broma)

La escopeta (ni tocarla)

Los juguetes para todo

Y las armas para nada.

Otras veces aprovecha su magistral juego con las palabras para escribir versos sorprendentes como los de esta arenga, tan distinta a las militares:

ARENGA

¡A las almas!
¡¡Alto!!
He dicho a las almas
no a las armas.
Al enemigo hay que curarlo,
no eliminarlo.
Asesino asesinado no vale,
-sigue siendo enemigo-.

No sus cuerpos muertos,
nos interesan sus almas vivas.

¡A las almas!
No hay que vencerlos
ni convencerles,
hay que hacerlos amigos.
Y recordad que nosotros también para ellos
somos enemigos.

 Y, por último, en otros poemas habla directamente a los niños, depositarios de la única esperanza de que su mensaje pacifista pueda triunfar algún día. Tras la aparente sencillez e incluso ingenuidad de sus palabras, late sin duda la autenticidad y la verdad de sus convicciones.

POEMA DE LA PAZ

Solo tres letras, tres letras nada más,

solo tres letras que para siempre aprenderás.

Solo tres letras para escribir PAZ.

La P, la A, y la Z, solo tres letras.

Solo tres letras, tres letras nada más,

para cantar PAZ, para hacer PAZ.

La P de pueblo, la A de amar

y la zeta de zafiro o de zagal.

(De zafiro por un mundo azul,

de zagal por un niño como tú.)

No hace falta ser sabio,

ni tener bayonetas,

si tú te aprendes bien,

solo estas tres letras,

úsalas de mayor y habrá paz en la tierra.

viernes, 27 de enero de 2023

AL RESCATE DE LAS PALABRAS

La polémica se ha adueñado del panorama político hace mucho tiempo. En ocasiones, al hilo de algún hecho noticioso, hay alguna voz serena que hace que nos paremos a reflexionar y midamos y ponderemos el uso que hacemos de las palabras. Esta vez ha sido el actor Antonio de la Torre, quien en su discurso de aceptación de alumno ilustre de la Universidad Complutense ha dejado claro el significado de patria y libertad, esas dos palabras tantas veces manipuladas por quienes las usan con fines espurios.

En la clase de Lengua castellana y literatura, son muchas las veces que a partir de textos de Mariano José de Larra o de Antonio Machado, por ejemplo, hemos reflexionado acerca de esas palabras y de cómo eran también pervertidas interesadamente en sus respectivas épocas. Los dos, por ejemplo, fueron acusados de malos patriotas solo por criticar aquellas situaciones que les parecían injustas. Y claro, hablando de estas cuestiones, siempre salen a colación esas palabras de Lewis Carroll en Alicia a través del espejo en las que se refleja el uso que los poderosos hacen de las palabras:

- Cuando yo uso una palabra –dijo Humpty-Dumpty con un tono burlón– significa precisamente lo que yo decido que signifique: ni más ni menos.

- El problema es –dijo Alicia–  si usted puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.

- El problema es –dijo Humpty-Dumpty– saber quién es el que manda. Eso es todo.

 

Sobre las palabras de Antonio de la Torre, el periodista Gerardo Tecé escribió en ctxt (contexto y acción) este oportuno y atinado artículo que invito a leer.

RESCATAR LAS PALABRAS

Entre abucheos de los estudiantes a Díaz Ayuso y vivas de las juventudes del PP, Antonio de la Torre dio el que sería el mejor discurso del polémico evento celebrado en la Complutense. El actor y periodista usó sus minutos de agradecimiento tras recibir el título de alumno ilustre de esa Universidad para hacer lo que un buen periodista siempre debería hacer: ordenar la realidad de la forma más honesta –que no es lo mismo que objetiva– posible. Un patriota, palabra muy usada últimamente, no es el que más banderitas de España porta en sus polos, pantalones, pulseras, cinturones y collares de perro, sino el trabajador público –defendía Antonio– que da lo mejor de sí en el hospital o la escuela para ayudar a otros. Esos que, como decía Machado, no presumen de patriotas, pero son quienes hacen la patria. La libertad, seguía De la Torre, es últimamente un término construido a base de lemas políticos vacíos de contenido que, en realidad, consiste en algo tan simple y tan valioso como tener acceso a las herramientas –la educación pública, por ejemplo– que le permitan a uno pensar y actuar por sí mismo.

Si el fin último de la ultraderecha es hacer que una sociedad retroceda, en esta ola ultraderechista que surfeamos a día de hoy el gran éxito cosechado es el retroceso de las palabras. Haber enfangado el debate público hasta el punto de ponernos a perder el tiempo discutiendo obviedades. Debatimos, con quien no cree en el debate, si la violencia machista que se lleva por delante cada año la vida de decenas de mujeres en España existe o es un invento, si el cambio climático demostrado por la ciencia está sucediendo, si son buenas o malas las vacunas que hace ya un siglo mejoraron para siempre las expectativas de vida de la humanidad y si la tierra es plana o redonda. Perdemos tiempo y esfuerzo teniendo que recordar el significado de conceptos que parecían evidentes. Que la libertad, tan prostituida que hasta los dictadores la llevan en sus lemas –Una, Grande y…– , no consiste en irse a beber cerveza al bar, ni en trocear lo público para regalárselo a familiares y amigos, sino en poder contar con un médico en el hospital si uno está enfermo o caminar tranquilamente por la calle sin miedo a que a uno lo agredan por ser una persona trans, homosexual o inmigrante.

Que un empresario no crea riqueza en abstracto, ni tampoco puestos de trabajo como el que monta una oenegé, sino que amasa riqueza y lo consigue gracias a trabajadores a los que les paga un sueldo porque los necesita para que creen esa riqueza que él recibe. Que no todos los ricos deben ser admirados y aplaudidos por definición, porque no es lo mismo haberlo logrado de manera honesta que explotando a otros. Que los impuestos no son un castigo tal y como venden quienes apuestan por desmantelar lo que es de todos, sino una contribución solidaria que hacemos porque los hospitales, carreteras y aeropuertos no se construyen solos. Que no es lo mismo bajárselos o subírselos al que no llega que bajárselos o subírselos a quien va sobrado. Que la palabra democracia también significa algo por mucho que algunos pretendan vaciarla, por muy idiota que sea este tiempo en el que hay quien se planta con su bandera franquista en manifestaciones que pretenden salvar la democracia de quien fue votado por la mayoría. Manda huevos –como diría aquel– que tengamos que rescatar las palabras, que tenga que venir un actor a recordarnos que ya está bien de montar películas.

sábado, 14 de enero de 2023

MOLLY BLOOM HA VUELTO

Magüi Mira representó ayer en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza  Molly Bloom, una adaptación teatral del último capítulo de Ulises, la obra maestra de James Joyce, que es a su vez una parodia de la Odisea. El trabajo de la actriz es extraordinario y nos recuerda la vigencia de las ideas del personaje que encarna en la obra en contra de la trasnochada y puritana moral burguesa. Molly Bloom, la mujer que espera el regreso de su marido, se erige como un personaje en las antípodas de Penélope, el modelo literario en que se inspiró el autor irlandés.

La novela cumplió su centenario el año pasado y sigue considerándose capital en la historia de la literatura. Sus novedosos recursos formales cambiaron definitivamente la forma de narrar. Entre ellos destacan la constante experimentación lingüística, capaz de una escritura libre sin ningún tipo de signo de puntuación, y el monólogo interior, que consiste en reproducir sin puntuación la conciencia del personaje que fluye libremente: pensamientos, sensaciones y asociaciones mentales sin interrupción ni nexos.

Como muestra de la obra y de sus recursos ofrezco las últimas palabras de su último capítulo, el dieciocho, el que sirve de inspiración para el brillantísimo monólogo que lleva a cabo la actriz Magüi Mira, que comienza y termina con un poderoso Sí: el primero es el Sí del presente de Molly y el segundo es el recuerdo de un antiguo Sí.

[…] hoy quiero decir no no los viernes son día de mala suerte lo primero que quiero hacer es arreglar la casa de alguna manera el polvo se acumula por todos lados creo mientras estoy dormida luego podemos tener algo de música y cigarrillos puedo acompañarle primero tengo que limpiar las teclas del piano con leche qué me puedo poner me pondré una rosa blanca o esos pasteles encantadores de Lipton me gusta el olor de una gran tienda llena de cosas ricas a 7 y 1/2 la libra o los otros con cerezas dentro y el azúcar rosado 11 peniques un par de libras de eso una planta bonita para el centro de la mesa ésa la sacaría más barata en espera dónde está eso las vi no hace mucho me encantan las flores me encantaría tener toda la casa inundada de rosas Dios del cielo no hay nada como la naturaleza las montañas agrestes después el mar y las olas precipitándose después la campiña maravillosa con los campos de avena y trigo y toda clase de cosas y todo el hermoso ganado moviéndose a sus anchas le haría a uno mucho bien ver ríos y lagos y flores de todas las formas y olores y colores brotando hasta de las cunetas prímulas y violetas es la naturaleza como para que digan que no hay Dios yo no daría un duro por toda su sabiduría por qué no van y crean algo a menudo le preguntaba a los ateos o comoquiera que ellos se llamen que vayan y se quiten la roña de encima primero luego van berreando a por un cura cuando mueren y por qué por qué porque tienen miedo del infierno por su mala conciencia ah sí ya lo creo que los conozco bien quién existió en el universo antes de que existiera nadie que lo hizo todo quién ah eso no lo saben pues yo tampoco así que ahí tienes también podrían muy bien intentar que el sol dejara de salir mañana el sol brilla para ti dijo él el día que estábamos echados entre los rododendros en el promontorio de Howth con el traje de paño gris y su canotié el día que hice que se me declarara sí primero le di de mi boca el trocito de torta de alcaravea y era un año bisiesto como ahora sí hace 16 años Dios mío después de aquel largo beso casi me quedo sin respiración sí dijo que yo era una flor de la montaña sí que somos flores todas el cuerpo de mujer sí fue la única verdad que dijo en su vida y el sol brilla para ti hoy sí por eso me gustaba porque vi que entendía o sentía lo que es una mujer y yo sabía que siempre le podía buscar las vueltas y le di todo el placer que pude invitándole hasta que me pidió que dijera sí y yo no quería contestar al principio sólo miré a lo lelos el mar y al celo pensaba en tantas cosas que él no sabía en Mulvey y Mr Stanhope y en Hester y en padre y en el viejo capitán Groves y en los marineros jugando a antón pirulero y a las prendas y a mear alto como ellos lo llamaban en el malecón y el centinela delante de la casa del gobernador con aquella cosa alrededor del casco blanco pobre diablo achicharrado y las muchachas españolas riendo con sus mantillas y sus peinetas y la subasta por la mañana los griegos y los judíos y los árabes y quién sabe Dios quién más de todos los rincones de Europa y Duke street y el mercado de aves todas cloqueando delante de Larby Sharon y los pobres burros sueltos medio dormidos y aquellos hombres imprecisos en sus capas dormidos a la sombra en los escalones y las grandes ruedas de las carretas de bueyes el viejo castillo con miles de años sí y aquellos guapos moros todos de blanco y con turbantes como reyes invitándote a que te sentaras en sus pequeñas tiendas y Ronda con las viejas ventanas de las posadas 2 ojos que miran una celosía oculta para que el amante bese la reja y 'los ventorrillos medio abiertos por la noche y las castañuelas y la noche que perdimos el barco en Algeciras y el sereno de un sitio para otro sereno con su farol y O aquel abismal torrente O y el mar el mar carmesí a veces como fuego y las puestas de sol gloriosas y las higueras en los jardines de la Alameda sí y todas aquellas callejuelas extrañas y las casas de rosa y de azul y de amarillo y las rosaledas y los jazmines y los geranios y las chumberas y el Gibraltar de mi niñez cuando yo era una Flor de la montaña sí cuando me ponía la rosa en el pelo como hacían las muchachas andaluzas o me pondré una roja sí y cómo me besaba junto a la muralla mora y yo pensaba bien lo mismo da él que otro y entonces le pedí con la mirada que me lo pidiera otra vez sí y entonces me preguntó si quería sí decir sí mi flor de la montaña y al principio le estreché entre mis brazos sí y le apreté contra mí para que sintiera mis pechos todo perfume sí y su corazón parecía desbocado y sí dije sí quiero Sí.

Ilustración de Eduardo Arroyo del capítulo 18 de Ulises de la editorial Galaxia Gutenberg