Mi partido es la Paz.
Yo soy su líder.
No pido votos,
pido botas para los descalzos
-que todavía hay muchos-.
Mujer de verso en pecho
Entre los poetas españoles que escriben contra la guerra y defienden el pacifismo destaca por encima de todos Gloria Fuertes. En el Día Escolar de la No Violencia y la Paz recordaremos algunos de sus poemas.
Su experiencia vital despertó sus ideas antibelicistas: «Desde que nací, en los diarios siempre viene / un parte de guerra», se titula uno de sus poemas. Nacida en 1917, vivió la crueldad de la Guerra Civil que, además, le mató a dos novios (Manolo, un obrero anarquista, y Rivas, un médico y pintor de derechas). Irónicamente afirmaría: «la guerra me hizo pacifista y soltera». En unos versos de Mujer de verso en pecho así atestigua el horror de aquella guerra:
Fue el crimen a sangre fría,
duró tres años,
ese horror lo viví día a día,
en plena juventud
tuve hambre y frío
muriendo y conviviendo
con el cadáver de mi alegría.
Su empatía con los más desfavorecidos alimentó también esa postura antibelicista. Y sucesos como la explosión de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki la marcaron profundamente como a muchos escritores de su generación:
¡Asco!
Petrifica cunas.
Fundiendo cuerpos bramas
con tu voltaje devorador.
¡Maldita sí maldita bomba de nuevo tipo
y por siempre maldita tu raza y tu historia!
Los años que pasó en Estados Unidos, a principios de la década de los sesenta del siglo pasado, como profesora, le pusieron en contacto con los emergentes movimientos feminista, ecologista y pacifista, que tanto aportaron a su manera de ver el mundo y a conformar una nueva conciencia del mismo.
Todos sus poemas en contra de la guerra están recogidos en el exquisito libro ilustrado La garra de la guerra, al que pertenecen las imágenes que acompañan esta entrada y cuyo título está sacado de uno de los versos de su irónico poema «Estamos bien»:
ESTAMOS BIEN
La mañana, se pierde en la maraña.
Por la tarde, los niños de la calle.
Por la noche, la radio del vecino.
La oficina me pone casi muerta.
El silencio, se esconde en la repisa.
Yo no puedo, leer una novela,
y la gata que pare en el pasillo
y mi hermano que no tiene trabajo
y la niña que llora por la esquina,
mi cuñada me pide una cebolla;
en la puerta, que llama el del recibo.
No hay quien pueda vivir cómodamente.
El tranvía no llega casi nunca
y no llega tampoco con el sueldo;
la merienda borrose de la casa;
el periódico nos dice la noticia:
se avecina la garra de la guerra,
y yo digo: ¡Pues sí, lo que faltaba!
En ocasiones su mensaje es directo, como una pintada o un grafiti en un muro. «Poema al No» es un buen ejemplo de ello.
POEMA AL NO
No a la tristeza.
No al dolor.
No a la pereza.
No a la usura.
No a la envidia.
No a la incultura.
No a la violencia.
No a la injusticia.
No a la guerra.
Sí a la paz.
Sí a la alegría.
Sí a la amistad.
O como en este poema de factura simple pero efectiva:
LOS JUGUETES SON PARA JUGAR A JUGAR (DE VERDAD)
No para Jugar a Matar (de mentira)
Las pistolas (ni de agua)
El revólver (ni de broma)
La escopeta (ni tocarla)
Los juguetes para todo
Y las armas para nada.
Otras veces aprovecha su magistral juego con las palabras para escribir versos sorprendentes como los de esta arenga, tan distinta a las militares:
ARENGA
¡A las almas!
¡¡Alto!!
He dicho a las almas
no a las armas.
Al enemigo hay que curarlo,
no eliminarlo.
Asesino asesinado no vale,
-sigue siendo enemigo-.
No sus cuerpos muertos,
nos interesan sus almas vivas.
¡A las almas!
No hay que vencerlos
ni convencerles,
hay que hacerlos amigos.
Y recordad que nosotros también para ellos
somos enemigos.
Y, por último, en otros poemas habla directamente a los niños, depositarios de la única esperanza de que su mensaje pacifista pueda triunfar algún día. Tras la aparente sencillez e incluso ingenuidad de sus palabras, late sin duda la autenticidad y la verdad de sus convicciones.
POEMA DE LA PAZ
Solo tres letras, tres letras nada más,
solo tres letras que para siempre aprenderás.
Solo tres letras para escribir PAZ.
La P, la A, y la Z, solo tres letras.
Solo tres letras, tres letras nada más,
para cantar PAZ, para hacer PAZ.
La P de pueblo, la A de amar
y la zeta de zafiro o de zagal.
(De zafiro por un mundo azul,
de zagal por un niño como tú.)
No hace falta ser sabio,
ni tener bayonetas,
si tú te aprendes bien,
solo estas tres letras,
úsalas de mayor y habrá paz en la tierra.
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