«Joven romántica» Dibujo de G.A. Bécquer Tomado de CVC |
La identificación de mujer y poesía es constante en las Rimas. La poesía es el sentimiento y el sentimiento es la mujer:
¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía eres...tú
[Rima XXI]
Pero esta mujer no es cualquiera, no es real, es un ideal. En la Rima XI dialoga con dos mujeres reales, la morena ardiente y apasionada y la rubia pálida y tierna, pero no son ellas las que persigue el poeta. Bécquer habla también con la mujer ideal que, sin embargo, se esfuma en un sueño, en un imposible:
-Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible;
no puedo amarte.
-¡Oh, ven, ven tú!
[Rima XI]
«La musa y el poeta» Dibujo de G. A. Bécquer Tomado de CVC |
La búsqueda de un imposible es también la lucha del poeta con el idioma. La dificultad de la expresión poética, las carencias y limitaciones del lenguaje son temas repetidos en sus Rimas. Él querría que las palabras fuesen a un tiempo «suspiros y risas, colores y notas» y constata que el idioma es mezquino para tan alto fin [Rima I]. Él desearía que el genio creador despertara con «la mano de nieve» que arrancara las notas que están dormidas dentro de uno [Rima VII]. Él sabe, en fin, que la tarea del poeta es la de un ser elegido: sólo al creador, al «genio», le es dada la facultad de unir la inspiración («embriaguez divina / del genio creador») con la razón («gigante voz que el caos / ordena en el cerebro») como nos dice en la Rima III.
A pesar de que Bécquer declaró en las Cartas literarias a una mujer que no era «muy fuerte en esto de las definiciones», sí que estos versos que hemos leído y comentado nos acercan a lo que es para él la poesía.
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