viernes, 20 de marzo de 2020

DISTANTEMENTE JUNTOS (V): REIVINDICACIÓN DE LAS PEQUEÑAS COSAS POR CARLOS MARZAL

En estos días extraños quizás nuestras cabezas anhelen un montón de cosas extraordinarias que ahora no podemos hacer. Sin embargo, otra manera de afrontar esta experiencia indudablemente angustiosa sea la de volver la mirada y el reconocimiento a esas pequeñas cosas que forman parte de nuestra vida y muchas veces son desatendidas. Este poema del valenciano Carlos Marzal, perteneciente a su poemario Metales pesados, nos ilustra estupendamente esta reflexión.


CUATRO GOTAS DE ACEITE
                                               A Antonio Cabrera

Cuatro gotas de aceite
sobre un trozo eremita de pan blanco,
o sobre el obsequioso corazón
de un tomate maduro en sacrificio,
nos aleccionan con su desnudez,
con su absoluta falta de consejo.

La belleza del mundo es tan frecuente,
tan desinteresada de sí misma,
que hasta se desvanece en certidumbre,
y acaba por nublarse a nuestros ojos.
Por eso es un pecado
de extrema ingratitud no dar las gracias
en alto con la voz del pensamiento
y con la muda fe de los sentidos.

En la desposesión está la esencia,
en la simplicidad, lo permanente.
Para ungir con lo bello nuestra carne
hay que buscar lo bello en donde ha estado
despierto en claridad desde el principio.

El hecho de verter la cuatro gotas,
cuatro lágrimas densas de oro humilde,
sobre las migas cándidas, supone
un acto elemental
contra la ruina
una rúbrica más
contra la muerte.

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