Los textos literarios funcionan con unas leyes de coherencia distintas a las de otros textos. Para comprobarlo hoy hemos buscado en clase finales coherentes para estos dos microrrelatos de Gonzalo Suárez, entresacados de su magnífico Trece veces trece, y luego hemos descubierto los que pensó el autor. Sin duda, rellenar los corchetes rojos ([...]) es un ejercicio de imaginación y de coherencia que supone todo un reto creativo.
LA VÍCTIMA EN LA ALFOMBRA
Cada día es más evidente que carecéis de imaginación para
dar crédito a la verdad.
Os maravilláis ante las flores de plástico que parecen
naturales y ante las flores naturales que parecen de plástico.
Os jactáis de no creer más que en lo que veis, pero no
veis más que lo que os enseñan.
Y como demostración os contaré una historia.
La encontraron muerta encima de la alfombra. La habitación
estaba cerrada con llave, y ella no llevaba puesto ningún vestido. Su cuerpo
había sido brutalmente destrozado.
Nadie había abierto la puerta, y en la cama dormía un
famoso hombre de negocios.
Me llamaron a mí para que investigara.
Aquel era un noveno piso, y resultaba imposible escalar la
fachada. Sin embargo, nada más llegar comprendí que la víctima había entrado
por la ventana.
Como dato marginal debo hacer constar que el hombre de
negocios pesaba noventa y nueve kilos, y dijo haberse acostado a las cuatro
de la madrugada. La muerte se produjo a primeras horas de la noche y por
tanto ella ya estaba allí, encima de la alfombra.
El hombre de negocios aseguró no haberla visto. Cualquier
jurado, incluso uno compuesto por personas ponderadas como ustedes, estaría dispuesto
a no creerle. Posiblemente consideren que mi historia no es realista.
La explicación es más simple: se trata de […]. Si bien es verdad que se daba la circunstancia altamente
agravante, de que encontraran además un cadáver de mujer debajo de la cama.
Pero ello ya no tiene relación con este caso.
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