Forges |
Como todavía queda mucho camino por andar, os invito a leer en la página de Amnistía Internacional textos y canciones que os ayudarán a entender y valorar este tema.
Por mi parte os dejo a continuación, además de las viñetas del genial Forges, unas lúcidas reflexiones del escritor portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura en 1998, sobre los derechos humanos, tal como las publicó en su blog hace unos diez años. Siguen de plena actualidad. Son meditaciones, algunas recurrentes, sobre la necesidad del compromiso y de la lucha frente al incumplimiento de los derechos humanos, sobre la necesidad de pensar también una carta de deberes humanos, sobre los peligros de la globalización, sobre el valor de la disensión, sobre la necesidad de la Filosofía,...
Y no se cumplen
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La batalla de los derechos humanos no entiende de derechas ni de izquierdas. Pero es algo en lo que la gente honesta puede ponerse de acuerdo. ¿Y qué contiene [la Declaración]? Treinta derechos reconocidos de manera unánime como derechos fundamentales del ser humano. Y no se cumplen.
Dos grandes batallas
Sin democracia no puede haber derechos humanos, pero sin derechos humanos tampoco habrá democracia. Estamos en una situación en que se habla mucho de democracia y nada de derechos humanos. Creo que ésas son dos grandes batallas para este siglo. Y si no las libramos, el siglo será un desastre.
El gato y el ratón
Si no nos defendemos, el gato de la globalización acabará engullendo al ratón de los derechos humanos. La globalización es un totalitarismo.
Situaciones incompatibles
El cumplimiento de los derechos humanos es incompatible con lo que está pasando en el mundo. Pues, entonces, si los reivindicas, vas a tener que oponerte a lo que está pasando.
Compromiso ético y compromiso crítico
Se habla de derechos humanos y está bien, y hay que seguir hablando, pero hablamos poco de los deberes humanos. ¿Deberes de qué? De solidaridad, sobre todo. De respeto humano, sobre todo. Estamos olvidando un poco que los derechos se compaginan con los deberes. Hacerse cargo de la necesidad de hablar de esto es a lo que yo me refiero con “compromiso ético” y “compromiso crítico”.
Disentir
Disentir es uno de los dos derechos que le faltan a la Declaración de Derechos Humanos. El otro es el derecho a la herejía. Disentir es un derecho que se encuentra y se encontrará inscrito con tinta invisible en todas las declaraciones de derechos humanos pasadas, presentes y futuras. Disentir es un acto irrenunciable de conciencia.
Derecho a la herejía
Para mí, está clarísimo que entre los derechos humanos de que tanto se habla, hay uno que no se puede olvidar: el derecho a la herejía, a elegir otra cosa.
La batalla que vale la pena
Los derechos humanos… ¿cuántos se cumplen?, ¿por qué no se cumplen?, ¿de quién es la responsabilidad de no cumplirlos? La batalla que vale la pena en el siglo que entra es la batalla por los derechos humanos, y la tendencia es a perderla si no reaccionamos a tiempo […] Hay una incompatibilidad radical entre globalización económica y derechos humanos.
Deberes humanos
Después de milenios de civilizaciones y culturas, los deberes humanos se encuentran inscritos en las conciencias, incluso cuando aparentamos ignorarlos o despreciarlos. No hay que escribir una Carta de los Deberes Humanos, hay que apelar a las conciencias libres para que la manifiesten y la asuman.
En ninguna parte
Los derechos humanos no se cumplen en ninguna parte. Derecho a la vida, a la existencia decorosa, a comer y trabajar, a la salud y la educación. La gran batalla de la ciudadanía debe ser la batalla por los derechos humanos.
El mañana y el milenio
En vez de unas cuantas propuestas gratuitas sobre y para uso del tercer milenio, que luego, probablemente, el tiempo se encargará de reducir a cisco, ¿por qué no nos decidimos a poner de pie unas cuantas ideas simples y unos cuantos proyectos al alcance de cualquier comprensión? Estos, por ejemplo, en caso de no encontrar nada mejor: a) desarrollar desde la retaguardia, es decir, aproximar hasta las primeras líneas de bienestar a las crecientes masas de personas que fueron dejadas atrás por los modelos de desarrollo en uso; b) suscitar un sentido nuevo de los deberes humanos, haciéndolo paralelo al ejercicio pleno de sus derechos; c) vivir como sobrevivientes, porque los bienes, las riquezas y los productos del planeta no son inagotables; d) resolver la contradicción entre la afirmación de que estamos cada vez más cerca unos de otros y la evidencia de que nos encontramos cada vez más alejados; e) reducir la diferencia, que aumenta cada día, entre los que saben mucho y los que saben poco. Creo que de las respuestas que demos a cuestiones como éstas dependerá nuestro mañana y nuestro pasado mañana. Y dependerá el próximo siglo. Y el milenio todo. A propósito: ¿Y si volviéramos a la Filosofía?
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