lunes, 9 de noviembre de 2015

¿QUÉ ES EL MODERNISMO?

A. Mucha, Flower
En 1902, la revista madrileña Gente vieja convocó un concurso de ensayos sobre una de las cuestiones que más polémica suscitaban en el mundo cultural de entonces: «¿Qué es el Modernismo y qué significa como escuela dentro del Arte en general y de la Literatura en particular?». El trabajo premiado era de Eduardo López Chavarri, un joven crítico que en pleno auge del movimiento acertó a plasmar cómo había surgido en respuesta al utilitarismo, al pragmatismo y a la trivialidad de la burguesía decimonónica y cómo los nuevos creadores volvían sus ojos al romanticismo, a su inconformismo, a su insatisfacción y a su idealismo, en busca de la emoción del arte y de los sentimientos.
Este testimonio de la época nos servirá como introducción al estudio de la literatura modernista.

El Modernismo, en cuanto movimiento artístico, es una evolución y, en cierto modo, un renacimiento.
No es precisamente una reacción contra el naturalismo, sino contra el espíritu utilitario de la época, contra la brutal indiferencia de la vulgaridad. Salir de un mundo en que todo lo absorbe el culto del vientre, buscar la emoción de arte que vivifique nuestros espíritus fatigados en la violenta lucha por la vida, restituir al sentimiento lo que le roba la ralea de egoístas que domina en todas partes..., eso representa el espíritu del Modernismo.
El artista, nacido de una generación cansada por labor gigantesca, debe sentir el ansia de liberación, influida por aquel vago malestar que produce el vivir tan aprisa y tan materialmente. No podía ser de otro modo: nuestro espíritu encuéntrase agarrotado por un progreso que atendió al instinto antes que al sentimiento; adormeciose la imaginación y huyó la poesía; desaparecen las leyendas misteriosas profundamente humanas en su íntimo significado; el canto popular libre, impregnado de naturaleza, va enmudeciendo; en las ciudades, las casas de seis pisos impiden ver el centelleo de las estrellas, y los alambres del teléfono no dejan a la mirada perderse en la profundidad azul; el piano callejero mata la musa popular: ¡estamos en pleno industrialismo! En medio de este ambiente, vemos infiltrarse cada vez más en el alma de las gentes la «afectación de trivialidad», especie de lepra que todo lo infecciona y lo degrada: entre nosotros se traduce por el chulapismo y el flamenquismo, los cuales triunfan con su música patológica y su «poesía» grosera, haciendo más y más imposible todo intento de dignificación colectiva... En oposición a esto, entran nella commedia dell'arte las máscaras grotescas del pedantismo y el dilettantismo, entecos, asexuales y tan perniciosos como los males anteriores. Y he ahí la materia que ha venido a formar al «público» (es decir, lo contrario del «pueblo»-gens), masa trivial y distraída, que no tiene voluntad para la obra de arte, masa indiferente y hastiada, que protesta con impaciencia cuando se la quiere hacer sentir. ¿No había de sublevarse todo espíritu sincero contra estas plagas?
Tal es la aspiración de donde nació la nueva tendencia de arte, tendencia que puede ser considerada, en último término, como una palpitación más del romanticismo.

[Los fragmentos resaltados son nuestros y sirven para destacar las ideas del autor que se han comentao en clase]

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