martes, 11 de junio de 2013

METÁFORAS VIVAS

Pavel Kuczynski
La expresión de los grandes temas que trata la lírica (el amor, la vida, la muerte) nos ha llegado a través de metáforas, imágenes que los poetas han asociado a esos sentimientos tan poderosos. Su cultivo en la literatura ha sido fecundo a lo largo de la historia y ha cuajado de tal manera que los lectores de hoy siguen identificando esas imágenes sin problema. No es raro seguir oyendo sus ecos en las canciones de artistas y grupos musicales actuales.

Así, el amor pasional se ha identificado con el fuego: para Garcilaso de la Vega el amor era "el encendido fuego en que me quemo" o en palabras de Rubén Darío "son de incendio mis besos" . Cuando desaparece el amor o no es correspondido, el fuego se convierte en hielo como nos lo expresa Gustavo Adolfo Bécquer: "fue su amor cansancio a mis sentidos, hielo a mi corazón". No es extraño por eso que el sentimiento amoroso, tan contradictorio, haya sido definido con el oxímoron (unión de conceptos opuestos) de estas dos palabras: el amor "es hielo abrasador, es fuego helado" según Quevedo.
Otras imágenes asociadas a la satisfacción y el gozo que provocan el amor y la persona amada son vida, cielo, dios o placer. Por contra, la ausencia de la persona amada o el rechazo son identificados con el llanto, la herida, la muerte o el dolor.
Las imágenes que han representado la vida y la muerte provienen de antiguo: la muerte es el esqueleto con guadaña, la vieja que cubre su rostro o un caballero apocalíptico; la vida se representa como árbol, como  viaje o como danza.
En la literatura han sido muy repetidas las imágenes del río y del mar para representar vida y muerte: "nuestras vidas son los ríos/ que van a dar en el mar, / que es el morir" (Jorge Manrique). El hombre ha sido visto como un "caminante" que viaja por su vida: "Caminante, no hay camino, / se hace camino al andar" nos recordará Antonio Machado.
En torno a estos temas centrales de la lírica, la vida y la muerte, se han acuñado muchos tópicos que hoy siguen presentes en nuestra forma de entender la existencia: como el tiempo vuela (tempus fugit), no es extraño que nos preguntemos por todo lo que ha sido y ya no existe (ubi sunt?), así que debemos aprovechar el día (carpe diem) porque sino todo lo demás nos recordará que vamos a morir (memento mori) y que la muerte nos llegará a todos por igual (omnia mors aequat).
Quevedo cerrará uno de sus sonetos con esta amenazante imagen del tópico de tempus fugit: "en el hoy y mañana y ayer, junto / pañales y mortaja, y he quedado / presentes sucesiones de difunto". La mirada hacia atrás es, por tanto, inevitable, como en este poema de Ángel González: "miro hacia atrás. / ¿Qué queda / de esos días? / Restos, / vida quemada / nada. / Historia:escoria". Sin embargo, Garcilaso de la Vega nos insuflara su vitalismo y sintetizará genialmente el tópico clásico de carpe diem: "coged de vuestra alegre primavera / el dulce fruto, antes que el tiempo airado / cubra de nieve la hermosa cumbre".

Ahora os propongo un reto: después de haber leído estos versos de poetas españoles sobre el amor, la vida y la muerte, seguro que sois capaces de encontrar en las canciones que os gustan ecos y recuerdos de sus palabras. Podéis escribir vuestras aportaciones en el apartado de comentarios que está más abajo. Para que comprobéis que no es una tarea difícil os dejo un par de vídeos de poetas raperos: uno sobre el amor perdido, "A fuego", de Rapsusklei, y otro sobre el paso del tiempo, "Ayer y hoy", de Nach y El Chojin. En ambos temas encontraréis imágenes poéticas, tópicos literarios y sentimientos personales como los que hemos leído en los poetas de otros tiempos.


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