El escritor Joël Dicker, autor de novelas de éxito como La verdad sobre el caso Harry Quebert o El libro de los Baltimore, publicó hace menos de dos meses este artículo en El País, para invitar a esas personas que no paran de mirar su teléfono móvil sin que nada nuevo aparezca en él a que aprovechen esos minutos para leer y descubrir nuevos mundos y dar un nuevo sentido a sus vidas. De manera muy sencilla nos hace reflexionar acerca del uso que hacemos del tiempo y nos invita a la lectura como una forma de entretenimiento y de conocimiento, una invitación que tantas veces hemos realizado desde el blog.
Ilustración de Fernando Vicente |
A esa
persona que juguetea con su móvil
El autor propone robarle unos pocos minutos diarios al
teléfono para dedicárselos a un libro. Vaticina que, en una semana, no podrá
dejarlo.
QUERIDO
AMIGO:
No te conozco personalmente,
pero permíteme que me dirija a ti de esta forma.
Te veo con frecuencia cuando
subo al autobús, cerca de mi casa.
Te escribo a ti, pero podría
escribir a todos esos con los que me cruzo en el tren, los aviones, los bancos
de las estaciones y los aeropuertos, la sala de espera del dentista.
Te escribo a ti como
representante de todos los que ya no leen nunca en los transportes públicos.
Te escribo a ti como
representante de todos los que viajan en autobús o en metro cada mañana, los
que hacen vuelos transatlánticos, los que protestan porque el dentista va
retrasado y no llevan en el bolso, en el bolsillo ni bajo el brazo un libro que
les haga compañía.
Hoy, en el bolso y en el
bolsillo, llevamos otro compañero al que abrazamos, tocamos y acariciamos más
que a nuestra pareja: el
teléfono móvil. Nos hace compañía, nos reconforta, va con nosotros a todas
partes, desde la cama hasta el cuarto de baño. El invento es genial: un simple
aparatito que nos conecta con el mundo entero. Podemos seguir las aventuras de
un astronauta en la estación espacial internacional, asistir por Internet a una
clase de la universidad e incluso ver un partido de fútbol. Pero, sobre todo,
podemos entrar en Facebook e Instagram, espiar la vida de personas a las que ni
siquiera conocemos y perder un tiempo valioso.
A ti, amigo mío del autobús,
te hago esta pregunta: ¿Cuántas veces al día haces el mismo gesto con tu
teléfono para leer las informaciones que te han llegado?
A ti, amigo mío del autobús,
te hago esta pregunta: ¿Cuántas veces al día haces el mismo gesto con tu
teléfono para leer las informaciones que te han llegado? ¿5, 10, 15 veces?
¿Cuántas veces miras la previsión del tiempo, que ya conoces, y las fotos que
ya has visto antes en Facebook o Instagram? ¿Cuántas veces abres tu aplicación
de noticias (siempre la misma) para comprobar que no han cambiado desde hace
cinco minutos?
A ti, amigo mío del autobús,
te propongo un pequeño juego: mañana, durante la rutina obsesiva del teléfono
móvil, cronometra el tiempo que dedicas a releer las mismas informaciones.
Verás que Facebook, Instagram y la previsión del tiempo te roban decenas de
minutos cada día.
Cuando tengas claro el
número de minutos, acepta este trato: durante una semana, llévate un libro al
autobús, al metro, al dentista, y dedica ese mismo tiempo a leerlo.
Te apuesto lo que quieras a
que, al final de la semana, habrás descubierto el placer de la lectura diaria,
la de los instantes robados, la que te da ganas de saltarte la parada de metro
y de que el dentista se retrase. Esa lectura que engrandece la vida, acaba con
el aburrimiento y te lleva a otro mundo.
Amigo mío del autobús, te
pido que difundas este mensaje: en el autobús y en el metro, en los aviones y
los trenes, dejad el móvil en el bolsillo, ya tendréis tiempo de consultarlo
después. Convertid esos trayectos en vuestro propio viaje a través del mundo de
los libros. Díselo a quienes no están aún convencidos: cronometrad el tiempo
que perdéis con el móvil y usadlo para leer un poco todos los días. Durante una
semana, nada más. Estoy seguro de que os aficionaréis.
Triste, pero cierto.
ResponderEliminarComparto contigo la misma opinión. Con la reproducción de este artículo de Dicker quise contribuir a desmontar la coartada de aquellos que no encuentran tiempo para leer y sí para mirar una y otra vez lo mismo en su teléfono móvil, sin percatarse de que se están perdiendo cosas muy interesantes. Un saludo.
Eliminar¡Qué buena reflexión la de Dicker! Con tu permiso, me lo llevo.
ResponderEliminarPor otra parte, enhorabuena por tu blog, es magnífico y muy útil para profes y alumnos.
Gracias a ti por tu comentario y por visitar el blog. Compartir lecturas es una de las cosas que más me gusta y el blog permite llegar a muchas personas con las que no tienes relación en el aula o en tus círculos más cercanos y eso es un lujo para mí.Un saludo.
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