viernes, 20 de enero de 2017

CERVANTES, CREADOR DE LA NOVELA MODERNA

Grabado de Doré para
 Don Quijote de la Mancha
Todos los estudiosos de la literatura y todos los críticos literarios están de acuerdo en una cosa: a partir del Quijote de Miguel de Cervantes comienza la novela moderna. Todos los planteamientos de la novela contemporánea se hallan de una u otra forma, desarrollados o en embrión, en el Quijote, punto de partida e inspiración de la novela moderna.
Fue Cervantes quien rompió la barrera existente entre «novela» (como relato de sucesos verosímiles) y «romance» (en sentido inglés, como narración en la que priman los elementos fantásticos y fabulosos). Al romper la barrera entre ambos géneros, Cervantes realizó una síntesis de realismo e idealismo narrativos desconocida hasta ese momento y que influyó decisivamente en la forma de narrar desde entonces. Cervantes logró  conjugar las dos tendencias narrativas de la época: la idealista (la de las novelas pastoriles, sentimentales,...) y la realista (la de la picaresca), con lo que aunó en una misma obra vida y sueño, realidad y fantasía, aunque con predominio del realismo que permitía introducir en la novela a las gentes, las costumbres y la verdad histórica. El Quijote será la primera novela realista moderna por el tratamiento  realista del tiempo y el espacio, por la profundidad psicológica con la que son presentados los protagonistas  y por la evolución que experimentan a lo largo de la narración.
Con Cervantes la «novela» se convierte en un género flexible y subjetivo en el que cabe todo y se constituye en punto de encuentro de vida y literatura. En el Quijote, por ejemplo, son numerosas las discusiones sobre literatura y sobre ficción novelesca (con lo que la obra se presenta como «metanovela» ya que el género sirve para explicarse a sí mismo). También se nos presenta como «intertexto», es decir, como un texto que se nutre de de otros textos y se enriquece con sus aportaciones: además de las continuas referencias a los libros de caballerías y a la épica culta, en la novela se intercalan textos de diferentes subgéneros narrativos: sentimental, bizantino, morisco,...
Toda esta complejidad intertextual tiene su fundamento en la concepción cervantina de la novela como «juego» que se muestra en el tratamiento del narrador: el autor según se lee en la novela es el historiador Cide Hamete Benengeli, cuya obra traduce a su vez un morisco toledano en un manuscrito encontrado por el narrador (Cervantes), quien va exponiéndola con constantes comentarios e interpolaciones al lector, quien continuamente duda de la realidad de lo que se le está contando. Este será en adelante el modelo de lector al que buscará la novela más exigente e innovadora.
Es el Quijote, igualmente, una novela fundamentada en la libertad, tanto de los personajes como del narrador y del lector. Los personajes muestran sus diferentes puntos de vista, por lo que discuten las acciones de los otros o desmienten sus intenciones e incluso opinan sobre la marcha misma de la narración. Si a ello sumamos las diferentes voces narrativas comentadas antes (que hacen del Quijote una novela polifónica), la obra es un perfecto ejemplo de perspectivismo en el que la realidad deja de tener una única forma de ser contemplada y pasa a ser una suma de percepciones distintas en las que se implica el autor-narrador, sus personajes y el lector.

La nueva concepción del género novelesco de Cervantes, las aportaciones formales del Quijote (el empleo del contrapunto, del perspectivismo, de la metanovela y de la intertextualidad) y la creación del lector moderno que erige la duda como sistema, se convertirán en fuente inagotable para los novelistas de los siglos venideros.

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