viernes, 21 de febrero de 2020

«CLARÍN» HABLA SOBRE GALDÓS Y LA NOVELA, LA ÉPICA DEL SIGLO XIX

Tomado de www.cervantesvirtual.com
Leopoldo Alas «Clarín», además de novelista, fue uno de los críticos literarios más importantes de las últimas décadas del siglo XIX. En estas líneas, sacadas de su estudio sobre Benito Pérez Galdós, nos habla sobre la idea de la novela como género narrativo propio del siglo en el que ellos están viviendo y creando. «Clarín» ya vislumbraba la trascendencia de las novelas de Galdós porque se basaban en ese concepto de épica que es capaz de crear personajes que no tienen que compartir en principio nada con su autor, que no hablan directamente de él. Esta creación de la realidad es base de la novela realista a la que se llamó la épica del siglo XIX. La novela no ha dejado de ser desde entonces el género narrativo preferido en la modernidad y la posmodernidad.

Se ha dicho, en general con razón, que la novela es la épica del siglo, y entre las clases varias de novela, ninguna tan épica, tan impersonal como esta narrativa y de costumbres que Galdós cultiva, y que es hasta ahora la que ha producido más obras maestras y a la que se han consagrado principalmente los más grandes novelistas. El que lo es de este género es... todo lo contrario de un Lord Byron, el cual como se ha dicho hasta la saciedad, y con razón en conjunto, viene a hablar de sí mismo en casi todas sus obras, y es, según frase de un crítico, como un torrente profundo que borre entre altas paredes de peñascos, en un cauce estrecho. Se ha dicho también que el gran arte es, en suma, crear almas, y se puede añadir: para el novelista propiamente épico, crear almas... pero no a su imagen y semejanza. Adán se parece a Jehová Eloím demasiado, o tal vez más exactamente, Jehová se parece demasiado a Adán; aquí hay lirismo. En la novela como la escribe casi siempre Balzac, o Zola, o Daudet, y aun Tolstoi, o Gogol... o Dickens (aunque este es más lírico), o Galdós, por muy sutil que sea el análisis que se aplica a encontrar el alma del autor, en la de los personajes, hay que reconocer que los más de estos nada tienen que ver con la realidad psicológica del que los inventó. Cierto es que el artista, aun el más épico, siempre saca mucho de sí, se copia, se recuerda, pero también existe el altruismo artístico, la facultad de trasportar la fantasía con toda fuerza, con todo amor, a creaciones por completo trascendentales, que representan tipos diferentes, en cuanto cabe diferencia, del que al autor pudiera representar más aproximadamente. Esta facultad, que es de las más preciosas en grandes novelistas de este género, en los poetas épicos, en los grandes historiadores, y en los grandes pensadores y políticos, esta facultad la posee Galdós en grado que alcanzan pocos, y es, con la gran imparcialidad de su espíritu sereno (en cuanto cabe) lo que más contribuirá a dar larga vida a sus obras.

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