miércoles, 9 de octubre de 2019

LA POESÍA DEL FLAMENCO: TEORÍA DEL CANTE

Hoy hemos recibido la visita del profesor y amigo  Pedro J. García, del IES San Alberto Magno de Sabiñánigo, experto y apasionado del flamenco, quien nos ha impartido unas estupendas clases sobre la poesía del flamenco a los alumnos y profesores de 2º de Bachillerato. 
Como la reseña de la charla va a correr a cargo de los alumnos, os quiero compartir unas líneas del maestro Ricardo Molina, entresacadas de su Cante flamenco, una verdadera enciclopedia del mundo del flamenco, y un vídeo de El Torta, uno de los grandes cantaores que hemos escuchado en la clase de hoy.
Ojalá sirva todo esto de aperitivo a la siempre apasionante y deslumbradora lectura de Romancero gitano de García Lorca.


TEORÍA DEL CANTE
El cante flamenco es una excelsa manifestación popular de la lírica. Este es su rasgo característico y al que todos los demás se subordinan. Poesía, música, ritmo, son instrumentos cuya misión es expresar acordes el mundo íntimo, personal y apasionado del cantaor. Este no es nunca un rapsoda que recita ante su auditorio hazañas o aventuras exteriores de un pueblo, ni siquiera de una familia. […] Lo que el cante flamenco expresa son sentimientos e intuiciones radicales del hombre: de ahí esa profundidad u hondura que le valió el epíteto de jondo. Las exigencias de ciertos cantes, en lo que a «letras» o coplas se refiere, es prueba del intenso lirismo que hemos subrayado. Así, el cante de siguiriyas es de tal índole dramático que resulta irreconciliable con toda «letra» que no sea un desbordamiento patético, mientras que las alegrías o los tanguillos apelarán, al contrario, a coplas de tono festivo, risueño y aun satírico.

La música, con todo lo que ella engloba, es en el cante un lenguaje que se ajusta, tal la piel al cuerpo, al argumento sentimental de la copla.

La lírica flamenca no divaga en torno a temas humanos ni los describe o comenta: en cualquiera de sus aspectos va siempre recta, como saeta, al blanco radical de las ultimidades del hombre. No suele quedar en habilidosos términos medios. Más bien se identifica con violentos extremos de dionisíaca tragedia, de dionisíaca bacanal. Expresa intensamente sentimientos exaltados. Y todo ello con un cierto laconismo y una cierta economía. Las coplas suelen impresionar por su desnudez y simplicidad. Ni adjetivos, ni figuras poéticas, ni grandilocuencia retórica. [...] Es el lenguaje de todos los días y es el lenguaje de la emoción sincera. Pero las coplas, como la música, son, por separado, inexpresivas. Se exigen mutuamente de tal modo que forman unidas un nuevo ser, como la unión sustancial de cuerpo y alma.

El cante es un complejo sistema de muy diversos factores. El centro gravitatorio es el hombre interior con sus sentimientos elementales de amor, odio, esperanza, desesperación, temor, alegría… Copla y música cristalizan, perla única, en sus profundidades. Valen por una confidencia.

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