lunes, 16 de diciembre de 2013

LO NUEVO, EL ESPÍRITU DE LAS VANGUARDIAS

Ilustración de Ramón Gómez
de la Serna (del prólogo a Ismos)
Los movimientos de vanguardia que nacieron en el primer tercio del siglo XX se caracterizaron por la oposición al arte del pasado, por su pretensión de originalidad y novedad absolutas y por la constante búsqueda de nuevos temas y formas. La búsqueda de lo nuevo se erigió en el centro de la creación artística.
Ramón Gómez de la Serna fue uno de los pioneros de las vanguardias en España. Defendió y difundió el arte nuevo desde los inicios: manifestó desde muy temprano "el cansancio hacia las formas antiguas" y propuso "un iconoclasticismo de concepto". En 1931 publicó Ismos,  obra dedicada a las vanguardias, amén de otras inventadas por el propio autor. Así reflexionaba, en las primeras páginas de esta obra, acerca del valor de lo nuevo en el arte como base de toda creación artística, como búsqueda continua de la sorpresa, como superación de todo lo ya hecho, como deber principal de todo artista. Para Ramón, "la innovación debe ser incesante", porque repetirse es "acortar la vida".

Por lo que fue interesante y digno de vivirse el primer tiempo de los tiempos es porque fue nuevo. Si hubiera sido antiguo no hubiera podido comenzar la vida, no hubiera tenido la curiosidad de su primer arranque.
Lo nuevo, en su pureza inicial, en su sorpresa de rasgadura del cielo y del tiempo es para mí la esencia de la vida.
Lo nuevo nace más veloz. Hay que emplear hoy dos Imágenes cada cinco segundos de escritura para emplear mañana tres en los mismos cinco segundos..
Si el nuevo día dijese en qué consiste su novedad, nadie lo comprendería, lo mejor que tiene es que es nuevo. Esto es lo que revelan las nuevas imágenes.
Lo nuevo son distancias que se recorren. No hay otra forma ni concepto de la distancia en Arte que el innovar. Así como el que camina, si ha de avanzar ha de recorrer espacios que no estaban detrás de él, sino delante, el artista está parado y da vuelta alrededor de su noria si no innova.
Hay que haber devorado lo nuevo para tener derecho a la publicidad. Hay que haber devorado, porque así no volverá a reaparecer como nuevo, sino que dará lugar a otras calorías de novedad. Y en seguida a devorar lo nuevo sin piedad ninguna, y a otra novedad.
Lo nuevo no es más que lo nuevo. Lo nuevo tiene que sorprender hasta al renovador [...].
Lo viejo ha podido quedar, pero no se debe hacer nada nuevo con hipo viejo. Contra eso es contra lo que reaccionamos.
Cada día debe dedicarse al uso y consignación de su novedad. No se debe perder un día con su matiz especial. Se suprimen horizontes en la vida si la amplitud que da el pasado reciente adosado al pasado antiguo no amplifica el infinito de cada existencia cuyo más profundo término está en el pasado, pero añadiéndole el porvenir nuevo de cada día que pasa.
La invención debe ser incesante. Se adeudará a los demás esa invención que no se realizó. Perder tiempo es perder invención. Es un robo que se hace a los que necesitan moverse en tiempos cada vez más amplios. Repetir un concepto, una manera, una composición de arte es redundar en la redundancia que acorta la vida, que la suprime la diversidad de espectáculos que es su única eternidad.
El vicio de empequeñecimiento lo da el no entregarse de lleno a la renovación, a labrar cada año con caracteres de siglo.
La magia de la vida, el gran engaño de la muerte, la caja de múltiple fondo con que se fantasmagorizan los mares de espacio en que nada el hombre, está en el arte siempre renovado, renovado por más que lloren los apegados a lo antiguo, lo antiguo que por bueno que sea, es monstruoso en la repetición.
Los que ofendieron a lo nuevo serán eternamente escarnecidos y todo el porvenir cuidará de desagraviar a lo nuevo tanto como de agraviarles a ellos.
Si lo nuevo se vuelve contra lo antiguo es porque lo antiguo repudia lo nuevo, pues de otro modo lo nuevo es tan comprensivo que admitiría lo antiguo en su tiempo y más si lo antiguo supuso renovación en su época, cualidad que es lo que únicamente lo legitima en el pasado.
El deber de lo nuevo es el principal deber de todo artista creador. Lo nuevo no es sólo lo diferente a lo anterior, sino lo que se asienta de modo especial sobre tierra fértil y asume la verdad despejada de la vida, teniendo condiciones asimilables en los pulmones nuevos.
Pero para remachar esta idea nada como repetir lo nuevo tantas veces como los Bancos repiten su nombre en los cupones.

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