jueves, 24 de enero de 2019

ESPECIFICATIVAS Y EXPLICATIVAS


Igual que los adjetivos que funcionan como complemento del nombre o adyacente (camisa blanca, nieve blanca), las oraciones subordinadas adjetivas de relativo, atendiendo a su significado, pueden ser especificativas o explicativas.
Las especificativas restringen lo designado por el antecedente en la oración y son por tanto necesarias para identificarlo. Su supresión altera totalmente el contenido informativo del sintagma nominal en el que se encuentran. (La oración del primer ejemplo, «que viven lejos», especifica qué alumnos son los que llegan siempre tarde: aquellos que viven lejos, pero no los que viven cerca).
En cambio, las explicativas describen a modo de inciso el antecedente, o precisan algún rasgo suyo, pero no restringen su significado y, por tanto, no son necesarias para identificar al antecedente. A diferencia de las especificativas, las oraciones adjetivas explicativas van entre pausas. (La oración del ejemplo, «que viven lejos», explica que todos los alumnos viven lejos).
Presentadas como un par mínimo las oraciones del ejemplo, debemos señalar las diferencias en cuanto a su significado y comentar la similitud en cuanto al análisis sintáctico (con la salvedad de las etiquetas de «especificativa» y «explicativa»).

viernes, 18 de enero de 2019

QUEÍSMO Y DEQUEÍSMO


Cuando empleamos oraciones subordinadas introducidas por la conjunción que, es imprescindible evitar dos errores lingüísticos frecuentes: el dequeísmo y el queísmo.

El dequeísmo es el uso indebido de la preposición de delante de la conjunción que cuando la preposición no viene exigida por ninguna palabra del enunciado (*Pienso de que Juan va a venir tarde).
En el Diccionario panhispánico de dudas se pueden consultar los casos en que se incurre en dequeísmo: cuando se antepone la preposición de a una oración subordinada sustantiva de sujeto (*Me alegra de que seáis felices); cuando se antepone la preposición de a una oración subordinada sustantiva de complemento directo (*Pienso de que conseguiremos ganar el campeonato); o cuando se antepone la preposición de a una oración subordinada que ejerce funciones de atributo en oraciones copulativas con el verbo ser (*Mi intención es de que participemos todos).
El queísmo es la supresión indebida de una preposición (generalmente de) delante de la conjunción que, cuando la preposición viene exigida por alguna palabra del enunciado (*No me acordé que era tu cumpleaños).
Según el Diccionario panhispánico de dudas no debe suprimirse la preposición con verbos pronominales que se construyen con un complemento de régimen (*Me alegro que hayáis venido); con verbos no pronominales que se construyen con un complemento de régimen (*Lo convencí que escribiera el artículo); con sustantivos que llevan complementos preposicionales (*Tengo ganas que llueva) o  con adjetivos que llevan complementos preposicionales (*Estamos seguros que acertaremos).

El Libro de estilo de la lengua española de la RAE propone una manera sencilla de saber cuándo se debe utilizar la preposición de, tal y como hemos estudiado en el reconocimiento de las oraciones subordinadas sustantivas. La manera o método para saber cuándo usar la preposición de es sustituir la oración subordinada que encabeza que por los pronombres eso o ello:

  • Si se conserva la preposición, se puede concluir que en la oración completa se debe emplear de que : «No me acordé de eso» ~ «No me acordé de que era tu cumpleaños». 
  • Si no se conserva de después de la sustitución, tampoco debe aparecer en la oración con que: «Pienso eso» (no *Pienso de eso) ~ «Pienso que Juan va a venir tarde».

viernes, 11 de enero de 2019

ACERCA DE LA ARGUMENTACIÓN


Os dejo para que leáis este texto argumentativo del filósofo Fernando Savater («Acerca de la argumentación»), entresacado de Las preguntas de la vida, que trata precisamente acerca de la naturaleza de la argumentación, la modalidad de discurso que estamos trabajando ahora. Está en relación con otros textos que ya han aparecido en el blog o que hemos leído en clase y que podéis consultar en estos enlaces para profundizar en el significado de la argumentación.


ACERCA DE LA ARGUMENTACIÓN

Actualmente se ha extendido una versión que me parece errónea de la relación entre la capacidad de argumentación y la igualdad democrática. Se da por supuesto que cada cual tiene derecho a sus propias opiniones y que intentar buscar la verdad (no la tuya ni la mía) es una pretensión dogmática casi totalitaria. En el fondo, no hay planteamiento más antidemocrático que éste. La democracia se basa en el supuesto de que hoy no hay hombres que nazcan para mandar ni otros para obedecer, sino que todos nacemos con la capacidad de pensar y por tanto con el derecho político de intervenir en la gestión de la comunidad de la que formamos parte. Pero para que los ciudadanos puedan ser políticamente iguales es imprescindible en cambio que no todas sus opiniones lo sean. Debe haber algún medio de jerarquizar las ideas en la sociedad no jerárquica, potenciando la más adecuadas y desechando las erróneas o dañinas. En una palabra, buscando la verdad. Tal es precisamente el uso de la razón la cual todos compartimos (antaño las verdades sociales la establecían los dioses, la tradición, los soberanos absolutos, etcétera). En la sociedad democrática, las opiniones de cada cual no son fortalezas o castillos donde encerrarse como forma de autoafirmación personal: «tener» una opinión no es «tener» una propiedad que nadie tiene derecho a arrebatarnos. Ofrecemos nuestra opinión a los demás para que la debatan y en su caso la acepten o refuten, no simplemente para que sepan «dónde estamos y quiénes somos». Y desde luego no todas las opiniones son igualmente válidas: valen más las que tienen mejores argumentos a su favor y las que mejor resisten la prueba de fuego del debate con las objeciones que se les plantean.

martes, 8 de enero de 2019

DIEZ AFORISMOS DE EINSTEIN SOBRE EL CONOCIMIENTO

Lo importante es no dejar de hacerse preguntas.
Anamorfosis, de Domingo García y Antonio J. Lombillo.
Escultura dedicada a uno de los aforismos de Einstein localizada en Logroño.
En primer lugar quiero desear un feliz año 2019 a todos los lectores del blog y después quiero compartir unos aforismos de Albert Einstein sobre cuestiones acerca del mundo del conocimiento que tanto nos interesan. Al igual que hice al comienzo de curso en la entrada dedicada a Jorge Wagensberg y sus aforismos sobre educación, pretendo ahora en el comienzo de este año que todos aquellos que estamos inmersos en el mundo educativo (alumnos, familias y profesores) reflexionemos sobre cuestiones que tienen que ver con nuestro trabajo y nuestra actitud hacia él.

La mente es como un paracaídas… Solo funciona si la tenemos abierta.
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Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas.
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La imaginación es más importante que el conocimiento.
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Todo debe simplificarse lo máximo posible, pero no más.
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Toda la ciencia no es más que un refinamiento del pensamiento cotidiano.
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La educación es lo que queda una vez que olvidamos todo lo que se aprendió en la escuela.
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Lo importante es no dejar de hacerse preguntas.
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Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo.
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No todo lo que cuenta puede ser cuantificado, y no todo lo que puede ser cuantificado cuenta.
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Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.