El concepto de «impersonalidad» resulta un tanto ambiguo en los estudios gramaticales ya que no siempre se emplea desde el mismo punto de vista.
Semánticamente, se habla de oraciones impersonales en los casos de oraciones en las que no hay sujeto porque no se conoce el agente, bien porque se considera innecesario nombrarlo, bien porque se desea ocultarlo («Llaman a la puerta», «Dicen que van a suspender la reunión»). Mejor que de impersonalidad es hablar de indeterminación de agente, pues existe un sujeto gramatical e incluso hay alguien que realiza la acción expresada por el verbo, aunque no se precise quién es. Entre estas falsas impersonales, además de las oraciones con verbos en tercera persona del plural (como los ejemplos señalados), hay que contemplar otros usos que también dejan indeterminado el agente: oraciones con sujeto léxico uno, indefinido generalizador («En estas ocasiones uno no sabe qué decir»), oraciones en segunda persona del singular con valor generalizador («En esas ocasiones no sabes qué decir») y oraciones en primera persona del plural con valor generalizador («En esas ocasiones no sabemos qué decir»).
Formalmente, no se puede hablar de oraciones impersonales porque toda forma verbal personal implica un sujeto gramatical expresado en los morfemas de persona y número. Desde este punto de vista ni siquiera una oración como «Nieva» sería impersonal puesto que se señala como sujeto gramatical la tercera persona del singular.
Sintácticamente, se habla de oraciones impersonales para definir a aquellas (como «Nieva») que no admiten un sujeto léxico y cuyo núcleo verbal está siempre en tercera persona del singular. Las impersonales que no admiten sujeto léxico se clasifican en tres grupos:
- Impersonales de fenómenos naturales o unipersonales: se construyen con verbos que designan fenómenos de la naturaleza, relacionados con alguna noción meteorológica (llover, nevar, amanecer, granizar, relampaguear,...). Estos verbos, por su propio significado, no pueden llevar un sujeto explícito y se usan en tercera persona del singular. Sin embargo, en sentido figurado, pueden aarecer en otras personas gramaticales y admitir un sintagma nominal en función de sujeto: «Llueven las críticas al ministro», «Amanecí en casa»,...
- Impersonales gramaticalizadas o existenciales: ciertos verbos con variación gramatical (ser, parecer, haber, hacer, bastar, sobrar) no permiten en determinados usos la alteración de persona y número: «Es tarde», «Parece que no llega», «Hay mucha gente», «Hace frío», «Basta con la mitad», «Sobra con cinco euros». Todos estos verbos aparecen, por supuesto, en construcciones no impersonales.
- Impersonales reflejas: se construyen con cualquier verbo, transitivo o intransitivo, en tercera persona del singular antepuesto de se, que forma parte del núcleo del predicado y constituye una marca de impersonalidad o de que la tercera persona del singular del verbo ha de entenderse de una forma genérica («Se vive muy bien en nuestro barrio», «En el instituto se trabaja demasiado»). Es importante no confundir esta construcción impersonal con la pasiva refleja (formada por se y un verbo en voz activa), que sí tiene sujeto y sí puede pasar a plural («Se convocará una manifestación», «Se convocarán dos manifestaciones»).
Podéis practicar la clasificación de las oraciones según la presencia de sujeto o no en esta PRUEBA DE CONOCIMIENTOS que he preparado para repasar lo estudiado. Antes de elegir la opción correcta, conviene pensar razonadamente la respuesta.
Pincha en este enlace: ORACIONES PERSONALES E IMPERSONALES |