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Ilustración de Ramón Gómez 
de la Serna (del prólogo a Ismos) | 
Los movimientos de vanguardia que nacieron en el primer tercio del siglo XX se caracterizaron por la oposición al arte del pasado, por su pretensión de originalidad y novedad absolutas y por la constante búsqueda de nuevos temas y formas. La búsqueda de lo 
nuevo se erigió en el centro de la creación artística.
Ramón Gómez de la Serna fue uno de los pioneros de las vanguardias en España. Defendió y difundió el arte nuevo desde los inicios:  manifestó desde muy temprano "el cansancio hacia las formas antiguas"  y propuso "un iconoclasticismo de concepto". En 1931 publicó 
Ismos,  obra dedicada a las vanguardias, amén de otras inventadas por el propio autor. Así reflexionaba, en las primeras páginas de esta obra, acerca del valor de lo nuevo en el arte como base de toda creación artística, como búsqueda continua de la sorpresa, como superación de todo lo ya hecho, como deber principal de todo artista. Para Ramón,
 "la innovación debe ser incesante", porque repetirse es 
"acortar la vida".
 
Por lo que fue interesante                      y digno de vivirse el primer tiempo de los tiempos es porque                      fue nuevo. Si hubiera sido antiguo no hubiera podido comenzar                      la vida, no hubiera tenido la curiosidad de su primer arranque.                   
Lo nuevo, en su pureza inicial,                      en su sorpresa de rasgadura del cielo y del tiempo es para                      mí la esencia de la vida.
Lo nuevo nace más veloz. Hay                      que emplear hoy dos Imágenes cada cinco segundos de escritura                      para emplear mañana tres en los mismos cinco segundos..
Si el nuevo día dijese en                      qué consiste su novedad, nadie lo comprendería, lo mejor que                      tiene es que es nuevo. Esto es lo que revelan las nuevas imágenes.
Lo nuevo son distancias que                      se recorren. No hay otra forma ni concepto de la distancia                      en Arte que el innovar. Así como el que camina, si ha de avanzar                      ha de recorrer espacios que no estaban detrás de él, sino                      delante, el artista está parado y da vuelta alrededor de su                      noria si no innova.
Hay que haber devorado lo                      nuevo para tener derecho a la publicidad. Hay que haber devorado,                      porque así no volverá a reaparecer como nuevo, sino que dará                      lugar a otras calorías de novedad. Y en seguida a devorar                      lo nuevo sin piedad ninguna, y a otra novedad.
Lo nuevo no es más que lo                      nuevo. Lo nuevo tiene que sorprender hasta al renovador [...].
Lo viejo ha podido quedar,                      pero no se debe hacer nada nuevo con hipo viejo. Contra eso                      es contra lo que reaccionamos.
Cada día debe dedicarse al                      uso y consignación de su novedad. No se debe                      perder un día con su matiz especial. Se suprimen horizontes                      en la vida si la amplitud que da el pasado reciente                      adosado al pasado antiguo no amplifica el infinito de cada                      existencia cuyo más profundo término está en el pasado, pero                      añadiéndole el porvenir nuevo de cada día que pasa.
La invención debe ser incesante.                      Se adeudará a los demás esa invención que no se realizó. Perder                      tiempo es perder invención. Es un robo que se hace a los que                      necesitan moverse en tiempos cada vez más amplios. Repetir                      un concepto, una manera, una composición de arte es redundar                      en la redundancia que acorta la vida, que la suprime la diversidad                      de espectáculos que es su única eternidad.
El vicio de empequeñecimiento                      lo da el no entregarse de lleno a la renovación, a labrar                      cada año con caracteres de siglo.
La magia de la vida, el gran                      engaño de la muerte, la caja de múltiple fondo con que se                      fantasmagorizan los mares de espacio en que nada el hombre,                      está en el arte siempre renovado, renovado por más que lloren                      los apegados a lo antiguo, lo antiguo que por bueno que sea,                      es monstruoso en la repetición.
Los que ofendieron a lo nuevo                      serán eternamente escarnecidos                      y todo el porvenir                      cuidará de desagraviar a lo nuevo tanto como de agraviarles                      a ellos.
Si lo nuevo se vuelve contra                      lo antiguo es porque lo antiguo repudia lo nuevo, pues de                      otro modo lo nuevo es tan comprensivo que admitiría lo antiguo                      en su tiempo y más si lo antiguo supuso renovación en su época,                      cualidad que es lo que únicamente lo legitima en el pasado.
El deber de lo nuevo es el principal deber de todo artista creador. Lo nuevo no es sólo lo diferente a lo anterior, sino lo                      que se asienta de modo especial sobre                      tierra fértil y asume la verdad despejada de la vida, teniendo                      condiciones asimilables en los pulmones nuevos.
Pero para                      remachar esta idea nada como repetir lo nuevo tantas veces como los Bancos repiten su nombre en los cupones.