Don Manolito: ¿Cree usted que no ha servido de nada Don Quijote?
La primera escena que recrearon es el recitado del romance de ciego que aparece en el epílogo del esperpento de Valle-Inclán Los cuernos de Don Friolera, incluido en Martes de carnaval.
Los cuernos de Don Friolera se divide en tres partes: un prólogo y un epílogo, y entre ambos el esperpento desarrollado en doce escenas. En el prólogo aparecen dos personajes, don Estrafalario y don Manolito, que asisten a la representación de una farsa popular sobre el tema del marido cornudo y su venganza, realizada por un ciego bululú en el corral de una posada. En el esperpento se cuenta la historia de Pascual Astete, teniente de carabineros (conocido popularmente como don Friolera), que recibe un anónimo, que pronto se conoce está escrito por Tadea Calderón, en el que se le anuncia que su mujer le engaña con otro hombre, el barbero Pachequín. El teniente duda entre perdonar o vengarse, pero el espectador pronto conoce que no ha habido ningún engaño. Tras muchas situaciones grotescas, los mandos de los carabineros instan al teniente a que lave su honor con sangre. Lo hace, borracho, disparando por la noche a su mujer que huye en compañía de su hija y del barbero. El desenlace no puede ser más fatal: muere la inocente hija. El epílogo está constituido por un espantoso romance de ciego, folletinesco y melodramático, que los personajes del prólogo escuchan recitar desde la cárcel: Friolera mata a su hija, luego a su mujer y al amante y termina condecorado y elevado a héroe nacional por los muchos moros que mató en Melilla. El romance sirvió a Valle-Inclán para quitar valor a los relatos épicos, al igual que la tragedia del prólogo quedó convertida en un simple sainete.
La obra presenta tres versiones de un mismo asunto y están relacionadas con las distintas maneras de ver el mundo: en pie (el prólogo), levantado en el aire (el esperpento) o de rodillas (el epílogo). Es, en definitiva, una parodia y sátira del tópico del honor calderoniano vigente en la sociedad española de entonces, una sátira antimilitarista (al igual que las otras dos obras que integran Martes de carnaval) y una parodia de los dramas melodramáticos de Echegaray que triunfaban en la escena española de principios del siglo XX.
Al final de la entrada (en más información) reproduzco el romance que recitaron al principio de la obra, ejemplo de la "mala literatura" que según don Estrafalario y don Manolito gustaba tanto al pueblo español: una literatura ridícula en la que los españoles aparecen "como unos bárbaros sanguinarios" y en la que se ve que "somos unos borregos". Don Estrafalario cree que "¡aún no hemos salido de los Libros de Caballerías!", es decir, de las ficciones intrascendentes que idealizan a sus protagonistas y que emboban a los lectores. De nada ha servido la lección de Don Quijote en opinión de don Estrafalario, portavoz de las ideas de Valle-Inclán.
Don Estrafalario invita al final a don Manolito a comprar y luego quemar el romance de ciego, esto es, a destruir una literatura que propaga en la sociedad española una trasnochada y rancia moral basada en la defensa del código del honor calderoniano.
[Para esta entrada he seguido los estudios que hicieron sobre esta obra Ángel Basanta, Manuel Aznar, Rodolfo Cardona y Anthony N. Zahareas].
Aprovecho para dejar la presentación que elaboré para explicar en clase el teatro de Valle-Inclán.