viernes, 20 de diciembre de 2013

FELIZ AÑO CORTÁZAR

En 2014 se va a celebrar el centenario del nacimiento de Julio Cortázar, uno de los grandes escritores en lengua castellana, después de haber conmemorado este mismo 2013 los cincuenta años de la publicación de su genial novela Rayuela
No hay un solo Cortázar: su personal visión del mundo, su originalidad, su constante experimentación formal, su peculiar manera de narrar lo fantástico incardinado en lo real, su poder de sugestión, su lirismo, su defensa de la libertad y de las causas de los más desfavorecidos, convierten a este autor en un referente fundamental de la literatura en castellano de la segunda mitad del siglo XX, tanto en los diferentes géneros como en los nuevos caminos expresivos abiertos por él.
Como aperitivo a la conmemoración de su nacimiento, os dejo cuatro de sus textos, leídos por él mismo (y enlazados también, para que podáis seguir la lectura por vuestra cuenta). Son un pequeño muestrario de su extensa obra: de la magistral mezcla entre ficción y realidad (Continuidad de los parques), de la expresión del sentimiento a flor de piel (Toco tu boca), de la singular visión del mundo (Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj)  y de su capacidad crítica (Cuento sin moraleja).

Ojalá disfrutéis de estas lecturas y de muchas otras. Feliz año 2014. Feliz año Cortázar.

Continuidad de los parques


Toco tu boca (Rayuela)


Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj


Cuento sin moraleja

miércoles, 18 de diciembre de 2013

CREACIONISMO: EL POETA ES UN PEQUEÑO DIOS

Triángulo armónico,
primer caligrama de Huidobro (1913)
En el desarrollo de las vanguardias en España el poeta chileno Vicente Huidobro tuvo un papel protagonista. En 1918 llegó a Madrid y fue recibido con entusiasmo por ser portavoz de las vanguardias parisienses. Difundió los principios de la estética del Creacionismo, una corriente que había creado en París junto al francés Reverdy, cubista en sus comienzos. "Los creacionistas -decía Huidobro- queremos hacer un arte que no imite ni traduzca la realidad". El poeta debe ser quien cree él mismo nuevas realidades: "hacer un poema como la naturaleza hace un árbol". Para ello el poeta deberá cultivar el "juego de azar de las palabras" y la imagen, pero no al modo tradicional como alusión a un referente real, sino en ilógica asociación que rompa con lo esperable y verosímil, para establecer entre las dos realidades una relación arbitraria que el poeta "crea" entre ellas. El poeta también cultivará el caligrama, de origen cubista, poema visual en el que las palabras "dibujan" aquello de lo que tratan.
Estas ideas están expuestas en varios manifiestos y poemas, entre los que sobresale este, titulado "Arte poética" y publicado en El espejo de agua en 1916.  

ARTE POÉTICA
Que el verso sea como una llave
que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
cuanto miren los ojos creado sea,
y el alma del oyente quede temblando.

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
el adjetivo, cuando no da vida, mata.

Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
como recuerdo, en los museos;
mas no por eso tenemos menos fuerza:
el vigor verdadero
reside en la cabeza.

Por qué cantáis la rosa, ¡oh poetas!
hacedla florecer en el poema.

Sólo para nosotros
viven todas las cosas bajo el sol.

El poeta es un pequeño Dios.

lunes, 16 de diciembre de 2013

LO NUEVO, EL ESPÍRITU DE LAS VANGUARDIAS

Ilustración de Ramón Gómez
de la Serna (del prólogo a Ismos)
Los movimientos de vanguardia que nacieron en el primer tercio del siglo XX se caracterizaron por la oposición al arte del pasado, por su pretensión de originalidad y novedad absolutas y por la constante búsqueda de nuevos temas y formas. La búsqueda de lo nuevo se erigió en el centro de la creación artística.
Ramón Gómez de la Serna fue uno de los pioneros de las vanguardias en España. Defendió y difundió el arte nuevo desde los inicios: manifestó desde muy temprano "el cansancio hacia las formas antiguas" y propuso "un iconoclasticismo de concepto". En 1931 publicó Ismos,  obra dedicada a las vanguardias, amén de otras inventadas por el propio autor. Así reflexionaba, en las primeras páginas de esta obra, acerca del valor de lo nuevo en el arte como base de toda creación artística, como búsqueda continua de la sorpresa, como superación de todo lo ya hecho, como deber principal de todo artista. Para Ramón, "la innovación debe ser incesante", porque repetirse es "acortar la vida".

Por lo que fue interesante y digno de vivirse el primer tiempo de los tiempos es porque fue nuevo. Si hubiera sido antiguo no hubiera podido comenzar la vida, no hubiera tenido la curiosidad de su primer arranque.
Lo nuevo, en su pureza inicial, en su sorpresa de rasgadura del cielo y del tiempo es para mí la esencia de la vida.
Lo nuevo nace más veloz. Hay que emplear hoy dos Imágenes cada cinco segundos de escritura para emplear mañana tres en los mismos cinco segundos..
Si el nuevo día dijese en qué consiste su novedad, nadie lo comprendería, lo mejor que tiene es que es nuevo. Esto es lo que revelan las nuevas imágenes.
Lo nuevo son distancias que se recorren. No hay otra forma ni concepto de la distancia en Arte que el innovar. Así como el que camina, si ha de avanzar ha de recorrer espacios que no estaban detrás de él, sino delante, el artista está parado y da vuelta alrededor de su noria si no innova.
Hay que haber devorado lo nuevo para tener derecho a la publicidad. Hay que haber devorado, porque así no volverá a reaparecer como nuevo, sino que dará lugar a otras calorías de novedad. Y en seguida a devorar lo nuevo sin piedad ninguna, y a otra novedad.
Lo nuevo no es más que lo nuevo. Lo nuevo tiene que sorprender hasta al renovador [...].
Lo viejo ha podido quedar, pero no se debe hacer nada nuevo con hipo viejo. Contra eso es contra lo que reaccionamos.
Cada día debe dedicarse al uso y consignación de su novedad. No se debe perder un día con su matiz especial. Se suprimen horizontes en la vida si la amplitud que da el pasado reciente adosado al pasado antiguo no amplifica el infinito de cada existencia cuyo más profundo término está en el pasado, pero añadiéndole el porvenir nuevo de cada día que pasa.
La invención debe ser incesante. Se adeudará a los demás esa invención que no se realizó. Perder tiempo es perder invención. Es un robo que se hace a los que necesitan moverse en tiempos cada vez más amplios. Repetir un concepto, una manera, una composición de arte es redundar en la redundancia que acorta la vida, que la suprime la diversidad de espectáculos que es su única eternidad.
El vicio de empequeñecimiento lo da el no entregarse de lleno a la renovación, a labrar cada año con caracteres de siglo.
La magia de la vida, el gran engaño de la muerte, la caja de múltiple fondo con que se fantasmagorizan los mares de espacio en que nada el hombre, está en el arte siempre renovado, renovado por más que lloren los apegados a lo antiguo, lo antiguo que por bueno que sea, es monstruoso en la repetición.
Los que ofendieron a lo nuevo serán eternamente escarnecidos y todo el porvenir cuidará de desagraviar a lo nuevo tanto como de agraviarles a ellos.
Si lo nuevo se vuelve contra lo antiguo es porque lo antiguo repudia lo nuevo, pues de otro modo lo nuevo es tan comprensivo que admitiría lo antiguo en su tiempo y más si lo antiguo supuso renovación en su época, cualidad que es lo que únicamente lo legitima en el pasado.
El deber de lo nuevo es el principal deber de todo artista creador. Lo nuevo no es sólo lo diferente a lo anterior, sino lo que se asienta de modo especial sobre tierra fértil y asume la verdad despejada de la vida, teniendo condiciones asimilables en los pulmones nuevos.
Pero para remachar esta idea nada como repetir lo nuevo tantas veces como los Bancos repiten su nombre en los cupones.

jueves, 12 de diciembre de 2013

LECTURAS DE «EL MISERERE» DE BÉCQUER

«Los clásicos son esos libros que nos llegan trayendo impresa la huella de las lecturas que han precedido a la nuestra, y tras de sí la huella que han dejado en la cultura o en las culturas que han atravesado.»
[Italo Calvino, Por qué leer a los clásicos]
Cartel de la versión de
dibujos animados de ESDIP
Las obras clásicas son una fuente permanente e inagotable de vida, de conocimiento y de placer para lectores y creadores: después de muchos años y siglos siguen vigentes para los lectores e inspiran con sorprendente vitalidad a los nuevos creadores.
Esto ha pasado también con Gustavo Adolfo Bécquer: él mismo recreó muchos relatos que le contaron y estaban presentes ya en la tradición oral y, a su vez, son numerosas las versiones que tenemos de sus leyendas ya que nos siguen interesando y emocionando en la actualidad.
En esta ocasión, tras la lectura de «El Miserere» de Bécquer, publicado en 1862, vamos a acercarnos a dos versiones sugerentes de este relato fantástico: la que realizó en 1971 el gran dibujante de cómic Carlos Giménez y la que han realizado recientemente los alumnos de la Escuela Superior de Dibujo Profesional de Madrid. Descubriremos en ellas las adaptaciones personales que han hecho de la historia sus autores y los cambios que han introducido en la forma de contarla. Aquí os dejo ambas versiones.
Viñetas del cómic de Carlos Giménez
  • VERSIÓN EN DIBUJOS ANIMADOS DE ESDIP


Ahora, vais a ser vosotros los encargados de escribir vuestra particular versión de la leyenda de Bécquer, siguiendo unas cuantas pautas que os señalo a continuación para no terminar locos como el protagonista:
  • El texto debe ser un cuento de uno o dos folios de extensión.
  • El narrador debe ser el romero que llega a la abadía  y debe contar la historia en primera persona.
  • Hay que describir en dos o tres líneas las ruinas del monasterio y en otras dos o tres la transformación que sufren.
  • Hay que introducir, al menos, un diálogo en estilo directo.
  • La primera palabra del texto tiene que ser «soy» y la última palabra «loco».
  • Puede presentarse escrito a mano o en ordenador. Fecha de entrega: 19 de diciembre.
De esta manera aportaremos a nuestro Cuaderno de escritura  una versión personal de uno de nuestros clásicos, esto es, una nueva lectura de su obra, tan preocupada siempre por el tema de la creación literaria.

martes, 10 de diciembre de 2013

EL OFICIO DE NOVELISTA EN EL REALISMO

El Realismo es el movimiento artístico y literario que busca representar de manera minuciosa y objetiva una realidad contemporánea muy concreta: la vida cotidiana y los problemas de la sociedad burguesa de la segunda mitad del siglo XIX.
Benito Pérez Galdós
en su despacho
Para ello, los escritores tomaron a menudo como modelo los métodos de observación de las ciencias experimentales, tan en auge en la época. En 1842 Balzac ya se proponía estudiar la sociedad como el científico estudiaba la naturaleza. Desde entonces los novelistas del Realismo se documentaron sobre el terreno, tomando minuciosos apuntes sobre el ambiente, las gentes, la indumentaria,...; o buscaron en los libros los datos necesarios para conseguir la exactitud en la recreación de ambientes o en la descripción psicológica de los personajes. La creación artística ya no tenía que ver ni con la fantasía ni con la inspiración, fuentes de los autores románticos.
Benito Pérez Galdós, el novelista más prolífico del Realismo español, nos cuenta en el prefacio a su gran novela Misericordia, retrato de los diversos estratos de la miseria madrileña de finales del siglo XIX, cómo se documentó in situ para recrear con precisión este mundo.
«En Misericordia me propuse descender a las capas ínfimas de la sociedad matritense, describiendo y presentando los tipos más humildes, la suma pobreza, la mendicidad profesional, la vagancia viciosa, la miseria, dolorosa casi siempre, en algunos casos picaresca o criminal y merecedora de corrección. Para ello hube de emplear largos meses en observaciones y estudios directos del natural, visitando las guaridas de gente mísera o maleante que se alberga en los populosos barrios del sur de Madrid. Acompañado de policías escudriñé las Casas de dormir de las calles de Mediodía Grande y del Bastero, y para penetrar en las repugnantes viviendas donde celebran sus ritos nauseabundos los más rebajados prosélitos de Baco y Venus, tuve que disfrazarme de médico de la Higiene Municipal. No me bastaba esto para observar los espectáculos más tristes de la degradación humana, y solicitando la amistad de algunos administradores de las casas que aquí llamamos de corredor, donde hacinadas viven las familias del proletariado ínfimo, pude ver de cerca la pobreza honrada y los más desolados episodios del dolor y la abnegación en las capitales populosas.»

Os dejo la presentación que hice para explicar en clase el Realismo y el Naturalismo.

martes, 3 de diciembre de 2013

SEXISMO EN EL DICCIONARIO DE LA RAE

Ilustración de Fernando
Vicente para El País
La semana pasada apareció en El País un interesante reportaje sobre las modificaciones que la Real Academia de la Lengua prepara para la próxima edición del Diccionario en 1914. Algunas de las acepciones que se van a modificar son las que están más abajo y tienen que ver con el sexismo presente en muchos usos de la lengua. Podéis comprobar las definiciones en los enlaces de cada palabra.
En esta nueva versión del Diccionario también se introducirán modificaciones en los nombres de profesiones o actividades que desempeñan mujeres. Entre otras, tendrán lema doble: alfarero, -ra, camillera, -ra, cerrajera, -ra, enterrador, -ra, herrero, -ra, picapedrero, -ra, costalero, -ra o soldador, -ra. Otras pasan a ser un nombre común en género, esto es, un término con masculino y femenino según el contexto, que sirve para unas y otros sin necesidad de alterar la terminación (el/la concertino, el/la submarinista o el/la guardabosque).

Huérfano. Dicho de una persona de menor edad: a quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre.
Gozar. Conocer carnalmente a una mujer.
Cocinilla. Hombre que se entromete en cosas, especialmente domésticas, que no son de su incumbencia.
Periquear. Dicho de una mujer: disfrutar de excesiva libertad.
Cancillera. Cuneta o canal de desagüe en las lindes de las tierras labrantías.
Edén. Paraíso terrenal, morada del primer hombre antes de su desobediencia.
Hombre. Ser animado racional, varón o mujer. / Individuo que tiene las cualidades consideradas varoniles por excelencia, como el valor y la firmeza.
Mujer. Persona del sexo femenino. / Que tiene las cualidades consideradas femeninas por excelencia.
Femenino. Débil, endeble.
Masculino. Varonil, enérgico.
Padre. Varón o macho que ha engendrado. / Cabeza de una descendencia, familia o pueblo. / Padre de familia: jefe de una familia aunque no tenga hijos.
Madre. Hembra que ha parido. / Madre de familia: mujer casada o viuda, cabeza de su casa.

viernes, 29 de noviembre de 2013

EL CONCEPTO DE «IMPERSONALIDAD»

El concepto de «impersonalidad» resulta un tanto ambiguo en los estudios gramaticales ya que no siempre se emplea desde el mismo punto de vista.

Semánticamente, se habla de oraciones impersonales en los casos de oraciones en las que no hay sujeto porque no se conoce el agente, bien porque se considera innecesario nombrarlo, bien porque se desea ocultarlo («Llaman a la puerta», «Dicen que van a suspender la reunión»). Mejor que de impersonalidad es hablar de indeterminación de agente, pues existe un sujeto gramatical e incluso hay alguien que realiza la acción expresada por el verbo, aunque no se precise quién es. Entre estas falsas impersonales, además de las oraciones con verbos en tercera persona del plural (como los ejemplos señalados), hay que contemplar otros usos que también dejan indeterminado el agente: oraciones con sujeto léxico uno, indefinido generalizador («En estas ocasiones uno no sabe qué decir»), oraciones en segunda persona del singular con valor generalizador («En esas ocasiones no sabes qué decir») y oraciones en primera persona del plural con valor generalizador («En esas ocasiones no sabemos qué decir»).

Formalmente, no se puede hablar de oraciones impersonales porque toda forma verbal personal implica un sujeto gramatical expresado en los morfemas de persona y número. Desde este punto de vista ni siquiera una oración como «Nieva» sería impersonal puesto que se señala como sujeto gramatical la tercera persona del singular.

Sintácticamente, se habla de oraciones impersonales para definir a aquellas (como «Nieva») que no admiten un sujeto léxico y cuyo núcleo verbal está siempre en tercera persona del singular. Las impersonales que no admiten sujeto léxico se clasifican en tres grupos:
  • Impersonales de fenómenos naturales o unipersonales: se construyen con verbos que designan fenómenos de la naturaleza, relacionados con alguna noción meteorológica (llover, nevar, amanecer, granizar, relampaguear,...). Estos verbos, por su propio significado, no pueden llevar un sujeto explícito y se usan en tercera persona del singular.  Sin embargo, en sentido figurado, pueden aarecer en otras personas gramaticales y admitir un sintagma nominal en función de sujeto: «Llueven las críticas al ministro», «Amanecí en casa»,...
  • Impersonales gramaticalizadas o existenciales: ciertos verbos con variación gramatical (ser, parecer, haber, hacer, bastar, sobrar) no permiten en determinados usos la alteración de persona y número: «Es tarde», «Parece que no llega», «Hay mucha gente», «Hace frío», «Basta con la mitad», «Sobra con cinco euros». Todos estos verbos aparecen, por supuesto, en construcciones no impersonales.
  • Impersonales reflejas: se construyen con cualquier verbo, transitivo o intransitivo, en tercera persona del singular antepuesto de se, que forma parte del núcleo del predicado y constituye una marca de impersonalidad o de que la tercera persona del singular del verbo ha de entenderse de una forma genérica («Se vive muy bien en nuestro barrio», «En el instituto se trabaja demasiado»). Es importante no confundir esta construcción impersonal con la pasiva refleja (formada por se y un verbo en voz activa), que sí tiene sujeto y sí puede pasar a plural («Se convocará una manifestación», «Se convocarán dos manifestaciones»).
Podéis practicar la clasificación de las oraciones según la presencia de sujeto o no en esta PRUEBA DE CONOCIMIENTOS que he preparado para repasar lo estudiado. Antes de elegir la opción correcta, conviene pensar razonadamente la respuesta.
Pincha en este enlace: ORACIONES PERSONALES E IMPERSONALES

lunes, 25 de noviembre de 2013

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ HABLA SOBRE «DIARIO DE UN POETA RECIÉN CASADO»

MAR
¡Solo un punto!
                                                 Sí, mar, ¡quién fuera,
cual tú, diverso cada instante,
coronado de cielos en su olvido;
mar fuerte -¡sin caídas!-,
mar sereno
-de frío corazón con alma eterna-
¡mar, obstinada imajen del presente!

Juan Ramón Jiménez, Diario de un poeta recién casado


Ricardo Gullón recogió en sus Conversaciones con Juan Ramón (1958) interesantísimas palabras del poeta de Moguer sobre la gestación, la composición, el contenido, la forma, la publicación, la recepción de la crítica y la trascendencia de Diario de un poeta recién casado, escrito en 1916 y publicado en 1917, obra clave en la historia de la poesía española del siglo XX. (La obra de Juan Ramón Jiménez se puede descargar en este enlace y un estudio muy completo se puede leer en esta página de José Antonio Serrano). Cedamos la palabra a Juan Ramón Jiménez.

«El único libro que escribí de un tirón fue el Diario. Es el único concebido como tal libro y escrito inmediatamente. Y tan pronto como lo escribí, lo publiqué; después seguí reeditándolo en la misma forma, sin corregirlo. [...] Cambié el título [por el de Diario de poeta y mar] porque quería destacar la importancia que en su gestación tuvo la presencia del mar, el contacto con el mar. El libro está suscitado por el mar y nació con el movimiento del barco que me traía a América [en su viaje a Nueva York de 1916 para casarse con Zenobia Camprubí]. En él usé por vez primera el verso libre: este vino con el oleaje, con el no sentirme firme, bien asentado.
El libro es el descubrimiento del mar, del amor y del cielo; tengo muy dentro de mí la la idea de que lo determinó el mar, y, según le digo, los problemas de él son los del cielo, amor y mar. Ortega y Basterra piensan que es un libro metafísico, y tienen razón. Unamuno me decía que la poesía debe ser siempre más ideológica que otra cosa, pero yo pienso que debe ser siempre más sorprendente, más bien encantadora.» [páginas 83 y 84]
 
«Lo creo mi mejor libro [...]. No se pone viejo. Perdone si hablo de él en esta forma, pero lo veo ya como cosa histórica, fuera de mí. Es un libro de descubrimientos, aparte de que desde él haya variado el movimiento del verso, la sintaxis poética. Con el Diario empieza el simbolismo moderno en la poesía española. Tiene una metafísica que participa de estética, como en Goethe. Y tiene también una ideología manifiesta en la pugna entre el cielo, el amor y el mar. 
Creo que, sobre todo en la segunda parte, el libro tiene verdadera profundidad. Basterra fue el primero en sentirla y me lo comunicó en carta escrita desde Italia. Los críticos, cuando el libro se publicó, no la admitieron, y otros poetas necesitaron diez años para empezar a darse cuenta de ello.» [páginas 92 y 93]

«La prosa del Diario está escrita contra lo que vi en los Estados Unidos. Es casi siempre irónica.[...]. El verso libre mío es muy diferente del de Unamuno que es bíblico.[...] En otros poetas hay verso libre como el de Diario, pero es que ha salido de allí. La mitad de la poesía moderna, en España, viene del diario. Vea, si no: León Felipe; Salinas y sus Presagios, publicado por mí en la Biblioteca de Índice, en 1923; Moreno Villa y sus Evoluciones...[...]
Yo no sé por qué el Diario ha sido tan mal leído. Hay en él muchas cosas que nunca se han visto. Es un libro metafísico: en él se tratan los problemas de la creación poética, los problemas del encuentro con las grandes fuerzas naturales: el mar, el cielo, el sol, el agua... Ahora en estos años [1953-1955, cuando conversó con el profesor y crítico literario Ricardo Gullón] he vuelto a plantearlos en Animal de fondo»[páginas 90 y 91]

A continuación os dejo la presentación que preparé para explicar en clase la trayectoria poética de Juan Ramón Jiménez.

jueves, 21 de noviembre de 2013

INCORRECTO, INADECUADO, INCOHERENTE, INCONEXO

Para componer un buen texto y para que no nos den ninguna de esas valoraciones negativas que figuran en el título de la entrada, debemos tener presente siempre las cuatro propiedades que todo texto debe cumplir: corrección, adecuación, coherencia y cohesión.
  • Para escribir con corrección y evitar que en el texto se cometan incorrecciones (ortográficas, morfosintácticas o léxicas), hay que estar siempre vigilante en el uso de la lengua y consultar cuantas dudas puedan surgir (en el diccionario, en la gramática, en la ortografía,...), además de revisar el texto una vez concluido.
  • Para adaptarse a la situación de comunicación y evitar que el texto sea inadecuado, hay que tener claros la intención con la que se elabora,  el destinatario al que se dirige uno, el canal que se va a utilizar, el tipo de texto que se va a componer y el registro lingüístico elegido.
  • Para seleccionar la información relacionada con el tema que se va a tratar y organizarla de forma óptima y evitar que el texto sea incoherente, hay que preparar un esquema o guion de lo que se va a decir (si el texto es muy complejo), hay que distribuir convenientemente la información en apartados, párrafos y oraciones;  y hay que seguir las estructuras básicas del tipo de texto que se va a elaborar.
  • Para conectar y cohesionar las distintas partes y enunciados del texto y que el texto no resulte por tanto inconexo y deslavazado, se deben emplear los diferentes procedimientos de cohesión textual que nos proporciona la lengua: recurrencias, elipsis, sustituciones y marcadores textuales para estructurar el texto o para marcar las relaciones entre las ideas.
Estos consejos para escribir textos correctos, adecuados, coherentes y bien cohesionados deben ser tenidos en cuenta siempre que nos dispongamos a componer cualquier tipo de texto. Y en el instituto escribimos muchos textos: resúmenes, comentarios, trabajos, exámenes,...
A continuación os dejo las presentaciones con las que expliqué las propiedades del texto. Falta la cohesión que estudiaremos más adelante.




    jueves, 14 de noviembre de 2013

    ANTONIO MACHADO, LECCIÓN DE LITERATURA

    Homenaje de Picasso a Machado
    Después de haber leído en clase unos cuantos poemas de Antonio Machado, os presento este homenaje, «Lección de Literatura», que le hizo el también poeta y profesor de literatura Ángel González en Grado elemental en 1962. Antonio Machado fue un ejemplo para toda la poesía de la posguerra española, pues su paso del yo al nosotros influyó en todos los poetas que escribieron poesía en los años cincuenta y sesenta.

    Las referencias a los poemas de Campos de Castilla (y, especialmente, a «El mañana efímero») le sirven a Ángel González para presentarnos a Antonio Machado como poeta vivo que sigue vigente en los años sesenta del siglo pasado pero que, si hacemos la oportuna traslación a nuestros días (donde dice Frascuelo -o Di Stéfano según González-, podemos poner Ronaldo o Messi), desgraciadamente sigue de plena actualidad. Y sigue quedándonos la esperanza...



    Lección de literatura

    (A Antonio Machado)

    La España de charanga y pandereta,
    devota de Frascuelo y de María,
    ha de tener su mármol y su día.
    A.M.

    Los olmos sobreviven.
    Las colinas
    continúan dorándose
    cuando el trigo madura, en primavera.
    Los vencejos
    regresan cada año, y las cigüeñas
    reconquistan sus nidos
    en febrero y en torres eclesiásticas
    o álamos ribereños.
    La tierra
    se obstina en ser hermosa:
    fina, adusta, guerrera.
    Pese a tu muerte
    —y a la de otros muchos—
    también los hombres son como eran antes.
    Devociones no idénticas
    —Frascuelo es sólo un nombre—,
    pero muy parecidas,
    están vigentes hoy igual que antaño:
    Di Stéfano y la Misma
    acaparan plegarias y ovaciones.
    Todo ocurrió tal como nos dijiste:
    del vano vientre del ayer surgieron
    estos días vacíos
    y, orando y embistiendo,
    calvas y calaveras venerables
    nos predican traición y tradiciones.
    Tú sigues siendo Don Antonio, siempre,
    poeta vivo entre nosotros —muertos—
    y te leemos cada día porque
    nunca nos engañaste
    y desenmarañaste el negro ovillo
    de nuestra amarga historia
    con dedos claros, delicados, duros.
    Predijiste los tiempos que cruzamos
    y los que cualquier día alcanzaremos.
    La España de la rabia y de la idea
    avanza, pese a todo. Te escuchamos:
    Mas otra España nace
    Y te creemos.

    Aprovecho la entrada para dejar la presentación que hice para explicar la trayectoria poética de Machado.

    martes, 12 de noviembre de 2013

    LOS POEMAS A LEONOR

    En octubre de 1907 Antonio Machado llegó a Soria para empezar a dar clases de francés en el instituto. Dos meses más tarde cerró la pensión donde se alojaba y decidió trasladarse a otra, regentada por Ceferino Izquierdo, sargento de la Guardia Civil jubilado, y su mujer Isabel Cuevas. Allí conoció a sus tres hijos y se enamoró de la mayor, Leonor, de trece años. Era, según los amigos de la familia, una niña menuda, trigueña, de alta frente y ojos oscuros. Hasta finales de 1908 no se decidió a pedir el noviazgo. El 30 de julio de 1909 se celebró la boda en Soria. Solo tres años después, el 1 de agosto de 1912, falleció Leonor, a causa de la tuberculosis, y Machado, desesperado, abandonó Soria y pidió traslado a Baeza.


    Esta dolorosa experiencia dio lugar a unos cuantos poemas de Machado. Los poemas dedicados a Leonor suponen una vuelta del poeta a la línea intimista más dolorida. Los escribe cuando Leonor enferma, cuando le llega la muerte y cuando la recuerda estando ya en Andalucía.
    El primer poema en el que reparamos es «A un olmo seco», que fue compuesto en Soria el 4 de mayo de 1912. En los versos finales Machado espera la curación de su mujer como otro milagro parecido al que ha experimentado ese olmo al que «con las lluvias de abril y el sol de mayo / algunas hojas verdes le han salido». Llenos de sentida emoción dicen esos versos:
    Mi corazón espera
    también, hacia la luz y hacia la vida,
    otro milagro de la primavera.

    En otro poema, un romance, recogerá con gran dramatismo el mismo momento de la muerte de Leonor:
    Una noche de verano
    —estaba abierto el balcón
    y la puerta de mi casa—
    la muerte en mi casa entró.
    Se fue acercando a su lecho
    —ni siquiera me miró—,
    con unos dedos muy finos,
    algo muy tenue rompió.
    Silenciosa y sin mirarme,
    la muerte otra vez pasó
    delante de mí. ¿Qué has hecho?
    La muerte no respondió.
    Mi niña quedó tranquila,
    dolido mi corazón,
    ¡Ay, lo que la muerte ha roto

    era un hilo entre los dos!

    Machado lamenta que la muerte no se haya fijado en él. Lo mismo le decía en una carta a su amigo Unamuno: «La muerte de mi mujer dejó mi espíritu desgarrado. Mi mujer era una criatura angelical segada por la muerte cruelmente. Yo tenía adoración por ella; pero sobre el amor, está la piedad. Yo hubiera preferido mil veces morirme a verla morir, hubiera dado mil vidas por la suya. No creo que haya nada extraordinario en este sentimiento mío. Algo inmortal hay en nosotros que quisiera morir con lo que muere».

    Tras la muerte de Leonor, el 1 de agosto de 1912, escribe varios poemas transidos de dolor, soledad y emoción. En este aflora el sentimiento religioso:
    Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.
    Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.
    Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.
    Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.

    En otros la esperanza (el corazón) y la desesperanza (la cabeza) luchan en el interior del poeta. Por ejemplo, en este:
    Dice la esperanza: un día
    la verás, si bien esperas.
    Dice la desesperanza:
    sólo tu amargura es ella.
    Late, corazón... No todo
    se lo ha tragado la tierra.

    O en este otro:
     Soñé que tú me llevabas
    por una blanca vereda,
    en medio del campo verde,
    hacia el azul de las sierras,
    hacia los montes azules,
    una mañana serena.
      Sentí tu mano en la mía,
    tu mano de compañera,
    tu voz de niña en mi oído
    como una campana nueva,
    como una campana virgen
    de un alba de primavera.
    ¡Eran tu voz y tu mano,
    en sueños, tan verdaderas!...
    Vive, esperanza, ¡quién sabe
    lo que se traga la tierra!

    Ya en Baeza, el poeta evoca las tierras de Soria y sueña con su mujer. El sueño no tardará en romperse: la tristeza, el dolor, la soledad y la amargura atenazan al poeta.
     Allá, en las tierras altas,
    por donde traza el Duero 
    su curva de ballesta
    en torno a Soria, entre plomizos cerros
    y manchas de raídos encinares,
    mi corazón está vagando, en sueños...
      ¿No ves, Leonor, los álamos del río
    con sus ramajes yertos?
    Mira el Moncayo azul y blanco; dame
    tu mano y paseemos.
    Por estos campos de la tierra mía,
    bordados de olivares polvorientos,
    voy caminando solo,
    triste, cansado, pensativo y viejo.

    Un año después de «A un olmo seco», en la primavera de 1913, en Baeza, escribe a su amigo José María Palacio un poema (en forma de carta) en el que junto a la evocación de Soria en primavera, recuerda a su mujer y el cementerio en el que está enterrada, «El Espino», y le pide que le lleve unas flores en su nombre.
    Con los primeros lirios
    y las primeras rosas de las huertas,
    en una tarde azul, sube al Espino,
    al alto Espino donde está su tierra...

    Estos poemas que Machado dedicó a Leonor son una estupenda muestra  de cómo la lírica es el cauce más idóneo para transmitir la expresión de los sentimientos.

    [En la redacción de esta entrada me he servido de las obras sobre Antonio Machado que hicieron José Luis Cano (su biografía) y Vicente Tusón (estudio crítico), maestros en el estudio de la lIteratura]