CURSO

jueves, 28 de noviembre de 2019

«QUIERO» Y «NO QUIERO»...


Yo quiero amor, quiero gloria,

quiero un deleite divino,

como en mi mente imagino,

como en el mundo no hay.

José de Espronceda, A Jarifa en una orgía


Como hicieron los románticos del siglo XIX, vamos a crear dos poemas que expresen nuestros deseos y nuestras opiniones. Para ello vamos a seguir el ejemplo de dos poetas españoles del siglo XX, José Agustín Goytisolo y Ángela Figuera Aymerich. De sus poemas imitaremos la estructura y también trataremos de inspirarnos en su sensibilidad para expresar los deseos y en su creatividad.
José Agustín Goytisolo escribió el poema «Quiero todo esto» que ya apareció en el blog y que comienza así:

Quiero ser informado sobre lo que ocurre
al más alto nivel
Quiero ver a la gente uno por uno
Quiero que me amnistíen por todo lo que pienso hacer
         de ahora en adelante
Quiero entrar en los cines sin pagar
Quiero que una persona de fiar escoja mis camisas
         y nunca se equivoque
Quiero un informe sobre el comportamiento sexual
         de los sexólogos
Quiero que los cocineros no sean obscenos [...].

En este poema, lleno de ternura y de ironía, entre burlas y veras, entre deseos sinceros y peticiones extravagantes, expresaba una lista de deseos casi interminable. 
  • Ahora vais a manifestar vuestros deseos en un poema de no menos de quince versos. Solo hace falta que cada verso comience con la anáfora de «quiero» y que el final del poema quede claro que todo lo que pedís es «irrevocable». En el poema caben todos vuestros sueños y todos vuestros gustos, podéis entremezclarlos como deseéis. Os puede servir de ejemplo algún otro poema inspirado en el de Goytisolo, como este de la escritora Care Santos .
Ángela Figuera Aymerich escribió «No quiero» para expresar aquellas cosas que no le gustaban o que aborrecía. Seguro que el poema nos invita también a reflexionar y a crear.
NO QUIERO
No quiero
que los besos se paguen
ni la sangre se venda
ni se compre la brisa
ni se alquile el aliento.
No quiero
que el trigo se queme y el pan se escatime.

No quiero
que haya frío en las casas,
que haya miedo en las calles,
que haya rabia en los ojos.

No quiero
que en los labios se encierren mentiras,
que en las arcas se encierren millones,
que en la cárcel se encierre a los buenos.

No quiero
que el labriego trabaje sin agua
que el marino navegue sin brújula,
que en la fábrica no haya azucenas,
que en la mina no vean la aurora,
que en la escuela no ría el maestro.

No quiero
que las madres no tengan perfumes,
que las mozas no tengan amores,
que los padres no tengan tabaco,
que a los niños les pongan los Reyes
camisetas de punto y cuadernos.

No quiero
que la tierra se parta en porciones,
que en el mar se establezcan dominios,
que en el aire se agiten banderas
que en los trajes se pongan señales.

No quiero
que mi hijo desfile,
que los hijos de madre desfilen
con fusil y con muerte en el hombro;
que jamás se disparen fusiles
que jamás se fabriquen fusiles.

No quiero
que me manden Fulano y Mengano,
que me fisgue el vecino de enfrente,
que me pongan carteles y sellos
que decreten lo que es poesía.

No quiero amar en secreto,
llorar en secreto
cantar en secreto.

No quiero
que me tapen la boca
cuando digo NO QUIERO...

  • Vais a escribir otro poema en el que imitaréis la estructura de «No quiero»: ha de tener no menos de quince versos agrupados en estrofas que comiencen con «no quiero» y que al final del texto vuelva a decirse de nuevo «no quiero». Es una manera estupenda de plasmar por escrito las cosas con las que estamos en desacuerdo o que nos disgustan o nos repugnan.

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