CURSO

jueves, 16 de abril de 2015

LA MODERNIDAD DE GARCILASO DE LA VEGA

Garcilaso de la Vega
(posible retrato del poeta)

  Si Garcilaso volviera,
yo sería su escudero;
que buen caballero era.
  Mi traje de marinero
se trocaría en guerrera
ante el brillar de su acero;
que buen caballero era.
  ¡Qué dulce oírle, guerrero,
al borde de su estribera!
En la mano, mi sombrero;
que buen caballero era.

Rafael Alberti (1934)



Garcilaso de la Vega es uno de los poetas principales de nuestra literatura porque inaugura una nueva forma de escribir poesía. Sus composiciones han sido alabadas en todas las épocas y por autores muy dispares. Además del elogioso poema que le dedicó Rafael Alberti, el poeta de la Generación del 27, me gustaría recordar ahora la valoración que hace de Garcilaso otro de los poetas del 27, Dámaso Alonso. En este fragmento de «El destino de Garcilaso» (en Cuatro poetas españoles), nos hace ver que el empleo del endecasílabo por parte de Garcilaso de la Vega dio a la poesía española una nueva música y una nueva sensibilidad, algo que lo convierte en el primero de nuestros poetas modernos.
«Garcilaso encontró en la nueva técnica que le venía de Italia, en el endecasílabo, el instrumento, el molde formal que la poesía española había estado buscando inútilmente durante la Edad Media. Y por eso logra, por primera vez, someter la palabra castellana a la dulce violencia de la más exacta belleza formal. Pero hay algo en el verso de Garcilaso que excede toda la belleza renacentista. Hay algo que es espíritu y que tiembla, que es dolor y nos arrasa todavía hoy los ojos, que es emoción, que es alma, en una palabra, que es lo que hoy todavía llamamos poesía. Y así no solamente creó el modelo de la expresión formal del castellano para los siglos venideros, y en este sentido es el primer poeta de los modernos moldes de la lírica, sino mucho más moderno aún, infundió en su verso un hálito de emoción, un alma. Y en este otro sentido inaugura la nueva sensibilidad en la poesía española y europea».

Como ejemplo de todo esto, además de los leídos y comentados en clase, os dejo estos dos sonetos amorosos inspirados en Isabel Freire. En el soneto V el poeta declara su amor a la dama que le ha dado la vida y que también le procura la muerte. En el soneto X expresa el dolor por la pérdida de su amada.

V
Escrito está en mi alma vuestro gesto
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero;

cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero.


X
¡Oh dulces prendas por mí mal halladas,
dulces y alegres cuando Dios quería!
Juntas estáis en la memoria mía,
y con ella en mi muerte conjuradas.


¿Quién me dijera, cuando las pasadas
horas en tanto bien por vos me vía,
que me habíais de ser en algún día
con tan grave dolor representadas?


Pues en un hora junto me llevastes
todo el bien que por término me distes,
llevadme junto al mal que me dejastes.


Si no, sospecharé que me pusistes
en tantos bienes, porque deseastes
verme morir entre memorias tristes.

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