CURSO

miércoles, 16 de mayo de 2012

LA POESÍA, ARMA PARA CAMBIAR EL MUNDO

Durante los años treinta del siglo pasado, inmersos en un panorama convulso, muchos escritores españoles optaron por cultivar una literatura comprometida con el sufrimiento de los más desfavorecidos y combativa contra cualquier tipo de injusticia.
Miguel Hernández nos explica el origen de esta actitud de compromiso en este artículo:

Nací en Orihuela hace veintiséis años. He tenido una experiencia del campo y sus trabajos, penosa, dura, como la necesita cada hombre, cuidando cabras y cortando a golpe de hacha olmos y chopos, me he defendido del hambre, de los amos, de las lluvias y de estos veranos levantinos, inhumanos, de ardientes. La poesía es en mí una necesidad y escribo porque no encuentro remedio para no escribir. La sentí, como sentí mi condición de hombre, y como hombre la conllevo, procurando a cada paso dignificarme a través de sus martillerazos.
Me he metido con toda ella dentro de esta tremenda España popular, de la que no sé si he salido nunca. En la guerra, la esgrimo como un arma, y en la paz será un arma también aunque reposada.
Vivo para exaltar los valores puros del pueblo, y a su lado estoy tan dispuesto a vivir como a morir.

En el texto, escrito en plena guerra civil, además de explicarnos por qué toma esta postura de apoyo a las causas del pueblo, nos habla de cómo le sirve la tarea de escribir para su propia dignificación como persona. La poesía es arma o herramienta para cambiar el mundo y para hacer mejor al ser humano.

Unos años más tarde, algunos escritores de los cincuenta (Blas de Otero, Gabriel Celaya,...) siguieron este camino de poesía social. Valga como ejemplo el poema de Gabriel Celaya "La poesía es un arma cargada de futuro", que puedes leer en este enlace y escuchar en la versión de Paco Ibáñez. Versos como "maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse" dejan bien a las claras la intencionalidad de este tipo de literatura que persigue la concienciación social de "una inmensa mayoría" y que se canaliza a través de un lenguaje sencillo.

Así, la poesía se hace necesaria "como el pan de cada día, / como el aire que exigimos trece veces por minuto, / para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica".

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