Cuando llega enero y comienza el segundo trimestre del curso, llegan también a los institutos los estudiantes del Máster del Profesorado para realizar su periodo de prácticas. Es momento de compartir con ellos experiencias y lecturas que enriquezcan el ejercicio de la profesión. Entre las múltiples lecturas que se pueden recomendar, siempre me gusta hablar de estas tres obras que ahora reseñaré brevemente y que personalmente me resultaron muy estimulantes en mis primeros años de profesor. Son obras que se han convertido en muy pocos años en verdaderos clásicos, en verdaderas obras de referencia para los docentes de Lengua castellana y Literatura, escritas por profesores que han sabido contagiarnos su entusiasmo por la lengua y la literatura.
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martes, 18 de enero de 2022
TRES LECTURAS ESTIMULANTES PARA FUTUROS PROFESORES DE LENGUA Y LITERATURA
Comenzaré con un clásico deslumbrante, Gramática de la fantasía de Gianni Rodari. A pesar de que pronto cumplirá los cincuenta años, es una obra que nos enseña múltiples caminos en el maravilloso arte de contar historias. Cada uno de los capítulos del libro es una propuesta creativa e imaginativa para generar o inventar historias. La imaginación y la creatividad deben encontrar su sitio en la enseñanza primaria y también en la secundaria. En los preliminares de la obra Rodari nos deja claro su propósito: «confío en que el librito sea también útil para quien cree en la necesidad de que la imaginación tenga su puesto en la enseñanza; para quien tiene fe en la creatividad infantil; para quien sabe qué virtud liberadora puede tener la palabra. "Todos los usos de la palabra para todos", me parece un lema bueno y con agradable sonido democrático. No para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo».
Continuaré con Como una novela de Daniel Pennac, que pronto cumplirá treinta años, pero sigue siendo una obra fresca y estimulante. La obra empieza con estas sugerentes palabras: «el verbo leer no soporta el imperativo». A partir de ahí Pennac nos muestra, desde su experiencia como profesor, cómo se puede lograr que el alumno no sienta pavor por la lectura ni por la literatura y pueda leer por gusto y placer. El último capítulo de la obra recoge los derechos imprescriptibles del lector, algo que ni padres, ni profesores, ni alumnos deberíamos olvidar: el derecho a no leer, el derecho a saltarnos las páginas, el derecho a no terminar un libro, el derecho a releer, el derecho a leer cualquier cosa, el derecho al bovarismo (enfermedad de transmisión textual), el derecho a leer en cualquier sitio, el derecho a hojear, el derecho a leer en voz alta y el derecho a callarnos.
Y, por último, terminaré con La cocina de la escritura de Daniel Cassany, otra obra aproximadamente del mismo tiempo que la anterior, que nos mostró cómo se enseña a escribir y cómo se aprende a escribir. La vida moderna exige un completo dominio de la escritura. Redactar correctamente un texto es ante todo un problema «técnico» y, por ello, el libro sin necesidad de mucha gramática nos ayuda a «cocinar» los distintos platos o textos que a lo largo de la vida debemos producir en diferentes contextos. En el epílogo de la obra se recoge también un sustancioso decálogo de la redacción, que sintetiza muy acertadamente el proceso de la escritura de un texto: no tener prisa, utilizar el papel como soporte, emborronar, pensar en la audiencia, dejar la gramática para el final, dirigir y planificar el trabajo, fijarse en los párrafos, repasar la prosa frase por frase, ayudar al lector a leer y dejar reposar el escrito.
Seguro que la lectura de estas tres obras resulta muy sugerente para cualquier profesor de Lengua castellana y Literatura que pretenda en sus clases conectar con un alumnado que, en muchas ocasiones, llega a las clases sin ningún tipo de afición por la lectura y con mucha inseguridad a la hora de escribir cualquier tipo de texto.
Tres clásicos imprescindibles que yo creo que forejaron el "esqueleto" como profes de literatura de muchos enseñantes de mi generación... Que no falte su espíritu en generaciones venideras...
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. A pesar de que son obras que ya tienen unos años, creo que sus propuestas siguen resultando muy sugerentes para los jóvenes que pronto van a empezar en la docencia. Un saludo.
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