CURSO

lunes, 10 de junio de 2019

EL PROCESO DE LA ESCRITURA SEGÚN SENDER

De la monografía sobre Ramón J. Sender que escribió el profesor José-Carlos Mainer entresaco estas interesantes declaraciones que hizo el autor de Réquiem por un campesino español a Marcelino C. Peñuelas en 1970. Las palabras de Sender sobre el ejercicio de su oficio son muy reveladoras y seguro que nos aportan alguna luz acerca de cómo es ese trabajo artístico de «hacer versosímil la realidad».

Retrato con cuervo.
Óleo de Ramón J. Sender, 1975
«[En mis novelas] aunque no preparo y la estructura se forma sola y escribo rápidamente, hay una cantidad de concentración y de atención realmente considerable [...]. Y por eso salgo de una novela nueva como se sale de una enfermedad, fatigado, nervioso... irritable. 
[...] La corrección es un placer. Pero el primer borrador es una tortura, ¿comprendes? Una tortura reflexiva. Por otra parte, como me decía Antonio Machado, yo escribo con la reflexión y corrijo con la inspiración. Es decir, que cuando escribo el primer borrador es una tarea de reflexión realista sin ninguna preocupación de tipo formal. Y luego, cuando corrijo, es cuando con la mente fría y con la cabeza libre de la necesidad de organizar la obsesión, desde un plano que podemos llamar neutro, voy retocando, perfilando, dando a la prosa algún matiz que no tenía [...]. Es como esos pintores que comienzan manchando la tela con un fondo rojo, verde o amarillo, y algunos esbozos de lo que van a pintar encima.
[...] Yo escribo muy deprisa. Hago en un día, por ejemplo, treinta páginas a máquina [...]. Pero las escribo con un tipo de reflexión casi automática. Y sin releer. Y sigo así hasta el final [...]. Luego, voy estableciendo proporciones, inserciones entre líneas, alguna llamada al dorso de la página y dejo el manuscrito en forma ya "cristalizada". Finalmente se hace la copia definitiva. Casi siempre esta segunda copia la hago yo y al mismo tiempo que la hago voy todavía corrigiendo. A veces el primer borrador lo dicto a una estenógrafa y resulta más cómodo. 
[...] Sólo el arte fija, establece en qué consiste la realidad común a todos y la hace verosímil. Íntegramente verosímil en todos los niveles. Y el deseo de escribir en algunos de nosotros viene de eso. Hay que hacer verosímil la realidad.»

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