Estos son los poemas del siglo XVII, entresacados de la antología Nueve liras de hiedra y un secreto, que vamos a leer y comentar en los próximos días en clase.
LOPE DE VEGA
LUIS DE GÓNGORA
FRANCISCO DE QUEVEDO
El
día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana
para esperar el buque en que llegaba el obispo.
[Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada]
|
Yo,
señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo.
[Camilo José Cela, La familia de Pascual Duarte]
|
Es
sabido que entre 1870 y el final del siglo, el hombre se hacía su propia ley
en los territorios de New México (EE. UU.) con la pistola y el rifle. El que
tenía mejores armas y mejores nervios se imponía. Era precisamente lo que
sucedió por algún tiempo con Billy the Kid.
[Ramón J. Sender, El
bandido adolescente]
|
Bastará
decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo
que el proceso está en el recuerdo de
todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona.
[Ernesto Sábato, El
túnel]
|
Vine
a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo.
[Juan Rulfo, Pedro
Páramo]
|
El
primero en ver la carroña es Ahmed Ouallahi. Desde que Esteban cerró la
carpintería hace más de un mes, Ahmed pasea todas las mañanas por La Marina. Su amigo Rachid lo lleva en
el coche hasta el restaurante en que trabaja como pinche de cocina, y Ahmed
camina desde allí hasta el rincón del pantano donde planta la caña y echa la
red.
[Rafael Chirbes, En la
orilla]
|
Muchos
años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía
había de recordar aquella tarde remota en que su padre le llevó a conocer el
hielo.
[Gabriel García Márquez, Cien años de soledad]
|
No
he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña
y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto
de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se
buscó el corazón con la punta de la pistola de su propio padre, que estaba en
el comedor con parte de la familia y tres invitados.
[Javier Marías, Corazón
tan blanco]
|
2
de noviembre. He sido cordialmente invitado a formar parte del realismo
visceral. Por supuesto, he aceptado. No hubo ceremonia de iniciación. Mejor
así.
[Roberto Bolaño, Los
detectives salvajes]
|
El
hombre era alto y tan flaco que parecía siempre de perfil. Su piel era
oscura, sus huesos prominentes y sus ojos ardían con fuego perpetuo.
[Mario Vargas Llosa, La
guerra del fin del mundo]
|