viernes, 29 de mayo de 2020

SOBRE EL PUNTO DE VISTA: PROPUESTAS PARA UN NUEVO RELATO DE «RÉQUIEM POR UN CAMPESINO ESPAÑOL»

 La reflexión sobre el proceso creador del discurso narrativo contribuye tanto a hacernos narradores más competentes y eficaces como a hacernos mejores lectores.
[Elías García Domínguez, Cómo leer textos narrativos, editorial Akal]


Una vez terminada de leer Réquiem por un campesino español, la novela de Ramón J. Sender, vamos a practicar con uno de los elementos que componen  toda narración, la perspectiva o punto de vista del narrador o focalización.
El principio de perspectiva de una narración establece que el narrador, al contar una historia, tiene que hacerlo desde algún punto de vista, desde alguna perspectiva. Las formas más frecuentes son las del narrador omnisciente (que lo sabe todo acerca de los personajes y los acontecimientos), el narrador subjetivo (que se coloca en el punto de vista de un personaje, que puede ser él mismo y dar lugar a una narración autobiográfica) y el narrador intersubjetivo (que unas veces se coloca en el punto de vista de un personaje y otras en el de otro), pero en narraciones de cierta extensión es normal que el narrador varíe de perspectiva y combine estos procedimientos. La perspectiva también determina la mayor o menor cercanía del narrador a lo narrado, la lentitud o rapidez con que se cuentan los sucesos, la mayor o menor precisión, o los registros de lengua empleados (las marcas específicas que el sujeto proyecta en el relato).
[Elías García Domínguez, Cómo leer textos narrativos, editorial Akal]

En Réquiem por un campesino español el relato nos llega a través de un narrador en tercera persona, omnisciente, que nos introduce en los recuerdos de mosén Millán acerca de la vida de Paco el del Molino, el joven por el que se va a celebrar la misa de réquiem. En el transcurso de esa espera en la sacristía de la iglesia, el monaguillo recuerda en sus entradas y salidas fragmentos de un romance con el que el pueblo homenajeó al joven fallecido, en cuyos versos se va anticipando su trágico y violento final.
Nuestra práctica de escritura creativa se va a centrar en recrear desde diferentes puntos de vista algunos de los acontecimientos que se narran en la novela, teniendo presentes todos los aspectos señalados en el recuadro que habla acerca del principio de perspectiva (punto de vista adoptado, conocimiento de lo narrado, registro lingüístico empleado,...).
Por mi parte voy a sugerir unas cuantas prácticas de escritura, de las que deberéis desarrollar dos, aunque podéis proponer otras diferentes:
  • Paco el del Molino cuenta a sus padres, siendo un crío, su visita a las cuevas acompañando a mosén Millán para  administrar la extremaunción a un enfermo.
  • Una mujer superviviente del ametrallamiento del carasol relata a sus vecinas el terrible suceso.
  • Don Valeriano cuenta en el casino de la capital todos los sucesos relacionados con las elecciones municipales de abril de 1931 y la repetición del proceso electoral que se produjo en su pueblo.
  • El monaguillo, que acompañaba a mosén Millán, cuenta su versión de la detención de Paco en las Pardinas a otros chicos de su misma edad.
  • Jerónima, «tan vieja que decía tonterías», recuerda algún episodio de la vida de Paco el del Molino.
  • Paco el del Molino, en un monólogo interior, recrea sus dudas antes de decidir su fuga en el momento de la represión al comienzo de la guerra.
El monólogo interior es una modalidad particular de la perspectiva o focalización interna elegida en el relato. Resulta de la representación más directa del fluir de la conciencia de un personaje. De este modo, el aprovechamiento de la perspectiva del personaje consiste en centrar la narración en lo íntimo de sus reflexiones. Para plasmar esas reflexiones tal como son producidas, el monólogo interior lleva muchas veces a la desarticulación sintáctica del discurso y a la enunciación de sintagmas más o menos caóticos que normalmente reflejan estados de ánimo emocionalmente perturbados. Desde que empezó a cultivarse en la novela realista y naturalista, el monólogo interior acentúa la primacía de la psicología del personaje en detrimento de la descripción de espacios o del desarrollo de la acción.
[Carlos Reis, Comentario de textos, Ediciones Almar Universidad]

  • Un señorito falangista, un pijaito, narra a sus amigos lo que han hecho al llegar al pueblo.
  • El zapatero muestra su opinión acerca de los hechos que se viven durante el periodo de la Segunda República, tanto en España como en el pueblo.
Cada uno de los textos elaborados debe tener al menos quince líneas y ajustarse al máximo en la forma de expresión al punto de vista elegido.
El plazo de entrega de este trabajo será el 9 de junio.

viernes, 22 de mayo de 2020

EN TORNO A SENDER Y «RÉQUIEM POR UN CAMPESINO ESPAÑOL»



Ramón J. Sender
En 2001, en el centenario del nacimiento de Ramón J. Sender, el crítico Rafael Conte ya nos advertía de que a pesar de haber sido «el quinto máximo narrador de toda nuestra historia literaria, detrás de —compaginando cantidad y calidad— Cervantes, Galdós, Baroja y Cela», Sender todavía no había encontrado «el debido lugar que, sin duda alguna, merece en nuestra historia, nuestra cultura y nuestra literatura de todos los tiempos». En estos años poco se ha avanzado en esta línea en la labor de las instituciones culturales, aunque en los institutos de secundaria de toda España su obra de gran «poderío literario e histórico» sigue siendo estudiada y leída por multitud de estudiantes.
En nuestro caso nos acercaremos a Réquiem por un campesino español, una obra maestra, considerada una de las mejores novelas españolas cortas de nuestra historia y que como ya se comentó en otra entrada del blog es considerada uno de nuestros «clásicos». La novela, debido a su fuerte simbolismo, admite diferentes lecturas: una lectura ética sobre la dignidad del hombre (¿cómo es la actitud de Paco en su vida?, ¿cómo se aborda el conflicto ético de mosén Millán?, ¿es perdonado este personaje por el pueblo?), una lectura sobre la justicia social (¿qué dos mundos sociales se enfrentan en la novela?, ¿se inclina por alguno el autor?) y una lectura política sobre la Guerra Civil (¿son la vida y la muerte de Paco representación simbólica del drama de la Guerra Civil?). Pero, por encima de todo, como apuntó Max Aub, es un relato extraordinario y una tragedia impresionante.

Sirvan como introducción a Sender estas palabras del ya mencionado crítico Rafael Conte, recogidas en la interesantísima página del Centro Virtual Cervantes dedicada a nuestro autor:
«Se lo ha acusado de ser un escritor muy desigual, y desde luego es lógico que así sea, como sucede en todos los casos de escritores de tan larga obra (Balzac, Galdós, Baroja mismo), pero lo cierto es que en todos y cada uno de sus títulos su fuerza y la intensidad de sus propuestas están fuera de toda sospecha: nunca fue un escritor frágil, ni blando, ni acomodaticio, sino un rebelde a pesar de sus fluctuaciones ideológicas y estéticas. Tampoco fue un escritor cómodo, ni fácil, ni demasiado sencillo, a pesar de la transparencia de su prosa —que nació en el periodismo, profesión que apuesta siempre por la comunicabilidad, sobre todo— pero la proliferación arrebatada de su obra permite al lector elegir dentro de ello lo que prefiera. Fue un narrador comprometido y realista en sus principios, partidario de la justicia social, de la libertad y la democracia, cuando se convirtió en uno de los periodistas más célebres y reconocidos de los años republicanos, que se hizo célebre como novelista con su primera novela Imán (1930, sobre la guerra de Marruecos), cantó a los anarquistas en Siete domingos rojos, se hizo fantástico y onírico en La noche de las cien cabezas y obtuvo el premio nacional de literatura en 1935 con una obra maestra, Míster Witt en el Cantón, una asombrosa novela histórica —aplicada a su misma circunstancia política— sobre la sublevación del Cantón de Cartagena en el siglo XIX, en la época de la efímera primera república española.

Luego vino la guerra civil, en la que Sender combatió en las filas republicanas, tras el asesinato de su esposa en Zamora y de un hermano en Huesca, y durante la cual se separó de los comunistas, de quienes había llegado a ser antes un buen compañero de viaje. Luego llegó el exilio en México durante siete años, y finalmente en los Estados Unidos, donde trabajó como profesor en Nuevo México y California, donde falleció ya jubilado; pero no dejó de escribir jamás durante su largo exilio, publicando casi cien libros más a lo largo de toda la geografía americana, entre los que hay muchos de primera magnitud: El lugar de un hombre, La esfera, Crónica del alba, Epitalamio del prieto Trinidad, El rey y la reina, El verdugo afable, Réquiem por un campesino español, Bizancio, Los cinco libros de Ariadna, La aventura equinoccial de Lope de Aguirre, dramas como Comedia del Diantre y Don Juan en la mancebía, los poemas reunidos en Libro armilar de poesía y memorias bisiestas y sus grandes ensayos finales de Monte Odina o los aforismos y pensamientos del póstumo Toque de queda.

Absolutamente prohibido en España durante el primer franquismo, a partir de 1964 pudo ir publicando o reeditando alguno de sus libros en el interior de su país, donde gozó de cierta celebridad hasta más o menos la muerte de Franco. Crónica del alba recibió el premio ciudad de Barcelona, y obtuvo el Planeta en 1969 con En la vida de Ignacio Morel. Viajó a España en 1972 y 1974, pero su evolución ideológica hacia posiciones más conservadoras decepcionó a sus lectores más jóvenes. De hecho, recuperó casi al final la nacionalidad española, publicó más de treinta libros en los últimos diez años y falleció cuando ya estaba preparando su regreso definitivo».

viernes, 15 de mayo de 2020

EXPERIENCIA PERSONAL Y POESÍA EN MIGUEL HERNÁNDEZ

En los tres poemas que vamos a leer y comentar de Miguel Hernández, la experiencia biográfica concreta origina el texto poético de una manera absoluta. El poder creador del poeta hace que esa vivencia personal trascienda y se convierta en un sentimiento universal. 
 

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma tan temprano.

La Elegía, fechada el 10 de enero de 1936, se dedica a Ramón Sijé, seudónimo de José Ramón Marín Gutiérrez, que fue amigo entrañable de Miguel Hernández durante su infancia en Orihuela. Además, Sijé también fue su consejero y orientador literario, así como el impulsor de varias empresas poéticas, por ejemplo, la publicación de la revista El Gallo Crisis. Con el paso del tiempo se produjo entre Miguel Hernández y Ramón Sijé un distanciamiento ideológico y afectivo, pues Miguel Hernández, amigo de Pablo Neruda, había evolucionado hacia posturas ideológicas comunistas, opuestas al tradicionalismo cristiano de su amigo.
Sijé murió el 24 de diciembre de 1935. Miguel Hernández se sintió profundamente afectado por ello y unos días después escribió el poema, que apareció publicado primero en la Revista de Occidente. La muerte del amigo desencadenó este poema conmovedor. Así evocaba al amigo muerto en la prensa por aquellos días: «Venía a mi huerto cada tarde de marzo, abril, mayo, junio,…, andaba entre los romeros con prisa de pájaro, hablaba con atropello y su voz iluminaba más que los limones del limonero, a cuya sombra y azahar platicábamos».

De la Elegía a Ramón Sijé vamos a realizar un comentario de texto siguiendo las pautas que se recogen en esta guía de comentario. Si quieres leer otros modelos de comentario de textos literarios líricos que se ajustan a esta misma guía puedes leer en el blog los dedicados a la rima LII de Bécquer, a las coplas XVI y XVII de Jorge Manrique o al Romance del prisionero.

Josefina Manresa y Miguel Hernández , en Jaén, en abril de 1937


Tu corazón y el mío naufragarán quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.

La Canción del esposo soldado parece que fue compuesta por Miguel Hernández en Jaén, durante la primera quincena del mes de mayo, en plena Guerra Civil. En esas fechas, su esposa Josefina Manresa se encontraba embarazada de su primer hijo, tal y como ella le anunció en una carta que recibió el poeta el 7 de mayo de 1937. Cuatro días después el poeta le responde por carta que ya ha terminado la poesía «para ti y para nuestro hijo» que le había prometido. Es un poema que homenajea a su esposa y «canta las penas y alegrías de los "esposos-soldados" que tienen que conjugar en el frente de batalla su lucha personal entre el amor y la guerra», como explicó el profesor Francisco Esteve.


En la cuna del hambre
mi niño estaba.

Las Nanas de la cebolla nacieron después de leer el poeta en la prisión de Madrid, en la que estaba encarcelado al finalizar la Guerra Civil, una carta que le envió su mujer. En ella la esposa le decía que seguía amamantando a su hijo a pesar de que ella se alimentaba solo de pan y cebolla. En la respuesta le decía Miguel Hernández: «el olor de la cebolla que comes me llega hasta aquí, y mi niño se sentirá indignado de mamar y sacar zumo de cebolla en vez de leche. Para que lo consueles, te mando esas coplillas que le he hecho, ya que para mí no hay otro quehacer que escribiros a vosotros o desesperarme».

Nacidas de su experiencia personal, del dolor y del amor, en la Elegía a Ramón Sijé leemos la  más emotiva y conmovedora elegía al amigo muerto, en la Canción del esposo soldado leemos el más apasionado poema de amor a la esposa y al hijo que se espera, y en las Nanas de la cebolla leemos la más trágica canción de cuna de toda la lírica española.