miércoles, 7 de octubre de 2015

LOS BENEFICIOS DE LA LECTURA

Hace unos pocos días, Verne, la sección de curiosidades científicas de El País, ofrecía la posibilidad de descargar El gran libro de petricor, una interesante recopilación de noticias asombrosas con base científica. Os dejo transcritos dos capitulillos que hacían referencia a las bondades de la lectura vistas desde los estudios neurocientíficos que se han realizado en los últimos años: la lectura como escuela de empatía y la lectura como método de fomento de la actividad cerebral. Estos dos breves textos vienen a corroborar lo ya comentado en otras ocasiones en clase de Lengua y en el blog («Literatura, gimnasia para el cerebro»).

M.C. Escher, Bond of Union
Leer es una escuela de empatía. La lectura es tecnología para acceder a otros puntos de vista, como escribe Steven Pinker en Los ángeles que llevamos dentro. Leer nos permite acceder a “mundos que solo pueden ser vistos a través de los ojos de un extranjero, de un explorador o de un historiador”, lo que puede llevarnos a que una norma que no nos cuestionamos (“así es como se hace”) pase a ser una observación explícita (“así es como nosotros lo hacemos”), susceptible de replantearse (“¿no podríamos hacerlo de otra forma?”).
Esto es especialmente válido para la ficción, que nos permite acceder a la forma en la que piensan y sienten personas muy diferentes. Según varios estudios, hay un solapamiento sustancial en las redes del cerebro que se usan para entender historias y las redes usadas para interactuar con otros individuos; en particular, las interacciones en las que intentamos entender los pensamientos y sentimientos de los demás. Los individuos que leen ficción a menudo parecen mejores a la hora de entender a otra gente, empatizar con ellos y ver el mundo desde su perspectiva.

M.C. Escher, Plane Filling
La lectura activa el cerebro. La lectura mantiene el cerebro en forma; de hecho, toda actividad mental estimulante, como el ajedrez o los crucigramas, ayuda a que nuestra mente aguante con salud durante décadas. Leer incluso podría ayudar a prevenir el alzheimer.
Durante la lectura hay “un incremento sustancial e inesperado en el flujo sanguíneo en el cerebro, más allá de las áreas responsables de la ‘función ejecutiva’, las normalmente asociadas con prestar atención a una tarea”, explica Natalie Phillips, responsable de una investigación que hizo resonancias magnéticas a gente que estaba leyendo. “Prestar atención a textos literarios requiere la coordinación de múltiples funciones cognitivas complejas”. Eso sí, hablamos de una lectura atenta y reposada.
Este tipo de lectura facilita el pensamiento analítico y crítico, tal y como recuerda Mayanne Wolf, y también nos ayuda a concentrarnos y a centrarnos en un tema y no en veinte a la vez.

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