miércoles, 12 de noviembre de 2014

SOBRE «RELATO DE UN NÁUFRAGO»: EL REPORTERO GARCÍA MÁRQUEZ

Ahora que lo he conseguido, que he realizado mis sueños, me doy cuenta de lo que verdaderamente quiero ser: un gran reportero, un incansable buscador de noticias. Siempre quise ser lo que ahora no soy...
[Declaraciones de García Márquez en 1971]


Antes de alcanzar la gloria literaria con Cien años de soledad (1967), Gabriel García Márquez (1927-2014) se dedicó al oficio del periodismo, que él considero siempre «el mejor del mundo». Comenzó bien temprano, de forma autodidacta y desde abajo, mientras estudiaba Derecho en la Universidad de Bogotá (1948, 1949). Durante años fue su principal fuente de ingresos: trabajó como columnista, reportero, corresponsal o crítico de cine, hasta llegar a fundar y dirigir su propio periódico y crear la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, no sin pasar antes por muchas penalidades (sueldos bajísimos, cierres de periódicos por los regímenes dictatoriales, exilio,...).

La obra que nos va a ocupar este mes de noviembre, Relato de un náufrago, es fruto de su actividad periodística. Nació como un reportaje, publicado en catorce entregas, sobre la experiencia de un marino que en 1955 sobrevivió diez días en alta mar tras zozobrar el barco de la marina colombiana en el que servía. El reportaje fue un éxito total que llevó aparejada, sin embargo, la desgracia del protagonista y del autor. Todo esto nos lo contó García Márquez en «La historia de esta historia» que sirvió de prólogo a la edición en libro de 1970. Desde entonces ha sido reeditado muchísimas veces. Para estupendos periodistas españoles, como Juan José Millás o Juan Cruz, esta obra es el mejor reportaje en castellano de todo el siglo XX.

Para completar la introducción a la obra, vamos a leer dos fragmentos de un discurso que pronunció García Márquez en 1996 sobre el periodismo en general y sobre el reportaje como género fundamental de la prensa.
  • Sobre el periodismo
«El periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente».
  • Sobre el reportaje
«[Es] el género estrella, pero es también el que requiere más tiempo, más investigación, más reflexión, y un dominio certero del arte de escribir. Es en realidad la reconstitución minuciosa y verídica del hecho. Es decir: la noticia completa, tal como sucedió en la realidad, para que el lector la conozca como si hubiera estado en el lugar de los hechos».  

García Márquez definió el periodismo como un género literario y esta estrecha vinculación entre periodismo y literatura se nota en muchas de sus obras. En una entrevista de 1991 lo dejó dicho bien claro:
«Toda la vida he sido un periodista. Mis libros son libros de periodista aunque se vea poco. Pero esos libros tienen una cantidad de investigación y de comprobación de datos y de rigor histórico, de fidelidad a los hechos, que en el fondo son grandes reportajes novelados o fantásticos, pero el método de investigación y de manejo de la información y los hechos es de periodista».

Todo esto lo certificó Pedro Sorela en El otro García Márquez. Los años difíciles, donde estudió con detenimiento la labor periodística de nuestro autor en los años cuarenta, cincuenta y sesenta. En este estudio se destaca cómo esos años de periodismo de García Márquez se caracterizaron por la preocupación por contar bien, por la importancia dada a la estructura y el estilo, por el trabajo riguroso de documentación y por el compromiso ético. Este aprendizaje que hace en el periodismo podremos valorarlo en todas sus obras literarias, además de la que comenzamos a leer ahora,  Relato de un náufrago.

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