lunes, 12 de noviembre de 2012

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ, LA TRAGEDIA DE LA CREACIÓN

Al tratar de Juan Ramón Jiménez, es frecuente hablar de su concepción de la creación poética como parte de un único libro. Se trata de una  obra en marcha, como él la llamó, que le llevó a revisar y corregir sus poemas a lo largo de toda su vida. 
Pero, además, es importante recordar que su  producción poética y prosística fue vastísima. Reproduzco, para testimoniarlo, algunas de las declaraciones que le hizo el poeta, hacia el final de su vida, al crítico Ricardo Gullón para su libro Conversaciones con Juan Ramón (1958):

«He publicado treinta libros, digamos. Pues bien, tengo original inédito para unos ciento cincuenta; muchos de prosa. Tengo montones de original que no puedo ya ni siquiera leer. [...] Tengo una capacidad de creación tan grande y tan sostenida que no me ha dejado tiempo para revisar lo creado. No es que me abstenga de publicar por necesidad de corregir una y otra vez mi obra, como tantas veces se ha dicho, sino que me desborda la produccion de cada día.
Yo pienso en el poema o en el libro mientras lo hago. Después lo mando a la imprenta y cuando vuelve lo deshago materialmente: separo las hojas, para releerlo cuando el tiempo quiera. 
Soy un poetizador y llevo mi poesía conmigo. Y esto sí: quisiera tenerla al día en mi exigencia de cada momento, que es cosa muy distinta a tenerla a la moda. No sé cuantos poemas habré escrito durante toda mi vida: tal vez seis mil, y alrededor de diez mil aforismos. Todos los días alguno, y eso desde mis veinte años.
[...] Tengo cajas enteras de papelitos como estos y ya nunca podré ni siquiera verlos. Es un desastre. Y toda mi vida ha sido igual: he creado más de lo que pude recrear. He sido vencido: creé más de lo que podía recrear de manera consciente. Esa es mi tragedia».

La impresión que Gullón tiene al acabar ese día su entrevista con Juan Ramón y salir de la estancia en la que han conversado, repleta de carpetas, sobres y cajas llenas de publicaciones y textos inéditos, confirma la tragedia de esa desbordante creatividad del poeta: «Sí, haría falta toda una vida para descifrar y ordenar este laberinto».
Todavía hoy quedan muchísimos textos inéditos de Juan Ramón, de quien otro gran poeta, Rafael Alberti, dijo que era «el hombre que había elevado a religión la poesía, viviendo exclusivamente por y para ella, alucinándonos con su ejemplo».



Como recuerdo del poeta, este homenaje de www.poetasandaluces.com que se realizó hace cuatro años, en el cincuenta aniversario de su fallecimiento en Puerto Rico: el recitado de uno de sus poemas más conocidos, «El viaje definitivo».

 


EL VIAJE DEFINITIVO
 
...Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes el cielo será azul y plácido;

y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;

y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón de aquel mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará nostáljico.

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol

verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.

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