martes, 13 de diciembre de 2011

EL NATURALISMO: EL ACERCAMIENTO DE LA LITERATURA A LAS CIENCIAS

En el último tercio del siglo XIX se desarrolló, a partir del Realismo, una corriente literaria conocida como Naturalismo, cuyo máximo defensor fue el escritor francés Émile Zola. Para el Naturalismo la literatura debe analizar científicamente el comportamiento humano siguiendo los principios de la observación y de la experimentación. Para ello parten de la idea de que el hombre no es libre, de que está condicionado por su herencia genética y por el ambiente social en el que vive.  
Se caracteriza este movimiento por mostrar en sus obras ambientes miserables y sórdidos y personajes marginales, embrutecidos o tarados ya que son los más adecuados para defender sus tesis. Al igual que el científico, el narrador naturalista es impersonal y objetivo. En las técnicas narrativas se extremaron los rasgos del Realismo: descripciones minuciosas, reproducción fiel de la lengua oral,… 
En España esta corriente suscitó una gran polémica: fue una "cuestión palpitante", en palabras de Emilia Pardo Bazán, que generó un debate que trascendió lo estético y alcanzó una dimensión política en el enfrentamiento entre conservadores y progresistas. Algunos escritores ensayaron estas técnicas naturalistas, aunque sin seguir todos los preceptos ideológicos de Zola: Benito Pérez Galdós en La desheredada, Leopoldo Alas "Clarín" en La Regenta o Emilia Pardo Bazán en Los pazos de Ulloa.